𝟮𝟯 ──── what the hell?

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❍     ݁ chapter twenty three   ☆    ۪    𓈀

AL DÍA SIGUIENTE, Nancy se levantó de la cama de Abigail, agradecida de que su amiga la hubiera invitado a quedarse tras lo sucedido

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AL DÍA SIGUIENTE, Nancy se levantó de la cama de Abigail, agradecida de que su amiga la hubiera invitado a quedarse tras lo sucedido.

La puerta se abrió suavemente, y Abigail entró con una taza en las manos.

—¿Te encuentras bien? —preguntó con una mirada preocupada mientras se acercaba a ella.

Nancy suspiró y trató de esbozar una sonrisa, aunque lo que salió fue más una mueca forzada.

—Más o menos —respondió, mirando la taza en las manos de su amiga—. ¿Qué es eso?

—Te traje un té para que te sientas mejor —contestó Abigail, dejando la taza en la mesita de noche junto a la cama—. Madre me enseñó cómo hacerlo, es calmante.

—Gracias, Abbi —susurró, tomando la taza entre sus manos.

—No hay de qué. Sabes que siempre puedes contar conmigo —respondió Abigail con una sonrisa amable, sentándose al borde de la cama.

Nancy asintió, dándose cuenta de lo afortunada que era al tener una amiga como Abigail, aunque no podía evitar que su mente volviera a Lizzie y todo lo que habían enfrentado ayer.

[ • • • ]

Después, Nancy entró silenciosamente a su cabaña. Se fijó que no había nadie, sus padres no estaban, como siempre.

Suspiró y se acercó a la mesa, pero algo llamó su atención. Habían unas moscas en la comida. Hongos en el pan. Y todas las manzanas estaban malas.

Vació un costal de harina en la mesa, y aguantó las ganas de vomitar al ver que este estaba lleno de gusanos.

—¡Nancy! —Sarah irrumpió en la cabaña de su amiga, con el rostro pálido.

—¿Qué sucede? —preguntó Nancy, acercándose con preocupación.

Sarah se detuvo al ver que la comida de su amiga también estaba en mal estado.

—Mierda. ¿Tú también? —murmuró, frunciendo el ceño.

—¿Yo qué...?

Sin previo aviso, Sarah la tomó de la mano y la condujo rápidamente hasta su casa. Se dirigieron al granero, donde Henry estaba presente, con una expresión de inquietud.

—Okay, díganme ¿qué demonios está pasando? —preguntó Nancy, alarmada.

—Faltan las crías —respondió Henry, señalando la cerda que se alimentaba en un rincón, rodeada de un charco de sangre—. Se las comió. A todas.

𝙎𝙏𝙄𝙇𝙇 𝘼𝙇𝙄𝙑𝙀  ;  kate schmidt ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora