Oᴄʜᴏ

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Abrí mis ojos al notar la claridad que comenzaba a inundar el cuarto y restregué mis nudillos contra los mismos para eliminar todo rastro de lagañas.

Revoloteando mis orbes de aquí para allá, me encontré con su masculina figura. Estaba apoyado de costado en el barandal del balcón, con aquella bata cubriéndolo hasta las rodillas.

Los rayos del amanecer se reflejaban en su piel y cabello tan hermosamente, que no dudé en colocarme yo también una bata e ir con él.

-¡Oh! Ya veo por qué estás tan ensimismado.

Sentí su pecho vibrar por la risa bajo mi cabeza cuando me abracé a su cintura.

Resulta ser que su mirada estaba perdida viendo los últimos rayos anaranjados del alba desaparecer ante la llegada de aquel azul brillante y esas suaves nubes que se esparcían por todos lados mientras el Sol comenzaba a alzarse.

El espectáculo acabó y sentí sus labios en mi frente y mejilla, cosa que me sacó una sonrisa y alcé mi cabeza para verlo con el mismo gesto dibujado en sus labios.

-Si fueron buenas noches, creo que buenos días también son-asentí ante su comentario, recibiendo el corto beso que dio a mis labios-. Ah...y, no es por espantarte o algo, pero tu madre lleva espiándome desde que me puse aquí y por el rabillo del ojo la sigo viendo.

Solté una risita y negué divertida con la cabeza.

Mi madre tenía una habitación a cuatro de distancia de la nuestra, y aún si había una gran lejanía entre cada cual, ella estaba muy campante, viéndonos sin tomarse el atrevimiento de ser discreta.

-Déjala ser. Te había advertido que es un caso perdido.

-Cierto-asintió, y sus manos serpentearon hasta mis muslos, alzándome hasta colgarme de él como la noche anterior.

El rostro atónito de mi madre fue tan épico, que entramos carcajeándonos al cuarto.

Me dejó sobre la cama y nos quedamos mirándonos.

-Menos mal que tu maquillaje no se corrió casi.

Lo siento, pero ya estaba carcajeándome como loca.

-Es maquillaje a prueba de agua, Koo.

-Ajá. Pero no a prueba de sexo.

-Lo que no es a prueba de sexo es mi cabello, que debe estar hecho un nido de pájaros.

Con cuidado, pasó su mano sobre el mismo y, aunque se topó con uno que otro nudo en el camino, no le fue tan difícil.

-Está bien tu cabello. Sigue tan suave como desde el principio.

Sus caricias se extendieron a mi hombro, corriendo la tela de la bata cada vez más abajo y suspiré al momento en que su lengua, suavemente, se deslizó por toda aquella zona, estremeciéndome.

Con su otra mano terminó de zafar el nudo y abrió la prenda, dejándome desnuda nuevamente ante sus ojos.

Los besos descendieron hasta llegar al valle entre mis senos, el cual era besado con parsimonia a la par que los susodichos eran amasados en sus manos.

Mordía mi labio inferior y no apartaba los ojos de la jodidamente caliente escena de este chico adorando mi tatuaje y pechos con su boca y manos.

Sus ojos, antes cerrados, coincidieron con los míos y la tensión de mi cuerpo aumentó de tan sólo sentir lo que me quería transmitir con aquella mirada.

Su comisura se alzó hacia un lado y acto seguido su lengua se paseó a los alrededores de mi pezón, torturándome hasta que finalmente lo tomó entre sus dientes y lo jaló un poco mientras su húmedo músculo lo lamía con rapidez una y otra vez.

Estaba jadeando ante tal escena y tal sentir, pero solté un gemido algo agudo cuando el otro pezón fue apretado por sus dedos.

Encorvaba mi espalda cuando su boca abarcó casi por completo mi seno y succionó.

Así siguió, jugando entre mis pechos, volviéndome un mar de gemidos, hasta que, simplemente, decidió parar.

-¡Hey!-puchereé molesta, pero él sólo rió y volvió a endulzarme con sus ricos besos.

-Vamos a bañarnos, anda. Prometo hacerte lo que quieras allí dentro.

¿Cómo negarse a eso?

»»»

De vuelta a mi casa, estábamos terminando de acomodarnos. Él organizaba su bolso y yo colocaba en bolsas todo lo que había comprado para su familia.

Me senté en el sofá de la sala cuando terminé y eché mi cabeza hacia atrás en el espaldar.

Sólo faltaba esperar a que llegara su taxi.

Cuando él hizo acto de presencia, su cuerpo cayó a un lado del mío y su dedo paseándose por mi cuello me sacó de mi pequeño trance para voltear a verlo.

Su expresión delataba exactamente lo mismo que la mía.

-Tengo miedo, Lu...miedo a que, por ser todo tan rápido, se convierta en algo pasajero y poco duradero. No quiero que tú sufras, ni quiero sufrir yo tampoco.

Suspiré y doblé mi espalda hasta esconder mi rostro en su cuello.

-Yo también tengo miedo...

-Hagamos algo-sin intenciones de moverme de donde estaba, asentí-, si algún día logramos reencontrarnos, y los sentimientos y deseo perduran...entonces el destino está de nuestro lado.

-Está bien-sonreí, aunque él no pudiera verme-. La próxima vez que nos veamos, me harás todos esos tatuajes que tienes en mente para mí.

Su suave risilla llegó a mis oídos como una meliflua melodía.

-Iré trabajando en los diseños desde ya...con una condición.

-¿Hum?

-Ni se te ocurra pagarme ni un sólo centavo.

Sabiendo a lo que se refería, me separé de inmediato y lo miré con impresión.

-¿Estás loco?-chillé por lo bajo-. Te pueden hasta botar de la empresa y además necesitas ese dinero.

-Lucy-sus manos acunaron mis mejillas-, me has dado mucho de lo que necesito. Has escuchado mis pláticas sobre superhéroes, has soportado mis locos comentarios, me correpondiste los deseos y te entregaste en cuerpo y alma a mí por una noche y una mañana. Me obligaste a aceptar regalos para mi familia porque sabes de la situación y para rematar, me das la esperanza de encontrar en tí a una compañera de vida. Me has dado tanto en tres días, que hasta parecemos Romeo y Julieta. Con eso lo que menos necesito es dinero.

Otra vez me pegué a él como gato en busca de mimos y sus labios se pegaron por segundos en mi mejilla, dejando un sonoro beso.

-Tranquila, Lu. Prometo siempre estar rentado para tí.

Me fue imposible no reír ante aquello.

-Entonces yo siempre estaré en probelmas por tí.

-¿Promesa?

-Promesa.

༺Rᴇɴᴛᴇᴅ Bᴏʏғʀɪᴇɴᴅ ༻ °Jᴇᴏɴ Jᴜɴɢ Kᴏᴏᴋ °✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora