CAP 1

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HOLA EVANS.

-No puedo creer en serio que olvidaras llamarme, llevo horas preocupada por ti. - Dejo mi cabeza caer hacia atrás, quedando sobre uno de los laterales de la cama, mientras escucho atenta los regaños a través del celular en mi oído y hago muecas de dolor mientras trato de estirar una pierna sobre el piso que permanecía acalambrada tras el rato que llevaba posicionada de igual manera.

-Lo siento me quedé...- y antes de poder terminar mi frase, ella lo hace por mí.

-¿Dormida?- exclama con tono indignado- ni se te ocurra decir que te quedaste dormida.

Permanezco en silencio mientras me pongo de pie y siento los huesos de mi espalda sonar.

-Erika-la escucho vagamente mientras trato de estabilizarme con el mareo que me recibe.

-Iris- respondo con la voz ronca por las horas de sueño posteriores a la conversación.

-Te odio tanto- me dice de mala gana aún molesta por no haberla llamado, y sonrió vagamente.

-Yo también te quiero- respondo y la escucho resoplar al otro lado de la llamada.

Me dirijo hacia la ventana del cuarto para echar una vista a través de su pulido cristal.

-¿Ya llamaste a tu padre?- pregunta mi mejor amiga del otro lado de la línea mientras observo atenta en la distancia, la calle en la que ahora vivo, los árboles que ahora veré cada día al despertar, el clima soleado que me acompañará en mi nueva vida.

-No, me dijo que estaría reunido todo el día- Digo aún entretenida siguiendo con la mirada a un gato que anda por la calle. -Iris, hablamos luego- me doy vuelta mirando el entorno dentro de la habitación en la que me encontraba. -Tengo mucho que desempacar todavía.
La llamada finaliza cuando ella termina de decirme algo sobre llamarla seguidamente, y suelto mi teléfono sobre la cama para sobarme la sien.

Era ese momento, ese momento que había estado esperando por años y creí que nunca llegaría. Y aunque me encontraba en un cuarto, lleno de cajas y maletas a medio desempacar, sentía el cosquilleo en mi cuerpo, y no hablo solo de los calambres por haberme quedado dormida en el suelo de manera incómoda, hablo de esa grata sensación que sientes cuando finalmente tu meta deja de ser una meta para convertirse en un punto de inicio, y aunque, no fue como lo imaginaba, por todo lo que respecta a vivir en una casa que estaba fuera de mis planes y con personas que no conocía, estaba allí, finalmente estaba allí, lista para lo que llegara, preparada para lo que viniera......o eso solía creer.

La casa de los Evans, era todo un enigma, tanto como lo eran ellos para mí puesto a que aún no los conocía. Tenía un bonito jardín en la entrada, y era grande, muy grande, con bastante dinero invertido en ella, lo cual no me extrañó puesto a que ya estaba enterada de la posición social de la familia, tenía ese aspecto antiguo y de época que parecía contradecir a la sociedad actual, pero no tanto al pueblo en el que se encuentra donde todo parece tener un aspecto viejo y de antaño por la falta de reconstrucción. Mi habitación, era grande, casi del tamaño de la que solía tener en mi casa, y contaba con un baño al que no había entrado aún.

Miré las cajas otra vez pensando en lo agotada que estaba y lo mucho que me faltaba todavía por acomodar, cuando mis pensamientos se vieron interrumpidos en el momento en que a través del gran ventanal escuché el estacionarse de un auto y mi curiosidad siendo siempre una gran representante de mi personalidad me hizo encarar el vidrio q me mostraba mi ahora vecindario desde la segunda planta en la que se encontraba mi madriguera.

Unas botas de cordones, jeans rasgados y una camisa negra captaron mi atención bajando del taxi recién llegado, un cabello oscuro como la noche que llegaba hasta la mandíbula y unos ojos finos y perfectamente maquillados fue lo que contemplé como "perfección" en aquel delicado cuerpo que acababa de presenciar. Una chica con unas cajas en sus brazos y un teléfono en su oído siendo sostenido con su hombro y oreja se dirigía a la puerta de mi ahora casa tras agradecer y pagar a quien quiera que fuera el que conducía el taxi. La vi sacar unas llaves de su bolsillo trasero y abrir la casa como si de su hogar se tratase para introducirse en ella.

CLASSIC ×(Donde la oscuridad no conoce límites)×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora