(Y chic@s aquí tenemos a la tía Emma... Cumple con todos los rasgos.)
Sin más, los dejo leer.
Bien... Esto comenzaba a ponerse bueno. Sentía todas las miradas de los habitantes de la casa encima de nosotras.
- ¿Tienes problemas auditivos? - le dije en tono sarcástico.
Sentía precisamente la mirada de Asher y Jackson en mi.
- No, para nada. Simplemente te estoy dando la oportunidad de retirar lo que dijiste. - dijo ella acercándose a mi.
Me reí... Me reí porque esta chica daba gracia y lástima.
Me reí porque sobre todo, esta chica, no sabía con quién se estaba metiendo.
Todos menos Asher que tenía una sonrisita, me miraban confundidos y asombrados por mi risa repentina.
- Pues hoy no estas de suerte, Jessica. Siempre digo lo que pienso. Así que confórmate.
- No sabes con quien te estas metiendo... - ella estaba roja de la rabia, sonreí internamente porque estaba logrando mi objetivo. Hacerla perder los estribos. - la verdad es que no sabía por que me caía tan mal. Así de gratis.
- No, querida. - Me acerco un poco más - la que no sabe con quien se mete eres tu. Yo jamás subestimaría a mi enemigo.
- ¿Quién te crees que eres? - aprieta los puños a sus costados.
- Soy Aria Maddinson. - le tiendo la mano y le guiño un ojo - mucho gusto.
Ella mira mi mano y no la toma así que ensancho mi sonrisa y la retiro.
- ¿Donde están tus modales, Jessica? - añado con ironía.
- En lo más hondo cuando se trata de ti.
Me reí. Diablos. Esto sí que era gracioso.
- Es patético. Te crees princesa y no sabes ni en que cama dejas la corona. - dije para mirarla de la misma manera.
Te pasa por... Ya sabes por... ¿Y yo que se? Te pasa por estúpida y listo.
Sentí un "Uh" por parte de Asher y mantuve mi expresión.
Me retiré y me despedí con un asentimiento de mis invitados a lo que ellos correspondieron.
- ¡Esto no se queda así, Maddinson! - gritó a los cuatro vientos Jessica.
- Cuando quieras Jessica. - respondí con tranquilidad.
- ¡Para ti es Cooper! - siguió gritando.
- Pues hasta la próxima... Cooper.
Y esas fueron mis últimas palabras antes de subir a mi habitación.
Me doy una ducha. Las gotas frías que caen de la regadera relajan mi tenso cuerpo.
Me cambié de ropa y me puse algo mas cómodo. Cogí una de las muchas pijamas que me compró mi tía, entre ellos, uno negro que cae a mitad de mis muslos y tiene unas finas tiras que rodean mis hombros.
Uf, y vuelvo a ser yo. Aria Maddinson.
Me dejó caer de espaldas en mi cama. Suspiro pesadamente.
No extraño al gilipollas de mi padre. Pero si extraño a mi madre. Que si, que era una maldita alcohólica. Pero, joder, era mi madre.
Extraño las noches en las que me acostaba a su lado y comenzaba a abrazarla. Porque se sentía sola, al igual que yo. Nos sentíamos solas.
Y ahora, siento un gran vacío en mi pecho. Un sentimiento de culpa por haberla dejado se expande en mi interior.
ESTÁS LEYENDO
Una lluvia incontrolable.
Teen FictionBajo una Luna testigo de todas nuestras acciones, de todos nuestros pecados, Aria Maddinson escapa de su casa con su pequeña hermanita Camillie, para jamás volver. Para ella, el pequeño pueblo en el que se encontraba su tía era su salvación. Lo que...