El Chico De Al Lado [Vinnie Hacker]

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[Reidar Hacker en multimedia]

"Capitulo 12: El campamento"
Parte 3

Y aquí me encontraba nuevamente, pérdida en mis pensamientos con mi cabeza apoyada en el regazo de Vinnie mientras él acariciaba mi cabello. Seguíamos solos, sin nadie más, la noche y nuestras estables respiraciones eran la única compañía que teníamos. Miré hacía arriba donde se encontraba el rostro de aquel chico, él seguía mirando hacía adelante mientras el viento desordenaba un poco su cabello, pude notar que había sentido mi mirada ya que bajo su cara hacía mi y me dedicó una pequeña sonrisa de boca cerrada. Aquella que hacía que mis cinco sentidos enloquecieran, no se qué hacíamos o qué éramos, pero si sabía que cuándo estaba con él me sentía completamente segura y completa.

—¿Qué?

Pregunté cuando noté que no dejaba de sonreírme.

—¿Por qué siempre terminamos así?

Ni siquiera tuve tiempo de fingir que no me provocaba nada, ya que el simple hecho de escuchar aquello hizo que me quedara pensando por algunos segundos.

—El destino, quizás.

—Tal vez.

Cerré los ojos mientras el aire fresco llegaba a mis fosas nasales. Escuché como el chico soltaba un pequeño suspiro.

—¿Estás cansado?—pregunté con curiosidad mientras volvía a abrir mis ojos.

Hizo un pequeño gesto negando con su cabeza y luego habló con serenidad.

—No, o eso creo. Trato de no estarlo.—sonaba muy poco convencido de las palabras que su boca soltaba.

—Fue una semana rara.—mencioné.

—Lo fue—afirmó.—, pero tal vez mejore de a poco.

Un raro cosquilleo invadió mi cuerpo al escuchar aquellas palabras. Nunca en mi vida hubiera imaginado que alguien podía provocar ese efecto en mi con tan solo decir aquella pequeña frasecilla. Miré mis manos mientras me ponía a jugar nerviosamente con ellas.

—Deberíamos volver.—propuse mientras me ponía de pie.

—Deberíamos.

Soltó mientras repetía la acción y ambos comenzábamos a caminar hacia el interior del bosque, las pisadas resonaban contra el suelo mientras que Vinnie tomaba la delantera para indicar el camino.

—¿Cómo han ido tus entrenamientos?—preguntó con curiosidad.

Al instante recordé que el abuelo me había dado otro descanso y hace semanas que no entrenábamos, él estaba muy metido en su trabajo y encargándose de algunas cosas con mis padres. Quienes desde la última vez, solo se habían comunicado con mis abuelos olvidando mpor completo de mi existencia.

—Uhm, bastante bien, pero he estado de descanso los últimos días.

—Parecías ir muy bien en ellos.

Cómo lo sabía, ni siquiera lo había visto los últimos días. Decidí ignorar la pequeña vocecita que me daba advertencia y me enfoqué en el chico que iba delante de mi.

—Si, últimamente me ha costado menos. Creo que mi cuerpo se está adaptando a todo, aunque mi abuelo está esperando a que se cumpla el sexto mes para darme las peores actividades.