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Capitulo 5: "Cambios Repentinos y Cuadros Mágicos"






 
 
 
 
La noche iba a ser jodidamente larga, y aquí estábamos, llegando hacia Jordán quien se encontraba perfecto y besándose con su novia. Ambos miramos hacia donde estaba el supuesto accidentado y su pareja, Vinnie soltó mi mano mientras una pisca de confusión aparecía en su rostro, y claramente en el mío también.
Jordán dejó de besuquear a su novia porque notó nuestra mirada y luego nos observó para luego sonreír. Maddie hizo lo mismo mientras abrazaba a Jordán y le dejaba un tierno beso en su mejilla. Todavía seguía confundida, Amber llegaba de la nada y decían que habían chocado a Jordán para que ahora el mismísimo Jordán se encuentre súper bien.
 
—¡Hermano, Meg!—exclamó Jordán.
 
—¿Cómo estás?—habló Vinnie.
 
—Muy bien, la estoy pasando genial.
 
—¿Has pasado toda la noche aquí?
 
—Claro, estuve con Madd aquí, no nos hemos movido.
 
—Pues Amber dijo que habías tenido un accidente.—Hablé por primera vez.
 
—¿Accidente? Ni siquiera hemos ido a la pista.
 
—Joder con Amber, ¡Joder!—masculló Vinnie con cierto enojo en su voz.
 
—Otra vez Vinnie, Amber me tiene cansado, Maddie te he dicho que no debías traerla. Ya hasta se ha tomado el tupé de matarme.
 
—Es mi amiga Jordán, si solo invitaba a Josephine, ambas se enojarían conmigo.
 
—Qué importa el enojo de esas brujas, podrías hacerte amiga de Megan.
 
—¡Jordán! Megan es mi amiga, pero Amber y Josephine también lo son, no puedo dejar de hablarles de la nada.
 
—Esa loca trae una obsesión con Vinnie, invitarla es como traer una fan de mi amigo.
 
Troy aparece cuando Jordán termina la oración y comenta.
 
—Es verdad, ha mirado a Vinnie toda la noche. De hecho ¿qué hacían ustedes dos muy juntitos?—levantó sus cejas y una sonrisa picara apareció en su rostro.
 
Sentí como mis mejillas volvían posiblemente a tornarse de rosa pero nadie lograría a verlas por las luces titilantes del lugar, mientras que Vinnie luego se encargaba de hablar. No me imaginaba que Amber podría tener una obsesión con Vinnie, era raro que una persona este obsesionada con otra, okey, cuando se trata de alguien cercano es raro, cuando lo es con un famoso no tanto.
 
—Seguramente ha visto eso.—soltó Maddie.
 
—Si claro, pero no le daba el derecho de ir a mentir sobre un imaginario accidente. Además solo estábamos hablando con Megan.
 
—¡Mierda!¿hizo eso?—preguntó Troy, asentí—¡Vaya locaza! Vinnie debes tener cuidado, igual no parecía que solo hablaban con Megan.
 
—Solo hablábamos Troy.—agregué. 
 
—¿Dónde están Amber y Josephine?—preguntó Vinnie quien se encontraba a mi lado.
 
—Se han ido.—Sebastien aparece de la nada.
 
—La han hecho bien, se han clavado tremenda historia de fantasía, hasta con accidente y todo.—soltó Troy.
 
—Amber tiene mucha imaginación y Josephine solo es su víctima.—Gritó Maddie, ya que la música cada vez estaba más fuerte.
 
—¿Les parece irnos a mi casa? Ya me he cansado, quiero acurrucarme en mi sofá y ver alguna serie.—sugirió Sebastien.
 
—Como un viejo Sebastien, solo son las una y media. Si quieres mañana te compramos un bastón.
 
—Si, llorón.—Maddie le pellizco el brazo.
 
—¡Au, au!—sobó el mismo—Te dije que dejaras de hacer eso Maddie.
 
Se había formado una ronda entre todos, mientras hablaban sobre que iban a hacer, Maddie quería quedarse, mientras que a los demás le daba igual que hacer.
 
—¿Y tú?¿Quieres irte?—dijo Vinnie mientras se inclinaba hacía mi oído para susurrar aquello.
 
—Si, estoy cansada.
 
—Te llevaré a tu casa.
 
—No es necesario Vin.
 
—Claro que lo es, no te irás sola a estas horas de la noche.
 
—¿Si mejor nos vamos con Sebastien?. Todavía es temprano, estoy un poco cansada pero no quiero regresar a casa todavía.
 
—Nosotros iremos contigo Sebastien.—gritó el chico a mi lado.
 
—Ve,  Vinnie y Megan se irán y los demás también, solo te quedarás con Jordán.
 
—Ni cuenten conmigo compas, también me iré, Maddie volveremos mañana.—habló Jordán.
 
—¡Pero mañana es lunes!
 
—¿Qué tiene?
 
—No abre los lunes Jordán.
 
—Vendremos el martes entonces. —se acercó para darle un beso en la mejilla de su novia.
 
—Bien, pero me debes un favor.
 
—Dejen sus estúpidas peleas y vámonos de una vez por todas.—exclamó Vinnie impaciente a mi lado.
 
Todos nos dirigimos hacia la puerta de salida del lugar, Vinnie se fue al carro de Troy, donde iban Jordán y Sebastien, por mi parte me fui con Maddie, solo nosotras ya que Josephine y Amber habían desaparecido después de su mentira. Luego de diez minutos nos encontrábamos en frente del edificio donde vivía Sebastien, todos subimos con él para luego llegar a su apartamento que era distinguido por un número 18.
 
El apartamento por dentro era chiquito pero muy acogedor, tenía un gran sofá en la sala que encontrabas al abrir la puerta y detrás se encontraba la cocina. Luego a su derecha había un pasillo que supuse que estaría la habitación del chico, de la cuál regreso después de desaparecer por segundos, todos nos encontrábamos sentados en el sofá, Vinnie a mi lado mientras que Jordán tenía en su regazo a Maddie, y Troy, se sentaba a mi lado.
 
—Bien, hagan lo que quieran, menos toquetearse bajo las sabanas.
Tiró las grandes frazadas hacia nosotros y Vinnie no dudo en cubrirnos a nosotros mientras dejaba a Troy sin nada.
 
—¡Oye! También tengo frío.—protestó.
 
—Consíguete la tuya, hermano.—exclamó el rubio.
 
—Maddie y Jordán se tocarán debajo de las sabanas papá.—Troy exclamó.
 
Sebastien resopló mientras arrugaba sus cejas para luego mirar a Maddie  y su novio.
 
—No empiecen alzados, parecen conejos, todo el día queriendo aparearse.
 
—¿Y a ti quién te ha dicho que no somos conejos? Yo antes era uno.—bromeó Jordan, pude ver como Sebastien ponía los ojos en blanco.
 
—Dios, maldita sea Jordán.
 
—Venga Seb, no te enojes, solo vamos a mirar la película, estamos cansados, ha sido una noche larga.—Maddie interrumpió.
 
Todos dejaron de hablar, el lugar se volvió silencio,  mordí mi labio inferior mientras apoyaba mi espalda en aquel gran sofá color rojo. Sebastien apagó la luz de la sala y se dispuso también a sentarse en aquel gran sofá, minutos después puso una película en la televisión. En algún momento de la noche Troy había desaparecido de mi lado para ir a la habitación de Sebastien y dormir, por otro lado Maddie y Jordán estaban durmiendo profundamente, hasta podía escuchar los ronquidos extraños del chico. El sueño comenzaba a adueñarse de mi, pero la segunda película todavía no terminaba y estaba demasiado enganchada, quería ver como terminaba, apoyé mi cabeza en el hombro del chico que se encontraba en mi lado.
 
—Ahora soy tu almohada.—susurró, su voz estaba ronca y un gran suspiro salió de él.
 
—Para algo tienes que servir.—bromeé mientras me levantaba de su hombro para mirarlo.
 
—Sirvo para muchas cosas.
 
—Eso sonó raro, como con otros fines.
 
—Tal vez lo dije con otros fines. —Buscó mi mano que se encontraba apoyada en mi regazo, para poder acariciarla con las yemas de sus dedos, okey, creo que tenía una leve obsesión con acariciar mi mano, pero a mi no me molestaba en lo absoluto.
 
No sabía que responder a aquello, ¿qué se supone que haces cuando un chico guapo te dice algo asi? Si alguien tiene la respuesta que me lo diga por favor.
 
El dejó de acariciar mi mano, para ahora centrarse en mirar la película, ese era mi trabajo hasta que me distrajo acariciando mi mano, y además de que mis mejillas seguramente estaban más que rojizas ya que sentía lo caliente que se encontraban. Repentinamente y sin esperarlo, Vinnie levantó su mano para alcanzar mi mejilla derecha y dejar posada la misma ahí.
 
—Me causa ternura que te sonrojes por todo.—Susurro mientras pude notar que le daba una mirada fugaz a mis labios para luego volver a mirar mis ojos.
 
—Am, si.., umh…, ah que bueno.—tartamudeé.
 
—¿Te puedo pedir algo?
 
—Depende que sea lo que pedirás, eres raro, tal vez ahora mismo me pidas alguna rata o un…—no me dejó terminar.
 
—Quiero, solo, ¿Podrías abrazarme?—Preguntó.—¿Puedes hacerlo?—su voz era un susurro casi inaudible.
 
—Claro que puedo Vinnie.—Dije para luego enredar mis brazos en sus hombros y abrazarlo. Sentí como al instante me envolvía con sus grandes brazos y soltaba un gran suspiro. Se quedó allí por varios minutos, y solo me quedé ahí, abrazándolo, lo que más me gustaba era ayudar a las personas y él parecía necesitar ese abrazo.
 
Levante mi cabeza para mirarlo y de paso echarle un ojo a aquel moretón. Levanté mi mano y lo toqué con delicadeza.
 
—¿Duele?
 
—Ya no tanto.
 
—¿Cómo te has hecho esto?—pregunté con un poco de preocupación.
 
—Megan, prefiero no hablar de aquello.
 
Ambos quedamos en silencio, hasta que él volvió a hacerlo.
 
—Gracias—expreso—, por el abrazo.
 
—Que gracias ni nada idiota, un abrazo no se le niega a nadie, menos a las personas que te importan.  
 
—Uhm, ¿quieres hacer algo mejor que mirar esta película?—Preguntó mientras se separaba de mi para volver a tomar su lugar y yo el mío.
 
—Depende.
 
—¿De qué?
 
—De lo que sea que vamos a hacer que es mejor que ver una película a las 3 de la madrugada.
 
—Mirar una película de Disney en la habitación de invitados de Sebastien.
 
—¿Película de Disney?
 
—Hace dos semanas que muero por volver a mirar High School Music.
 
—Dios mio, no puede ser, yo también muero por hacerlo.
 
—Eso sonó raro.—Habló.
 
—¡Hacker!—le di una palmada en su hombro.
 
—Bien bien, ¿qué dices?
 
—Esta bien, veámosla.
 
Me levanté de mi lugar para comenzar a seguir al chico de cabello desordenado hacia el pasillo y entrar a una habitación de la derecha, en el departamento había dos habitaciones y un baño compartido. Cerré la puerta cuando entré al mismo mientras me giraba para observar la pequeña habitación. Una cama de 1 plaza se encontraba en la esquina del lugar mientras que una mesita de luz estaba a su lado, y una gran ventana con vista a la ciudad se encontraba del otro lado. La luz estaba apagada pero lo que llegaba a ver era gracias a la  luz de la luna que entraba por la ventana.
 
—¿Te incomoda si me saco la camisa? Es que no suelo dormir con ropa.
 
—¿Duermes desnudo?—Bromeé.—Y, no, no me incomoda.
 
Me pone nerviosa.
 
—Si me lo piden, si.
 
 
Mientras se encontraba de espaldas a mi comenzó a sacarse la camisa. Pude notar como los músculos de su espalda se contraían cuando se sacó la misma, dejando al descubierto otro tatuaje en esa parte de su cuerpo. ¿Acaso este hombre tenía algún otro tatuaje y no me he dado cuenta?. Apenas podía verlo, pero unas alas parecían la que adornaban aquella espalda.
 
Se tiró a la cama mientras palmeaba su lado.
 
Ayuda.
 
Me acerqué mientras me sacaba mis zapatillas, y él ponía la película en su teléfono, me recosté a su lado mientras apoyaba mi cabeza en la gran almohada.
 
—Esta película me hace acordar aquellos tiempos en los que tenía diez y mi madre me gritaba para que entre a casa para mirarla juntas.
 
—Yo nunca la había mirado, el año pasado Jordán y Maddie me hablaron de ella.—confesó.
 
—¿Cómo que no la habías visto?
 
—En mi niñez mi padre no me dejaba mirar televisión, ni nada por el estilo.
 
—¿Por qué?
 
Podía oír el cansancio en su voz y luego tensarse un poco cuándo le pregunté aquello. Me removí en mi lugar para poder mirarlo desde la poca luz que emanaba su celular.
 
—Solo no me dejaba, aunque mi madre a veces me dejaba escabullirme a la casa de los vecinos para mirar allí.— sonrió.
 
—Que linda tu madre.
 
—Si, e…—hizo una pausa—es la mejor. Mierda, amo esa canción.
 
Procedió a cambiar de tema y cantar juntos con los protagonistas de la película.
 
—Si que tienes una linda voz, Maddie no mentía.
 
—Maddie nunca miente—sonrió.—, ahora puedo enviarte audios cantando cuando quieras.
 
—Estaré encantada de escucharlos.—admití.
 
—¿Alguna banda favorita? porque si no me se tus canciones favoritas no tiene sentido cantarte algo que no te guste.
 
Fue inevitable no sonreir, por lo que una gran sonrisa se poso en mis labios, nunca nadie me había preguntado por mis cosas favoritas. Ni siquiera mis amigos, tampoco aquel chico que quería ser mi novio en la primaria cuando tenía seis, bueno, ya me fui a otro extremo.
 
—Chase Atlantic, es mi banda favorita.
 
—Oh, la conozco, escuché algunos de sus temas, son buenísimos pero no me se ninguna canción de ellos.
 
—Siento que estoy drogada cuando los escucho —confesé.—. Sus melodías y letras me hacen viajar a otra dimensión.
 
—Eso fue muy profundo.
 
—Ya son las cuatro y me pongo poeta y sentimiental a esa hora, deberás aguantarme.
 
—Me gusta la Megan poeta.
 
—A mi no, a veces estas horas me hacen hacer cosas que no quiero.
 
—¿Cómo qué?
 
—Enviar mensajes al chico que me gustaba, o escribir todo lo que siento y confesarselo a cualquier persona que me preste un poquito de su atención.
 
—No debes mendigar atención Meg, yo estoy para tí ahora.
 
—Eres muy lindo, pero no es lo mismo cuando no le puedes decir nada a nadie que conoces por miedo a que ella huya de ti.
 
—Nunca podría huir de ti, eres genial.
 
Apagó la pelicula y se puso de costado mientras que yo hacía lo mismo y ambos quedamos mirándonos. Él levantó su mano y se dispuso a correr un mechon de cabello.
 
—Lo dices porque eres mi amigo, tú eres genial, Maddie es genial, Jordán es genial, Kio es genial, Sebastien es genial, Troy es gen..
 
—Mierda, cállate, eres más genial que todos nosotros juntos, y ahora mismo tengo muchas ganas de besarte por lo genial que eres.—suspiró.
 
Yo también.
 
—Mejor nos dormimos.—hablé.
 
—Esta bien.— pude ver la pizca de decepción en su rostro, pero unos segundos después cerró sus ojos y se dispuso a dormir, hice lo mismo un minuto después.
 
 
 
 
                            ****
 
 
 
Abrí los ojos con pesadez y toqué a mi lado para ver si Vinnie aún se encontraba a mi lado. Pero él ya no estaba ahí, me levanté de la cama, tomé mis zapatillas y me las puse. Me encaminé hacia la puerta del cuarto y pude oír las risas y charlas de todos. Cuándo llegué todos se me quedaron mirando, Vinnie no estaba con ellos.
 
—Oh, buenos días Meg.—habló Sebastien.
 
—Buenos días para todos.—contesté mientras ebozaba una sonrisa.
 
—Ya llegó el idiota. —exclamó Troy.
 
Vinnie entraba por la puerta con dos grandes bolsas blancas. Unos shorts de color celeste, que se ajustaban a sus piernas atleticas y una camiseta de color negra, mientras que una gorra adornaba su cabeza.
 
—Es muy temprano para andar peleando hijo de puta.—contestó el rubio.
 
—Dame eso, ya me estaba muriendo de hambre, tenías que ser flash, estúpido, si hubiéramos querido el desayudo para después de dos horas lo mandábamos a Sebastien.
 
—¡Hey!—exclamó Sebastien.
 
—Hubieras ido tú entonces.—Contestó Vinnie.
 
—Ya cállense idiotas. —habló Maddie.
 
Yo solo miraba con diversión la pelea que estaban teniendo mientras me dirigía hacia la mesa donde estaban todos y tomaba asiento en la punta.
 
—¡Jordán solo te deja manejar a ti su chatarra!
 
—¡Hey! No le digas chatarra a mi bebé.
 
—Esta podrida, en dos viajes más se desarma. —gritó Troy.
 
—Cómprame una nueva entonces.
 
—Amanecimos bravos Troy.—agregó Sebastien, pero Troy hizo oído sordo y le contestó a Jordán.
 
—Claro, Vinnie venderá su cuerpo y ahí te compraré una nueva.— expuso con sarcasmo.
 
—Oye, ¿ustedes dos durmieron juntos?—Preguntó de la nada Sebastien.
 
—¿Quiénes?—intervino Maddie.
 
—Vinnie y Megan, anoche cuando me dormí estaban mirando la película, luego me levanté a las cinco y ellos ya no estaban aquí.
 
—No dormimos juntos, Megan durmió en la habitación de invitados porque me dijo que tenía sueño pero no podía dormir en el sofá, así que la llevé allí y yo me fui a dormir con Troy.
 
¿qué?
 
La expresión en mi rostro cambió por completo, ¿por qué mentiría? Solo habíamos mirado una película, y él había confesado que quería besarme.
 
Y te negaste.
 
 
—¡Megan!
 
—Oh, que paso, si si.
 
—Hace cinco minutos que estoy hablándote pero parecías muy concentrada pensando.
 
—Si, es que recordé que ya debería irme, mi abuelo me regañará si no llego.
 
—Puedo llevarte, también tengo que irme.—habló Vinnie con tranquilidad.
 
—No Vinnie, debes buscar a Joshepine y Amber.—agregó Maddie.
 
—¿Qué?¿Por qué buscaría a esas mentirosas?
 
—Para saber porqué lo hicieron.
 
—No gracias, no es molestia, caminaré.—me levanté de mi lugar para acercarme hacia la salida—Adiós chicos.
 
—¡Adiós! —respondieron al unísono.
 
—Te llamaré luego Meg.—gritó Maddie.
 
—Esta biennnn.
 
Cerré la puerta de aquel lugar y procedí a irme. Me había molestado la actitud de Vinnie, no era necesario mentir sobre aquello no habíamos realizado nada malo. Y cuando pensé que Vinnie saldría por la puerta para explicarme porque había mentido allí adentro y aquello no paso, una chispa de tristeza me inundó. Éramos amigos, o eso creía, pero sus acciones me hacían cambiar de opinión a cada rato.
 
 
Llegué a casa de mis abuelos y después de unos grandes regaños se dispuso a entrenarme. Porque si, hoy empezaba con esto, pero estaba tan cansada que no podía realizar la actividad que me estaba pidiendo.
 
—¡Solo debes mantenerte colgada en la barra, Megan!—Gritó mientras agarraba su cabello entre sus manos.
 
Resoplé mientras las gotas de sudor caían por los costados de mi rostro, ya estaba cansada, y solo había intentado hacer esa actividad en toda la tarde. Él había dicho que hoy empezaríamos con algo no tan pesado. Okey pero si esto no es lo pesado y ya estoy que me muero, no quiero esperar a cuando tenga las actividades más pesadas.
 
—¡No puedo, abuelo!
 
Sequé mis manos con la calza que traía puesta para luego mirarlas, ambas estaban rojas y dolían. La barra estaba ubicada en el patio, pero como aquí no nos podía escuchar nadie, el abuelo aprovechaba para gritar, a lo que yo también.
 
—Esta bien, suficiente por hoy, seguiremos mañana, hasta que no consigas estar una hora en la barra no cambiaremos de actividad.
 
—¿QUÉ? ¿Una hora? Estas loco viejo, no puedo estar allí ni un minuto.
 
—Viejos tus calzones niña. Lo lograrás, deja esa negatividad.
 
—Me compre calzones hace poco así que no son viejos. ¿Qué actividad sigue luego que logre esta?
 
—No te la diré, te sorprenderás cuando te la diga.
 
—Que no incluya morirme en el intento.
 
—Exagerada, vete a bañar, y luego espérame en la cocina, debo enseñarte algo.
 
—Estaré allí dentro de cinco minutos.
 
Tomé un poco de agua, para luego dirigirme hacia el interior de la casa e irme hacia mi habitación y tomar la tan esperada ducha. Desde que me había despertado en la casa de Sebastien quería tomar un baño, pero la actitud de Vinnie me había dejado un sabor amargo en la boca. Ha de tener sus razones, pero no le veo el porque mentir, éramos dos simples amigos mirando una película.
 
Solos, Megan, solos.
 
Vinnie hacker me volvería loca si sigue así. Bajé de mi habitación y mi abuelo ya se encontraba en la cocina esperando con ansías a que bajara de mi habitación.
 
 —Niña, por fin terminaste, me dijiste cinco minutos, no media hora.
 
—Es que pasaron cosas, cuando entré a la ducha quise quedarme un rato más. Casi me matas viejo, no te quejes.
 
—Me dirás Señor Mark desde hoy hasta que terminemos el entrenamiento, no puedes decirme viejo.
 
—No te ofendas viejo, no tienes arrugas, estas como nuevo—bromeé.—. Tu piel parece de bebé.
 
—Megan basta, cuándo estemos dentro del entrenamiento no podrás decirme así.
 
—¿Ahora estamos entrenando?
 
—Si, esto forma parte del entrenamiento.
 
—Ok, entonces que querías mostrarme.
 
—Por lo que notaste, en esta casa tenemos muchos cuadros en las paredes...—comenzó.
 
Lo que era verdad, había más de cinco cuadros en cada pared, hasta en las habitaciones, en mi cuarto había por lo menos hasta siete. Y se me hacía raro que estén en todos lados, pero quedaba hermoso.
 
—Si.
 
—Bien, todos tienen un fin, tienen un botón escondido.
 
—¿Qué?¿Para qué?
 
—Todo es por seguridad, y como ya has empezado con tus entrenamientos es mi deber enseñarte todo para que puedas cuidarte.
 
—¿Cuidarme de quién, abuelo? Estoy en el medio de la nada, en un pueblo que no conoce nadie. Ninguna persona podría hacerme daño, nadie sería capaz.
 
—Megan, estas son ordenes de tus padres, quieren que estés segura aquí.
 
—Mis padres exagerando todo como siempre—rodeé mis ojos.—. Ya abuelo, no es necesario, es tu casa me quedaré diez meses más y me iré, el tiempo pasa rápido y no me pasará nada.
 
—En los colores están escondidos los botones. En la cocina son el rojo.
 
Todo tenía sentido, la cocina tenía miles de cosas de rojo, tal vez eso era una indirecta en cada salón.
 
—Si tocas en algunos de los cuadros que se encuentra aquí el color rojo, puede hacer cosas peligrosas, por lo que te los enseñaré de a poco. Esto no le debes decir a nadie Megan, a nadie.
 
—No se lo diré a nadie, abuelo.
 
—Este es el primero. —Señaló al pequeño cuadro que se encontraba cerca de una planta, era un gran garabato pintado de diferentes colores, y el rojo en él se encontraba una sola vez, y era un pequeño punto.
 
—Y... ¿qué hacen?
 
Mark procedió a tocar aquel punto casi invisible y de pronto todas las luces se apagaron.
 
¿QUÉ CARAJOS?
 
—¡Abuelo, cortaste la luz por hacerte el mago!
 
De pronto las luces se pusieron de color rojo, y toda la cocina estaba de ese color.
 
—¿Qué?¿fiestita?
 
—Megan cállate y espera.
 
De pronto las paredes comenzaron a proyectar imágenes de las calles del pueblo. Y a cada persona que pasaba le hacía zoom a su rostro y ponía todos sus datos.
 
—Qué carajos viejito—me miró con enojo—, digo Mark.
 
—Sirve para la gente que es desconocida en este pueblo, por eso siempre está todo seguro aquí, trabajo en la policía y los ayudo de esta manera. Los dos mil habitantes que somos, nos conocemos todos, y como ves la maquina no ha registrado ningún rostro nuevo o raro.
 
—Son unos acosadores. ¿Solo tienen una cámara en esa parte de la calle?
 
—Si, es por donde más gente pasa.
 
—Pero entonces las personas pueden evitarla y pasar por otro lado y no tienen forma de analizarla ni registrarla.
 
—Es casi imposible evitarla, solo un genio podría hacerlo, o alguien que sepa de la cámara. Nadie sabe de esto, solo tu abuela, la policía y yo.
 
—Esto está mal.
 
—Es por el bien de todos Megan.
 
Tocó nuevamente el pequeño botón rojo y todo volvió a como estaba. Era raro tener aquello en esta casa, parecía que acosaban a las personas, este pueblo era raro.
 
—Bien, cada cual con sus cosas.
 
—Estarás en el ejercito, debes aprender que tenemos que proteger a nuestro prójimo de cualquier peligro. Así nosotros protegemos a todos los habitantes, no solo a ti.
 
—Y porqué si tenemos toda esta seguridad mis padres están tan preocupados por mi seguridad.
 
—Megan, yo no se nada el porqué, solo ellos lo saben.
 
—Bien. Mañana empezaré a trabajar.
 
—Debes entrenar.
 
—Son pocas horas y me pagarán bien, abuelo. Déjame hacer eso aunque sea.
 
—Esta bien.
 
Subí a mi habitación y me encerré, mientras me tiraba de espaldas en mi cama. Estaba tan cansada, mi móvil comenzó a sonar a mi lado y lo tomé mientras lo desbloqueaba y un mensaje  aparecía en mi barra de notificaciones. Me dispuse a abrir el mensaje para ver de quién se trataba.
 
El nombre de Vinnie apareció en la pantalla, y resoplé poniéndome un poco nerviosa. Era de noche, habían pasado algunas horas desde la mañana que había sido la última vez que nos habíamos visto. Me sentí tonta al ver como lo había agendado, ¿quién usa tantos emojis hoy en día? Si, yo, los seguía usando, y en exceso.
 
"Vinnie🦋🕷🖤"
 
 
 
"Vinnie
¿Podemos hablar?"
 
 
Leí aquello y mi corazón dió un salto de alegría, verlo me alegraba el día, pero su actitud de hoy a la mañana había quedado grabada en mi mente.
 
 
"Megan
Si, podemos"
 
Al instante leyó el mensaje, para contestar rápidamente.
 
"Vinnie
Te espero afuera de mi casa, iremos al parque de skate, nadie está allí. Es más tranquilo."
 
"Megan
Ok."
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 

 
 
 

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Holis, aquí un nuevo capitulo, espero que lo hayan disfrutado.🖤

Aquí pueden poder si ustedes le hubieran dado un beso a Vinnie en esa situación.

Y aquí, criticar la actitud de Vinnie que ha traumado a la pobre Meg.






Por último hoy es el cumpleaños 19 de my boy, espero que la pase genial, y verlo feliz es mi felicidad. Asi que HBD VINN🖤🦋.

 Asi que HBD VINN🖤🦋

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El Chico De Al Lado                                        [Vinnie Hacker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora