Zoe
—¡Esto es una puta locura!
Asiento asombrada hacia Adriana y nos adentramos al lugar donde es la celebración. Voy tomada del brazo junto con Daniel, mientras Adriana camina a nuestro lado. Estamos en algo así como un museo. Los adornos antiguos de color oro y los techos adornados a mano, más los candelabros con luz tenue hacen ver que todo en esta celebración es de los más importante. Nos adentramos por las puertas de cristal con detalles en flores de metal que nos invitan a pasar a un lobby. Continuamos caminando por el largo pasillo hasta llegar frente unas enormes puertas que se elevan hasta el techo antes de entrar al salón principal.
—¿Listo para esto? —me giro frente a él para arreglarle la corbata que trae con su traje color azul rey.
—Mentiría si te digo que sí pero la ansiedad me está matando —admite sincero y Adriana ríe por lo bajo.
—Lo harás genial, chiquillo. Solo disfrútalo que este momento es tuyo.
Daniel le asiente nervioso y vuelve a tomarnos de los brazos antes de respirar profundamente y finalmente entrar. La música electrónica suave de fondo creo que nos tomó de sorpresa a los tres. Chicos de nuestras edades y tal vez un poco más grande caminan de un lado a otro bailando o yendo a la mesa de bocadillos. Todos llevan trajes y vestidos preciosos, algunos acompañados de maquillajes escandalosos llenos de brillo, otros más naturales pero todo con un fin elegante. Se divisa en la esquina un grupo de hombres y mujeres muy mayores que imagino que sean los encargados de la editorial.
Nos acercamos a una de las mesas que vemos desocupadas para sentarnos y así no mantener a Daniel parado todo el rato. Adriana le da un repaso a todo y dirige su mirada a mí con las cejas alzadas bastante sorprendida y me alzo de hombros.
—Ustedes están muy calladas.
Miro con adoración al chico que tengo a mi lado y me fijo en mi amiga que tiene la misma expresión que yo.
—Pensé que esto sería como en “Los Óscar” —comienza a decir Adriana y ya ando con una sonrisa en mis labios. Esta chica es todo un espectáculo—, todos vestirían elegantes, tomaríamos champán con música clásica de fondo mientras los viejos dicen muchas cosas buenas sobre ti.
Daniel ríe negando al mismo tiempo la cabeza y gira su cabeza hacia ella—. Lamento que te hayas llevado el fiasco del siglo.
—¿Yo? ¡Qué va! Estoy mirando desde aquí a alguien que quiere que le dé, y no consejos. —se levanta con una sonrisa contagiosa y se toquetea su cabello muy rizo y corto antes de salir de la mesa—. Si me disculpan.
Alzo las cejas incrédula y veo como menea sus caderas dentro del vestido rojo de espalda baja que le ha comprado Daniel, hacia uno de los chicos que están en la mesa del ponche. Se ve como le toca un hombro y luego le tiende la mano decidida mientras el chico le sonríe embobado.
—¿Y por qué andas tú tan callada?
Me concentro en Daniel colocando mi mano sobre la de él y apoyando mi cabeza en su hombro.
—Estoy contenta por ti.
—Este es mi sueño. — el tono de su voz hace que sonría y lo abrace fuerte. Tanto que ha hecho, tanto que ha luchado mandando el libro a editoriales y muchas se lo han devuelto.
Llevaba escribiendo ese libro en braille hace mucho. Recuerdo las veces que llegaba a su cuarto y me quedaba embobada en la forma que lograba que cada punto estuviera ahí, y la pasión que le ponía a las palabras que añadía. Trata sobre la historia de un viajero, que busca caminos nuevos para descubrir y aprender, pero un buen día se da cuenta de que ya ha recorrido todo el mundo. Que ya había aprendido todo lo que debía aprender, y que había descubierto hasta lo nunca visto pero sentía que necesitaba más. Así es como conoce a alguien igual a él, y se embarcan en toda una loca aventura que los hará descubrir hasta el último rincón de sus seres. Su historia me hizo pensar que quizás ese viajero era él, pero cuando le pregunté me dijo que no.
“Solo se me ocurrió…”
—No imaginas lo contenta que estoy por ti. —me deposita un beso en la frente y pasa su mano por mi cabello.
—Gracias por estar aquí.
“Black or White” de Michael Jackson se comienza escuchar a todo dar por los parlantes y antes de que me pueda dar cuenta estoy con Adriana en medio de la pequeña pista inventada que han hecho alejando las mesas. Río como loca y dirijo la mirada a Daniel que sonríe hacia acá relajándome un poco. Todos comienzan a dar palmadas a medida que la canción va avanzando y en el momento que esta llega a su clímax todos comenzamos a saltar y gritar como locos. Adriana me guiña un ojo y sé lo que significa, ambas comenzamos sincronizadas a hacer aquel paso de baile que inventamos en una de las fiestas en secundaria. Los demás chicos nos miran divertidos y comienzan a copiarnos haciendo que todos estemos parejos mientras los mayores nos miran divertidos.
Al acabar todos aplaudimos por nuestro esfuerzo y regresamos junto a Daniel entre risas.
—No las vi pero lo más seguro es que eso fue intenso.
Reímos otra vez y vemos como todo se queda en silencio para dar paso a la parte seria de la noche. Un hombre mayor se acerca al micrófono colocado en frente de todos y sonríe antes de empezar a hablar.
—Buenas noches a todos y muchas gracias por venir a esta celebración para los escritores más jóvenes de nuestra editorial. — los aplausos, gritos y chiflidos hacen acto de presencia haciendo que la expresión del anciano se ensanche mucho más. Aplaude igualmente y regresa a acercarse el micrófono—. Este año, debo aclarar, contamos con grandes proyectos. Algunos ya en las estanterías de las librerías o ya en las bibliotecas personales de los lectores a los que le debemos nuestro éxito; otros aún sin imprimir, pero que ya están a punto de realizar esos sueños que tantos nos dejan claros ustedes mismos. Como es el caso de una persona a la que quiero invitar aquí delante, alguien que nos cautivó con sus ideas, con su historia, pero más aún con su forma de ver el mundo. Por favor, os pido a todos un aplauso para: Daniel Martínez.
Mi chico se acomoda su traje y se levanta dándome la mano haciendo que me pare junto a él. Me engancho a su brazo y caminamos recto hasta centrar la vista de todos en nosotros. El hombre nos saluda con una sonrisa y le entrega el micrófono a él.
—Muchas gracias a todas las personas que me dan la oportunidad de estar aquí, sobre todo a este señor que me acogió como uno más sin siquiera saber el porqué de estar ese día en su oficina.—baja su mano hacia la mía y noto lo sudadas que están quizás por los nervios. La agarro con fuerza y siento como su cuerpo se tensa antes de soltar un suspiro y regresar a hablar—. He luchado mucho por sacar este libro en un idioma que para ustedes llega a ser desconocido, pero me he dado cuenta de que niños como yo se merecen una historia que los haga volar y sentirse especiales. Esa es la idea de todo este proyecto y nunca estaré de estar agradecido con las personas que están logrando que mi sueño se haga realidad.
Todos comienzan a aplaudir junto a mí y noto como su sonrisa se ensancha, muestra la palma de la mano haciendo que mágicamente todo vuelva a estar en silencio—. Quiero agradecer, aquí, públicamente a esta chica que ha aceptado venir conmigo hoy. Es, sino la primera, la que más fuerzas me ha dado para entregar este libro a demás personas y que disfruten con él.
Se aleja un poco de mí, no sin antes hacerme dar una vuelta y así mostrar mi vestido negro, y me sonríe como aquellas veces en las que sabía que haría alguna travesura pero que no podía guardárselo para él porque la emoción la exhalaba por los poros.
—A ti, muchas gracias, Zoe.
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𝘡𝘖𝘌 ©️
RomanceZoe, es normal. Sí, así como leen. No es la más bonita, no es la más inteligente, no es la chica de los zapatos caros. Tampoco es fea, ni usa lentes; quizás si tenga unos kilos de más y un cabello envidiable. Aunque lo verdaderamente envidiable es s...