Extra #1: ¿Desde siempre ha sido así?

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Este extra transcurre en el capítulo 14. Disfrútenlo.

Adriana

Me levanto de una vez mientras suelto un suspiro de angustia. El camino hacia el baño se me hace largo a pesar de que quede justo al lado de mi cuarto; quizás sea por el cansancio que tengo debido a que no dormí bien.

¿La razón? Ja, ¿cuál de todas las que tengo escojo?

Me coloco delante del lavabo, lleno las manos del agua que escapa del grifo y la echo en mi cara con la intención de quizás despertarme. Repito el procedimiento pero esta vez hacia mi pelo. ¿Saben? Una de las cosas buenas que tiene ser negra es que, si necesitas hacerte un peinado económico, el agua es la solución instantánea para tu cabello. Nada más, simplemente agua.

El sonido de una botella cayendo al piso hace que me alerte; ya se ha despertado. Agarro un poco de base que tengo cerca del espejo y con cuidado me tapo los moretones que tengo en la cara.

—¡Adriana!

Escucharla decir mi nombre casi balbuceando hace que las lágrimas lleguen a mis ojos de nuevo, y aunque suene estúpido hace que los golpes me duelan mucho más.

Regreso a mi cuarto y detrás de la cortina que tengo como puerta de mi "armario", escojo un pantalón y una blusa de mangas cortas que logre taparme los hombros.

—¡Adriana!

—¡Ya voy mamá, espera un segundo!

Agarro mi mochila y camino hacia la sala mientras tomo las llaves que están sobre la mesa. La figura delgada de mi madre sentada en el sillón de la sala hace que se me revuelva el estómago y sin pensarlo mucho no reparo en ella.

Está borracha. Es increíble que después de todo lo de anoche esté consciente sentada ahí. Aunque seamos sinceros, no se acuerda de nada.

Me dirijo hacia nuestra diminuta nevera y tomo uno de los yogures que compré ayer en el trabajo—. Pásame otra botella.

Su voz suena tan lejana que tengo que girarme para estar segura de que es ella la que ha hablado.

—No hay más.

—Entonces consíguelas. —Bufo y camino directo hacia la puerta haciéndome la que no ha escuchado—. Ja, después de que tienes dinero ya no le das gustos a tu querida madre. ¡Te he criado tan bien y mira lo que haces!

Me detengo antes de abrir el pomo de la puerta y giró sobre mi eje para encararla. Le sonrío de oreja a oreja y respiro ondo antes de confrontarla—. Consigue tu propio dinero, "mamá". ¿O es que tu puto no te ha pagado esta semana? ¡Ah! Espera, ¿cuál de todos es?

—¡Adriana! No te atrevas a...

Cierro la puerta tras de mí y me dirijo hacia mi bici encadenada al poste de luz que alumbra el barrio marginal en el que vivo.

Pedaleo con todas mis fuerzas hasta que llego a la esquina del complejo de casas de Zoe. Me limpio las lágrimas que he estado derramando todo el viaje. Me acerco al frente de su jardín, cuando veo la puerta abrirse y ella aparecer detrás de ella con cara de que se ha muerto alguien.

¿Tampoco es tu día, preciosa?

—¡Vamos, chiquilla! O llegaremos tarde. —Le saludo mientras me cruzo de brazos y esta sonríe al percatarse de mí.

—No sabía que vendrías a recogerme —responde algo inquieta mientras saca su bicicleta del garaje.

—Las cosas que hago por ti en esta vida. —Le sonrío al ver que pone los ojos en blanco y comenzamos a pedalear hacia la escuela.

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