Capítulo 25

73 9 9
                                    

Daniel

—“Intentaré que sea temprano para él porque esto de los horarios me tiene algo confundida. Ya Nohi me está llamando. Besos y abrazos.” Eso es lo que ha dicho.

El corazón no para dentro de mí. Ya hace casi una semana que Zoe se ha ido a Hawái, el sabor agridulce de no escucharla gritando desde su cuarto los primeros días me ha dolido. Y no pienso mentir diciendo que no la extraño porque a decir la verdad creo que una patada en las pelotas dolería menos que todo lo que está pasando ahora.

En estos días he estado solo literalmente. Sin Zoe mi círculo de amigos se achica y da la casualidad de que cuando Dylan comienza a aparecer en mi vida se larga al servicio militar y posiblemente no lo vea dentro de un largo tiempo; aunque no soy yo solo, Mattew también se lo ha sentido y por eso estamos ahora más unidos. Adriana también me visita de vez en cuando, inclusive Amanda vino hace unos días para saber cómo me encontraba, y junto a ellas y Mattew he intentado “disfrutar” de algo en estas vacaciones. Por otra parte, aún sigo en lista de espera en el hospital. Han sido días de análisis para poder estar seguros que ninguno de los accidentes con víctimas mortales tenga una compatibilidad conmigo. Como me lo imaginé: hasta ahora nada, pero los chicos dicen que debo mantenerme tranquilo y no pensar de más en esas cosas.

—Entonces me llamará hoy.

—¡Joder, chiquillo, que envidia! No hablo con ella desde que se fue, ya comienzo a extrañarla la verdad —admite Adriana mientras la escucho sentarse sobre la cama.

Estamos en su cuarto. A veces nos reunimos todos aquí para hablar un poco o simplemente para conversar con Rosa que se ha quedado sola después de que los mellizos se fueran y el doctor esté día sí y día también con mi caso.

—Yo también, lástima que las llamadas sean tan caras. Sino la llamaríamos todos los días.

—Sí, pero lo que me preocupa es que esté trabajando tanto para pagar esas llamadas —inquiero mientras escucho como Mattew teclea sin cesar—. ¿Qué escribes?

—Un pequeño correo a Dylan para que sepa que todo está bien con ella. Adriana, ¿trajiste tu cámara?

—Sí, aquí está. ¿Para qué la quieres?

—Vamos a tomarnos una foto para enviársela al futuro militar. —Mattew me agarra por los brazos y sin darme cuenta me levanta de la silla para tomar la foto. Siento el calor de Adriana a mi lado mientras me toma por los hombros—. Digan: ¡Queso!

—¡Queso! —gritamos los tres a la vez y el sonido del flash nos avisa que ya la foto está hecha.

—¿De qué crees que hablarán ustedes dos? —Escucho preguntar a Adriana mientras me ayuda a sentarme en la cama junto a ella—. Al parecer es algo urgente.

—Pues sinceramente no lo sé, quizás quiera contarme algo que sucedió por allá.

—¡Listo! Correo enviado. ¿Qué haremos el resto del día? —pregunta Mattew emocionado. Me quedo callado por unos minutos, porque la verdad es que no tengo nada en la cabeza para hacer hoy—. No, no te vas a quedar hoy en la casa otra vez.

—Pero no sé a qué hora me va a llamar.

Mattew resopla y vuelve a sentarse sobre el pequeño asiento delante de la computadora—. Entonces vamos a llevarte a tu casa. ¿Adriana te apetece un suero de helado?

—Eso no se pregunta, chiquillo. ¿Pagas tú, verdad?

Río con estos dos, es que son increíbles de veras. Bajamos las escaleras hacia el primer piso y nos despedimos de Rosa que se encontraba, al parecer, sentada frente al televisor. Siento el sol en mi cara al salir y dar con el condominio. El calor que hay en verano es increíble; hace unos días planeamos un viaje a la playa ya que yo nunca había ido. Nos subimos a un bus que le daba toda la vuelta a la ciudad hasta salir a la zona costera y un poco más adelante a la playa.

𝘡𝘖𝘌 ©️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora