9. CAPITULO IV

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Si ha de haber conflictos, que sea mientras yo viva, que mi hijo pueda vivir en paz.

Thomas Paine

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Una vez que entran en la carpa que Atlas lleva en su espalda pueden sentir como se elevan con rapidez del suelo, es un ascenso vertiginoso que obliga a Tsukiyima, Yaku y Kuroo a sostenerse de las paredes, con una sensación de mareo apoderándose de sus estómagos, inmovilizándolos, sus miradas viajan por todo el lugar, intentando localizar un punto donde centrar su vista para estabilizarse, es ahí cuando ven como Kenma y Lev permanecen inamovibles en sus lugares junto a la entrada; cuando finalmente logran alcanzar una altura óptima para el resto del viaje, todo deja de dar vueltas, permitiendo a los invitados estabilizarse y dándoles unos minutos para apreciar su alrededor, puede que por fuera aquellas carpas hayan tenido un aspecto estrecho y débil, pero ahora que están dentro pueden darse cuenta que aquello solo era una muy buena fachada, el lugar es mucho más amplio en su interior y las paredes parecen estar blindadas, el lugar donde se encuentran es la primera sección de las carpas, pero a diferencia de lo que esperaban encontrar, una linda y limpia sala de estar es lo que les recibe, con sillones mullidos esparcidos alrededor de una mesa ratona, justo sobre los cuales dos personas los esperan, es un hombre y una mujer, ambos vestidos a juego con colores verdes, negros y ocres.

- Mika, Tadashi – saluda Kenma a los desconocidos, tanto la mujer como el joven que la acompaña no dudan en ponerse en pie.

- Que alegría que te encuentres bien – es lo primero que dice la castaña mientras abraza al Rey de Zagred, saludándolo.

- Kenma-san – saluda Tadashi con una sonrisa y una reverencia, luciendo algo nervioso en el proceso.

- Altezas – es el saludo firme que brinda el Teniente General de Nekoma.

- Lev-san, alegra mi corazón poder darle las gracias en persona por haber salvado a mis guerreros– son las palabras que brinda Mika mientras estrecha la mano del albino, el gesto es repetido por el hijo de la misma.

- No hay nada que agradecer, solo estaba cumpliendo con mi deber de caballero – contesta Lev mientas devuelve el apretón de Tadashi.

Momentáneamente todo se sume en un pesado silencio, Kenma suspira con frustración antes de preguntar.

- ¿Qué tan enterados están de la situación? – pregunta

- Suguru solo dijo que Tetsurō regreso a la vida y que Kei y Morisuke cambiaron lugares con sus versiones de otro universo – fue Mika quien contesto.

- Bien, con eso basta por el momento – reconoce Kenma – ¿Cuánto tiempo tenemos? – consulta, a lo que Tadashi mira el reloj de su muñeca.

- Veinte y ocho minutos exactamente – habla por primera vez el pelinegro, su voz es firme, aunque cuando se da cuenta de su intervención, parece cohibirse.

- Entonces lo mejor será dividirnos – opina Lev, recibiendo un asentimiento de parte de su Rey, finalmente ambos se giran a sus invitados y Kenma vuelve a hablar, Tsukiyima lo mira con algo de desconfianza.

- No tenemos demasiado tiempo para prepararnos, Kei deberás ir con Tadashi para arreglarte, Tetsurō vendrá conmigo y Lev llevará a Morisuke a que se cambie – les informa.

Con resignación y respetando su promesa, Morisuke es el primero en confiar, con pasos firmes se dirige al albino, unas arrolladoras ganas de patearlo lo invaden cuando tiene que estirar su cuello para verlo a los ojos.

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