11. GUERRA - PARTE II - FINAL

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 "No importa lo que esperes ni lo que te merezcas, si no lo que consigues"

Paul Thomas Anderson

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Dione, Hécate y Atlas comienzan su descenso con naturalidad y elegancia, girando sobre sus propios ejes, una detrás la otra, formando una espiral, hasta que tocan el suelo con suavidad, el lugar tiene la forma de un círculo perfecto con todo el borde de la circunferencia delimitada por grandes y frondosos el suelo está recubierto con un verde, recién cortado y cubierto de rocío, césped; en el centro, frente a donde las serpientes aterrizaron, se encuentran con un gran domo formado por pequeños triángulos de vidrio negro.

Kōshi desciende de la carpa de Dione tomado del brazo de Kazuhito, Chikara permanece dos pasos por detrás de ambos, guiando en silencio a Daichi y a Ryūnosuke, Suguru desciende tras ellos, pero en lugar de seguirlos en su recorrido, dirige a sus súbditos para desarmar las carpas adicionales sobre las serpientes, dejando solo la cabina de mandos de toda la estructura.

Con ocho metros de diferencia entre las serpientes, el proceso se repite con cada líder, Kenma desciende con Lev a su lado, guiando un paso más lento para que el albino no se recienta, aun agotado por su incursión mágica, Tadashi camina tras ellos con Tetsurō y Kei siguiendo sus pasos en total silencio, Yaku cierra la fila de Zagreb, pues habla en susurros con su armadura ignorando completamente a los demás, Mika baja de ultimo y con voz suave pero autoritaria, ordena junto a su esposo el desarme de las carpas, con menos personas siguiéndolo, Tōru aligera el paso, Tobio, Yūtarō y Hajime lo siguen sin problemas, el silencio se proclama entre todos como absoluto gobernante y la anticipación atenaza la boca de sus estómagos.

Hay alrededor de treinta pasos entre el punto de aterrizaje y el punto de reunión de la entrada del domo y todos caminan en silencio hacia allí. Es en ese trayecto que Kazuhito aprovecha para mirar durante un segundo a su pareja, antes de regresar su mirada al frente y seguir caminando, sin que nadie lo note, su marca reluce durante unos instantes, tornando los vivos colores de su colibrí en un sólido plateado.

La voz de su novio se desliza en la mente de Kōshi con suavidad

[¿Ya me vas a decir que pasó?]

Asombro y orgullo recorren al albino ante la hazaña de su pareja, pero también hay algo de incertidumbre vibrando en lo profundo de su alma, cuando inclina ligeramente su rostro para ver a Kazuhito y este le dedica una sonrisa comprensiva, Kōshi regresa su mirada al frente mientras una sonrisa temblorosa se abre pequeña entre su máscara de perpetua amabilidad.

[Te amo]

Le dice con la confianza que la privacidad de su fuero interior les permite, trasmitiendo su cariño y orgullo a través del vínculo.

[Y yo a ti]

Kazuhito no duda en responder, y luego continúa diciéndole.

[Pero has estado raro desde que nos encontramos y me preocupas ¿Me dirás que paso?]

Inquiere suavemente.

[¿Cuándo aprendiste?]

Sin embargo, el albino vuelve a intentar desviar la atención.

[Tōru me uso como su conejillo de indias para probar los amuletos de comunicación a larga distancia que le encargaste reinventar, el método básico era crear una antena lo suficientemente grande para transmitir y luego crear pequeñas antenas receptoras con la misma firma mágica

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