llegando a casa de seongmin, minhee sintió su pecho presionarse, ahora era definitivo. después de ese día no volvería a verlo.
bueno... capaz exageraba un poco, porque vivían en lugares relativamente cerca, pero las posibilidades de que seongmin no lo odiara después de que el hechizo pase eran muy muy bajas.
— seongmin yo... —el menor se detuvo en frente suyo, dándole la espalda a la puerta. y minhee pensó un poco en qué decirle sin ponerse de rodillas y rogarle entre sollozos que lo perdonara—... ya lo dije, hoy y... antes. —aclarando su garganta, prosiguió—. me gustas mucho, posta, y yo de verdad hubiese querido ser menos cobarde, acercarme a vos de buena manera y que empecemos a hablar bien. pero no lo hice y no sabés lo mucho que me arrepiento de eso, de que estemos acá solo por... lo que te hice. —seongmin inclinó un poco su cabeza sin entender a qué se refería, pero el mayor no le aclaró nada, en cambio, minhee tomó su mochila para sacar de ella una pequeña luna redonda y la estiró en dirección a seongmin—. feliz cumpleaños, ahn seongmin, este es mi regalo.
bajando su mirada a la luna, seongmin dudó un poco en tomarla, pero cuando lo hizo unas luces desde su interior se encendieron, era un color blanco brillante y que marcaba algunas partecitas hundidas tal y como la luna real tenía. pero luego una parte se oscureció, enseñando ahora una medialuna. una sonrisa apareció en los labios de seongmin, viéndola con adoración.
— la luna tiene diferentes lados, la brillante que normalmente vemos, esa hermosa. —comenzó a hablar minhee, apretando el botón del pequeño control que venía junto a la lámpara en forma de luna, ésta otra vez volvió a iluminarse—. para mí esa parte sos vos, seongmin. porque sos brillante, agradable, hermoso. y adoro verte, cuando sonreís te ves tan precioso que me alegras hasta a mí. y después está la parte oscura, que de alguna manera me hizo acordar a mí. soy todo lo contrario a vos, no soy brillante, soy oscuro, tampoco agradable, nadie me ve así. estoy dando más vueltas que una calecita pero el punto acá es que... —sonriendo un poquito, minhee observó la luna—... al final esas dos partes son una y...
minhee no se dió cuenta de que había derramado lágrimas, no hasta que una de las manos de seongmin subió hasta su cara, borrando el rastro de éstas con suma delicadeza. pronto su corazón comenzó a acelerarse en su pecho, el peliblanco hizo puntitas de pies y comenzó a secarle las lágrimas de la otra mejilla con sus labios, dejándole besitos suaves que aún así se sentían tan delirantes para el mayor.
— gracias. —murmuró seongmin una vez se alejó, con sus cachetitos algo rosados—. me hiciste pasar un hermoso cumpleaños hoy y esto... —bajando la mirada a la luna, sonrió—... es precioso, mini. yo en verdad no tengo idea del por qué lloras pero si no querés decirlo está bien, aunque espero que no sea porque te estás maquinando mil cosas en la cabeza que no son. yo de verdad la paso muy bien con vos.
— bueno... ya nos pusimos muy trolos. —minhee rió con nervios, seongmin lo imitó removiendose un poco en su propio lugar, apretando la mochila contra su pecho. pero entonces se acordó de las galletitas y otra vez se sintió decaído—. woobin te hizo unas galletitas de regalo. —le informó, sacándolas de su mochila.
minhee se encargó de tener la luna en sus manos mientras seongmin se reía y trataba de sacar una galleta para darle una mordida, el mayor lo miró atento, como sus ojitos brillosos miraban el resto de las galletitas mientras masticaba otra en su boca.
«van a tardar diez segundos en hacer efecto» le había dicho woobin por llamada esa mañana, minhee esperaba que seongmin no le tirara con la luna cuando de diera cuenta de lo que pasó.
diez...
— ¡están re ricas! —exclamó seongmin, relamiendo sus labios y borrando todo rastro de migas con su lengua.
nueve...
— seongmin. —lo llamó, captando la atención del menor.
ocho...
— ¿pasa algo?
siete...
— yo, sí, es...
seis...
la mirada de seongmin puesta en él le partía el corazón, lo quería, tanto tanto que pensar en estar lejos de él lo lastimaba demasiado.
cinco...
— ¿mini?
cuatro...
y no quería perderlo, no quería que se fuera de sus brazos, aún si sabía que en realidad nunca lo tuvo.
tres...
— minnie, yo...
dos...
— lo voy a decir mil veces, solo para que nunca lo olvides: me gustas mucho.
uno...
— te amo, seongmin.
en ese instante, el pelirubio sintió que el tiempo se detenía, había hecho la cuenta en su cabeza, ese era el momento exacto en que dejaría de estar presente en la vida de ahn seongmin, de la persona que le gusta hace ya un tiempo. aunque ahora estaba pensando en que capaz no era solo gustar, capaz estaba enamorado, había caído profundo por ese petiso de ahora pelo blanco.
pero se vió demasiado confundido cuando una sonrisita apareció en los labios de seongmin, porque también lo seguía viendo con ojitos brillantes y cargados de cariño. y no entendía, porque se suponía que el hechizo tenía que haberse roto en ese momento.
— yo... me gustaría decirte ‘te amo’ también, mini, pero por ahora yo solo puedo decirte ‘te quiero’. y te lo digo desde el corazón, te quiero mucho mucho. —una vez más, seongmin le dejó un besito en la mejilla—. ¿podemos entrar a tomar un fernetcito con coca ahora?
asintiendo algo confundido, minhee dejó que seongmin lo tome de la mano y lo guiara hacia el interior de su casa, donde todo estaba decorado perfectamente para una fiesta de dieciocho.
— ¡feliz legalidad! —gritaron todos los invitados, seongmin retrocedió unos poquitos pasos del susto, chocando con el cuerpo de minhee y casi tirando la luna, pero el mayor se las ingenió para que no se caiga.
— ay, sabía que iban a hacer esto pero me asusté igual, soy un boludo. —entre risitas, seongmin dejó que sus hermanas lo apachuchen y le dejen besitos tiernos en sus cachetitos de bebé (según ellas).
minhee por su parte compartió miradas con hyeongjun, diciéndole mediante ésta que no tenía ni idea qué pasó.
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CRUSH. ━ minijeu au
Fanfictiondonde minhee es un brujo que hace un hechizo de enamoramiento en jugo para ahn seongmin, el chico de quien está enamorado, aunque sin reales intenciones de dársela. pero lastimosamente la diosa luna lo odiaba por lo que el jugo con el hechizo termi...