Capítulo Catorce.

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Y era por eso que dejó que alguien más le ayudara.

Aquel chico de cabello puntiagudo corrió al auxilio de Oikawa mientras Ushijima simplemente miraba atentamente, perdido en un mar de sensaciones que eran completamente nuevas para él, y que en definitiva no eran buenas. La mirada de aquel chico que no conocía se clavó sobre él, y pudo sentir la severidad así como también el reproche en el brillo de sus ojos, y entendió que no había obrado bien.

Unos minutos después el mundo se había quedado en completo silencio, y Semi auxilió a Oikawa ante los reproches de aquel chico, que no quería dejar que alguien más se acercara al castaño. Luego de una pequeña discusión que Semi acabó ganando, el de cabello bicolor se llevó al armador a la enfermería, seguido de cerca por aquel chico, y todos los demás saludaron al equipo contrario y abandonaron el gimnasio.

Ushijima, por su parte, se alejó de todo y de todos.

El único lugar al que podía dirigirse en donde nadie le molestaría era, irónicamente, las afueras del gimnasio, porque aquella zona se encontraba usualmente vacía durante las tardes. Dejó que el sol quemara a gusto su piel, especialmente la de su rostro, y sintió que el calor sobre su piel era la prueba irrefutable de que eso que estaba viviendo era verdad.

Jamás le habían preparado para sentir lo que estaba sintiendo, jamás le habían hablado de que se enamoraría o algo por el estilo. Y se sentía un tonto, porque Semi parecía haber tenido esa charla con muchas otras personas, como si alguien de antemano le hubiera preparado para ello, aunque en el fondo supiera que eso no era así.

Después de todo, el amor no tenía sentido. Y no puedes explicar algo que no tiene sentido, ¿no?

Por eso era que lo sentía.

Con cuidado se sentó sobre uno de los escalones de la puerta del gimnasio, y levantó su mirada hacia el sol, dejando que la luz le cegara la vista hasta solo ver blanco, en un intento por dibujar una pizarra en su mente en donde poder trazar todo lo que había venido sucediendo desde que Oikawa llegó a su vida.

La primera vez que remató uno de sus balones fue que lo sintió. No era cualquier otro remate, y se dio cuenta de ello cuando aquel cosquilleo invadió su mano, que en segundos se transmitió a todo su cuerpo, e hizo que su estómago vibrara como si tuviera la capacidad de crear terremotos por sí solo. En ese momento el castaño concluyó que se trataba de admiración, después de todo si él recordaba su primer año y lo comparaba con Oikawa, el castaño menor era mil veces mejor que él, tanto en técnica como en fuerza.

Y en el fondo Ushijima pensaba que aún en esa posición, donde él era un jugador formidable conocido en todo el país y Oikawa era uno más que se esforzaba al máximo para cumplir su sueño, Oikawa seguía siendo mil veces mejor que él.

Porque él estaba siendo egoísta e injusto con el menor.

Todos aquellos momentos practicando con él, así como también los que pasó con él fuera de la cancha y del instituto comenzaron a girar desesperadamente en su mente mientras recordaba, y fue cuando aquel recuerdo de la primera noche que acompañó al menor a su casa explotó en su cabeza, e hizo que se levantara de golpe, dirigiéndose a la enfermería sin perder ni un segundo.

"Yo... Vine a Shiratorizawa por ti"

Estar enamorado de Tooru no significaba tratar de entender algo que no tiene sentido, porque él mismo había llegado a la conclusión de que era más una cuestión de sentir.

Y entonces entendió que todo lo que tenía que hacer era aceptar ese sinsentido y vivir con ello.

Su camino hacia la enfermería fue más rápido de lo que esperaba, y se encontró de frente con el rostro de aquel chico de antes, que le miraba reprochante una vez más, aunque esa vez parecía que estaba dispuesto a saltar sobre él y destruirle la cara a puñetazos. Estaba furioso, y Ushijima sabía que tenía todo el derecho a estarlo, por lo que simplemente asintió con la cabeza y se apoyó sobre uno de los enormes ventanales justo frente a la puerta de la enfermería, mientras que el otro chico hacía lo mismo sobre la pared a un lado de la puerta. Por inercia la mirada de Ushijima se giró hacia el exterior del instituto, desde donde divisó al sol esconderse minuto a minuto, tiempo en el que él se mantuvo en silencio, porque sabía que cualquier cosa que saliera de su boca sería incorrecta.

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⏰ Última actualización: Oct 13, 2021 ⏰

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