Diciembre llegó, y las vacaciones también, esa época del año, la celebraba con mi abuela, éramos siempre nosotros dos, este año fue distinto, ella quería celebrar que la guerra había terminado, que Voldemort se había ido, pero ambos sabíamos, que eso no nos traería a mis padres de vuelta, que era una excusa para olvidar que pasaríamos un año más sin ellos.
Ella había invitado a los Weasley, por consiguiente a Harry, tenía nervios por verlo, desde el día en que nos besamos, me empezó a evitar, y la culpa me carcomía por dentro, porque si no hubiera aceptado en besarlo, él no me estaría evitando.
La noche de la fiesta llegó, pero él no fue, los Weasley habían dicho que se sentía indispuesto, y que lo disculparan, la desdicha se asentó en mi corazón.
Estaba fuera de la mansión, disfrutando del aire fresco, y porqué no decirlo, hundiéndome en mi miseria.
—¿No le has dicho, cierto?—, preguntó Luna acercándose a mí.
—No, si se alejó de mí porque nos besamos, no quiero pensar en lo que haría si se entera de que estoy enamorado de él—, le respondí mientras tomaba un poco de Whisky.
Ella era la única persona que sabía que Harry significaba más para mí, que un simple amigo.
—No pierdes nada con intentarlo Nev.
—¿Y qué le digo?, oye Harry estoy enamorado de ti, que dices, ¿Somos novios?—, contesté con sarcasmo.
—Dile, lo que tu corazón quiera decir.
—¿Y si sale mal?
—Aunque sea lo intentaste, y sabes que estaré aquí para consolarte.
—De acuerdo.
Solté un suspiro, le di un beso en la frente a mi mejor amiga, y salí de la propiedad, para aparecerme.
Llegué a la madriguera, estaba totalmente oscuro el lugar, prendí la luz de mi varita, cuando me iba a acercar a la puerta, vi una silueta en el granero, era Harry.
—¿Por qué no fuiste a la fiesta?
—No tengo nada que celebrar—, me contestó fríamente sin mirarme.
—¿Por qué me has estado evitando?
—No te he evitado.
—Claro que sí, después de que nos besamos, me has estado ignorando.
—Ese beso fue un error.
Su afirmación me dolió el corazón.
—Dijiste que nada iba a cambiar entre nosotros.
En ese momento él se volteó, y me miró inexpresivo.
—Yo… lo lamento.
Fue a pasar, pero lo detuve, a pesar de que Harry era un poco más alto que yo, nuestros labios se rozaron, tentándome a probarlos, y como Eva en el huerto del Edén, caí en la tentación.
El beso no fue ni parecido al primero, fue apasionado, y de un momento a otro, nuestras manos empezaron a quitar la ropa, sin romper el beso, empezamos a acariciarnos, no quería que ese momento se acabara.
De un momento a otro, yo estaba en el suelo y con Harry encima mío, besando y mordiendo mi pecho.
Sin que él se diera cuenta, me lancé un hechizo lubricante, porque podía apostar todo mi dinero, que Harry no sabría nada del sexo con otro hombre.
Y lo confirmé cuando me penetró sin ningún cuidado, me dolió, mas el dolor fue sustituido por placer en el momento en que las embestidas empezaron a golpear un punto sensible dentro de mí.
El placer invadía mi cuerpo, mi respiración se aceleraba, mi visión se nublaba, dando como señal, de que mi orgasmo se aproximaba.
Y cuando llegó, lo recibí con los brazos abiertos, me nubló mi mente y mi vista, lo único que salía de mi boca, era el nombre de Harry.
El aludido se desplomó encima de mí, jadeando, su respiración golpeaba un lado de mi cuello.
Se levantó, con un movimiento de varita nos limpió y empezó a vestirse.
—Vístete rápido, y vete.
—Harry…
—No digas nada Neville, esto no significó nada.
Sus palabras me enfurecieron.
—Esto no significó nada para ti, pero sí para mi, si hubiera sabido que reaccionarias de esa forma, no hubiera permitido que te metieras entre mis piernas.
—Lo hecho, hecho está, y no te escuché quejándote mientras te corrías.
—Eres un imbécil.
—Puedes decir lo que quieras, sin embargo esto no se puede volver a repetir, Ginny y yo volvimos esta mañana.
—Pero igualmente me cogiste—, refuté con un nudo en la garganta.
—Sí, y no se va a volver a repetir.
—Pero, yo me enamoré de ti.Él se tensó ante mis palabras, pero no se dio la vuelta.
—Entonces olvídate de mí, yo no te puedo corresponder.
Las lágrimas amenazaban con salir, mas no dejé que eso ocurriera, sin dirigirle otra palabra, me vestí y salí del lugar.
Llegué a mi casa, la fiesta todavía seguía, ignoré a los presentes y busqué a Luna, ella estaba en el pie de las escaleras, la tomé del brazo y subimos las escaleras.
Entramos a mi habitación, y apenas cerré la puerta, me solté a llorar.
—¿Qué pasó, le dijiste?
Asentí con la cabeza y le conté lo que había pasado.
Luna me acariciaba el cabello, mientras yo lloraba en sus piernas.
—Él no me quiere—, dije entre sollozos.
—Él sí te quiere, sólo dale tiempo a que se de cuenta.
Quería confiar en lo que ella decía, no obstante, una parte de mí, desconfiaba, y entre dudas, me quedé dormido.
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Deja tus dudas y ámame
FanfictionNeville siempre ha querido a Harry, pero el salvador del mundo mágico tiene muchas dudas, ¿Podrá dejarlas a un lado?