CAPÍTULO 2

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Puerta tras puerta, un Yuji Itadori recién graduado de la secundaria buscaba desesperadamente el salón correspondiente a su primera clase. Si bien ya les habían dado un recorrido con anterioridad, su no tan grandiosa habilidad de perder la atención con facilidad, una vez más lo había metido en aprietos, ya que no recordaba con exactitud las indicaciones ni la apariencia del edificio que le correspondía.

Rápidamente pensó en llamar por teléfono a su mejor amigo Megumi para que, como siempre, lo salvara de aquel pequeño problema. Mientras esperaba que su amigo atendiera la llamada, buscaba con la mirada algo que le diera una idea de su ubicación actual, cuando de pronto sintió un impacto que lo tomó por sorpresa, haciendo que este callera de espaldas al suelo y soltara su teléfono.

El impacto en sí no fue muy fuerte pues alcanzó a meter las manos que ardían un poco, así que suponía estarían algo rápidas y algo sucias igual que su ropa, pero antes de preocuparse por ello quiso disculparse por su distracción, sin embargo con lo que se encontró lo dejó sin palabras.

Un hombre alto, una cabellera blanca algo despeinada y unos hermosos ojos azules lo estaban observando, sin duda era alguien muy atractivo. Con dificultad recuperó los sentidos, percatandose de la situación.

-¿Discúlpa? - fue lo único que pudo pronunciar

- ¿Dije que si estas bien? - preguntó con una voz gruesa pero agradable mientras extendía su mano hacia Yuji que aún estaba en él piso

-Ah! Si...si estoy bien - respondió tomando rápidamente pero con nerviosismo aquella mano

Luego de ayudarlo a levantarse, aquel chico se inclinó una vez más para levantar el teléfono que aún estaba en el piso, entregándoselo con gran gentileza

- Gra...gracias, yo... yo lo siento, iba distraído y...- intentaba ordenar sus ideas, pero unos extraños nervios se habían apoderado de Itadori
- No te preocupes, yo tampoco presté mucha atención, pero pareces algo perdido, ¿nuevo ingreso?

-¡Si!, es que me perdí y estaba buscando como llegar a mi edificio, ¿tu sabes donde queda? Preguntó mientras le entregaba la hoja que indica a indicaba su horario

- Claro, solo espera un momento...

Con gran agilidad el chico sacó una pluma de su mochila y recargándose en una banca cercana con habilidad dibujo lo que parecía un mapa del lugar.

- Toma, quizás esto te pueda ayudar, actualmente estás aquí- señalando su ubicación en el dibujo, poniéndose a un lado del chico pelirosa, cortando la distancia entre ambos y causando un leve sonrojo en el contrario.- solamente tienes que caminar derecho, atravesar aquel jardín y girar a la izquierda y tú edificio será el que quede justo frente a ti

Con nerviosismo Yuji tomó rápidamente su hoja de vuelta y tomó distancia del peliblanco.

- Gracias yo... bueno, ya es tarde, ni te quito más tiempo

Apenas pronunció aquello, comenzó a alejarse, pero tan sólo logró dar un par de pasos antes de girar nuevamente.

- Por cierto cual es tu...

- Satoru, Gojo Satoru, último año - dijo dedicándole una sonrisa - búscame si llegas a necesitar ayuda

- Claro, que tengas un buen día, nos vemos...- fue lo único que se le ocurrió decir

Sin más el chico de cabello rosa salió corriendo.

- Ya es un gran día...Yuji Itadori - susurro entre dientes con una sonrisa que cualquiera apreciaría como algo sádica

Aquel día, Yuji no sabía que su vida iba a cambiar por completo, que una vez que tomó aquella mano, le sería casi imposible volverla a soltar. De haberlo sabido ¿algo habría cambiado?, ¿habría memorizado el camino correcto? ¿Habría sido menos distraído? ¿si le hubieran preguntado a alguien más?.

Muchas veces se pregunto los mismo, en un principio con alivio de haber conocido a aquel apuesto chico, pero ahora, era una duda que le carcomía la mente una y otra vez mientras sus ojos se entristecían; pero en aquella madrugada, con el cuerpo lleno de sus marcas ,los ojos hinchados y con la sensación de tener el pecho ardiendo en llamas y la mente ahogándose en recuerdos, encontró la respuesta que tanto había buscado.

- Ojalá... ojalá nunca te hubiera conocido... - fue lo último de dijo en un susurro viendo el perfil dormido de Gojo

Cerró los ojos con fuerza con la esperanza de quedarse dormido y así no ver ni sentir como una vez más, aquel hombre salía a hurtadillas y lo dejaba solo, sin decir una palabra. Una vez que salía el sol, su momento se esfumaba y Satoru regresaba a ser aquel hombre perfecto que todos creían que era.

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