Capítulo 8||: Mi Cumpleaños. Parte 2

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📚✨Maratón 5/5✨📚
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Lo miré ceñuda. ¿Hablaba en serio?.

-Quisiera que el último recuerdo que tendré  de mi mejor amiga sea un día feliz -ataqué.

-Puedes divertirte con ella aquí – contraataco.

Lo miré por un rato y luego me rendí, o eso creyó él por un momento.

-Bien, pero antes de eso, saldré e iré a la casa del vecino de Karen, y averiguaré porqué tú y él tienen la misma puerta -volví a atacar.

La cara de Joe fue de sorpresa total, no se esperaba eso.

-Eso sería aún peor.

-Me mentiste.

-No, no te mentí. Te protegía -aclaró dando un paso hacía mi.

-¿Protegerme de qué? -le dije un poco enfadada.

-Siaram, en esa puerta escondemos nuestras armas -me dijo-. Pero él no es un ángel, ni un demonio, no sé qué es aún porque no lo he visto, pero no es seguro para ti y menos ahora, así que no vas a salir de aquí -me ordenó.

Me quedé un poco inconforme ¿solo armas? Tanto misterio, tantas preguntas, ¿para que sólo tuvieran armas ahí?.

-Entonces saldré con Karen.

-¡¿Es que acaso quieres morir?! -me gritó, eso no me lo esperaba-. Siempre estás desobedeciendo lo que te digo o buscando alguna manera de chantajear para conseguir lo que quieres -espetó-. Estás pasando por una etapa en donde eres tanto débil como fuerte, no sabes controlar lo que te esta pasando y la única forma de tenerte a salvo es que estés aquí.

Esas palabras me cayeron como balde de agua fría. Así como dijo las cosas, sí, suena mal, de hecho muy mal. ¿En serio así me ven? ¿Cómo una manipuladora y desobediente?

-Perdón -dije apenada-. Me quedaré, no te preocupes.

Me di la vuelta y caminé hacía la habitación.

-Es por tu bien -oí decirle-. Algún día entenderás.

Entré a la habitación sin decir nada más, él tenía razón. Si quería seguir viva, tenía que mantenerme a salvo, sino todo lo que él hizo para protegerme se iría por la borda solo porque yo quería un día “normal”. A partir de ahora le haría caso, de todas formas él tenia más experiencia; llevaba más de un siglo viviendo, yo solo llevaba diecinueve años.

Luego de unos minutos Karen salió de una puerta que estaba dentro de la habitación envuelta en una toalla.

-Ey -me saludó.

-¿Hay un baño ahí? -dije confundida. No me había dado cuenta de eso.

-Sí, y el agua está helada -sonrió.

-Ya no saldremos -le comuniqué-. Joe dice que es mejor quedarnos aquí, por seguridad.

-Está bien -respondió mientras se secaba el cabello con otra toalla-. Seguro la pasaremos mejor aquí que allá afuera.

-Tal vez -dije apenada-. Pero quería que hoy fuera especial, es nuestro último día juntas.

-Lo importante es que estamos juntas -me miró-. Y a salvo.

Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa.

-Bueno, no tenemos ropa aquí -suspiró-. Voy a decirle a Dove que me preste algo suyo -bajó su mirada y reparó su cuerpo-. Me quedará un poco ancha pero servirá.

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