Me llamo Sarai. Desde muy joven estoy casada con el gran amor de mi vida: Abram. Le conozco prácticamente desde que nací y le amo desde que tengo uso de razón. Es un hombre excelente: es cariñoso, fiel, buen compañero, en fin, es el sueño de cualquier mujer. En mi opinión es el hombre más guapo del mundo: alto, fuerte, seguro de sí y a pesar de que ya no somos tan jóvenes, su sonrisa tiene el poder de cautivarme y de hacer que lo ame más (si fuera eso posible). Solo hay algo en mi matrimonio que me gustaría que cambiase. Soy estéril. Nunca le he podido dar un heredero al hombre que amo y él se niega a tomar una segunda esposa. Aquí en Ur de los Caldeos es costumbre que un hombre tenga varias esposas pero Abram asegura que es hombre de una sola mujer y que me ama, pero no puedo permitir que se quede sin descendencia. No me gusta imaginarlo con otra mujer pero un hombre sin hijos es hombre sin futuro. Por eso insisto…
-Sarai, ¿otra vez con ese asunto? Ya te he dicho un millón de veces que no quiero otra mujer en mi vida que no seas tú-
-Pero, Abram…
-Nada de peros Sarai- dijo acercándose a mí y tomando mi rostro en sus manos- Yo te amo y prefiero tu amor que mil hijos. No sé por qué no hemos tenido descendencia pero igual te elijo a ti.-
Depositó un tierno beso en mi frente y decidí no insistirle más sobre ese asunto. Me dije que disfrutaría su amor y le daría el mío sin dudar más.
•••
Ya ha pasado una semana desde que conversé con mi esposo sobre aquel asunto. He decidido dejarle al destino nuestro futuro y disfrutar nuestro matrimonio al máximo.
-Sarai… ¿Has oído siquiera una palabra?- La voz de Ada me saca de mis pensamientos.
-Mmm… Claro que sí-digo nerviosa. Hoy es su boda y me pidió que la acompañase mientras comenzaba la ceremonia.
- Claro que no. Estabas como en la luna.-toma aire y sé que me va a preguntar algo serio, siempre ha hecho ese gesto- Cuando te casaste con Abram, ¿sentías estos nervios terribles? Porque ya no sé ni cómo caminar, ni cómo diré que acepto, ni cómo…
-Calma-digo tomando su mano. Su madre murió hace unos años y la figura femenina más cercana que tiene soy yo, y bueno, debo cumplir mi función.-No te preocupes. Es normal que el día de tu boda te sientas nerviosa pues tu vida va a cambiar por completo. Le entregarás tu pureza al hombre que amas y sus vidas se van a entrelazar por completo. Es un paso arriesgado pero vale la pena. ¿Amas a Elam verdad?
-Con todas mis fuerzas- dice Ada con ternura.
-Pues entonces no lo hagamos esperar más-comienzo a arreglar su vestido. Se ve muy hermosa.
-Gracias- le escucho decir-por apoyarme en todo.
-No te preocupes mi niña, siempre estaré ahí para ti- le entrego el ramo de flores y nos dirigimos hacia su nueva vida.
•••
Mientras Ada camina serena hacia su futuro esposo me coloco al lado de Abram, quien al verme me sonríe de esa manera que solo él sabe.
-Estás preciosa, amor. Creo que la novia debe sentirse celosa al ver que la reina de esta fiesta eres tú- dice entre dientes.
Me ruborizo ante sus palabras.
-Gracias, tú también estás muy guapo- digo con una sonrisa en mi rostro.
Y es ahí, en ese preciso instante cuando mi mente comienza a revivir todos nuestros momentos juntos. Cuando jugábamos a escondernos el uno del otro cuando niños, las guerras de agua cuando íbamos al río a nadar, la primera flor que me dio, cuando se me declaró, nuestro primer beso, nuestra boda… Tantos momentos que me gustaría inmortalizar para nunca olvidarlos. Sonrío ante el recuerdo y veo a ese hombre maravilloso a mi lado sonriendo ante la imagen de dos jóvenes que prácticamente vimos nacer uniendo sus vidas a través del matrimonio. Este es otro de nuestros momentos que recordaremos siempre…
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Un pacto eterno. La historia de Abraham y Sara contada desde otra perspectiva.
Historical FictionEn una ciudad convulsa llamada Ur de los Caldeos vive un hombre recto llamado Abram. Luego de un acontecimiento terrible debe abandonar su ciudad natal y adentrarse en otra realidad. Sólo que sus planes no coincidían con los de Dios...