Un pacto eterno. La historia de Abraham y Sara contada desde otra perspectiva.

Capítulo 11.

Narrador
Abram está feliz por tener el privilegio de ser guiado por un Dios sobrenatural. De hecho, a partir del momento en que el Señor le habló se sintió completamente diferente y decidió entregar todo su ser a Él.
Sarai por su lado se ha consagrado a apoyar a su esposo en todo, en apoyarle y seguirle adonde quiera que vaya.
Lot, sin embargo, está muy indeciso. Si se queda en Harán extrañará a su tío Abram como nunca y se quedaría absolutamente desamparado pues no tendría a quien recurrir en tiempos de crisis. Nacor se quedaría pero no sería lo mismo pues Abram era más paciente y atento con él y su familia, pero si se iba, descubriría nuevos lugares y personas, cumpliendo así uno de sus mayores sueños.
Mientras en Harán todos piensan en estas cuestiones, hay alguien en Egipto cuya vida ha dado un terrible vuelco y tampoco sabe qué hacer...
Agar
Siento un ruido terrible. Es como de una puerta abriéndose bruscamente por una patada. Me sobresalto en mi lecho y trato de esconderme debajo de mi cama. Mi madre entra apresuradamente a mi alcoba y me hace señas de que me mantenga en silencio.
–Agar– dice en un susurro apenas perceptible – Necesito que tomes este papiro y se lo entregues a la señora Tafnes. Vete rápido de aquí y recuerda que tu padre y yo te amamos muchísimo.
–Pero ma...–coloca su mano en mi boca para silenciarme. Sentimos otro ruido, pero esta vez en la puerta de mi cuarto. Mi madre abre la ventana
–Huye, Agar– me dice desesperada, mientras me ayuda a saltar por la ventana.– Ahora corre con todas tus fuerzas y no mires para atrás.

Salgo corriendo como demente. No entiendo nada de lo que ha pasado pero estoy segura que es algo terrible. Nunca vi a mi madre tan temerosa, por el contrario, siempre ha sido alguien fuerte y difícil de amedrentar. Pero el miedo que vi reflejado en sus ojos era inconfundible. Cuando sentí que no tenía fuerzas comencé a marearme y lo último que recuerdo es un duro golpe en mi cabeza...

•••
Siento unas gotas de agua cayendo en mi rostro y me despierto sobresaltada. Miro a mi alrededor y observo que estoy en el mismo lugar y que ahora cae una fina llovizna. Trato de ponerme de pie pero un fuerte dolor de cabeza me azota. No sé cuánto tiempo he estado desmayada, sólo sé que en el horizonte se pueden observar algunos rayos de sol.
¡Oh no! El papiro. Reviso a mi alrededor y no lo veo. ¡No puede ser! Instintivamente toco la falda de mi vestido y lo veo. ¡Gracias a los dioses no se ha mojado!
Cuando logro ponerme en pie me doy cuenta que estoy encima de una pequeña colina y decido mirar en dirección a mi casa. Cuando localizo con mis ojos la taberna del señor Necao (ese lugar siempre me sirvió de referencia para dar con mi casa) puedo observar unas llamas de fuego que parecen venir de mi casa. ¡Oh, no es posible! ¿Mis padres estarán dentro o habrán podido escapar igual que yo?
Comienzo a llorar porque mi vida ha cambiado para mal. Nunca sentí tanta angustia en mi corazón. Mis padres, mis lumbreras, las razones por las cuales vivo pueden estar de camino al mundo de los muertos. Lloro inconsolablemente por un tiempo que no podría definir pero aún así me levanto y seco mis lágrimas. Debo cumplir con mi deber de entregar el papiro de mi madre a la señora Tafnes y continuar con mi vida. Sé que mi papá diría ahora: "De los cobardes no se ha escrito nada". Sonrío instintivamente al imaginarme su voz gruesa al mencionar esas palabras y me decido a continuar con mi camino.
•••
Holaaaa a todos! Dios les bendiga sobreabundantemente! Espero que hayan disfrutado de este capítulo. Decidí transportarlos a Egipto, por eso se habrán dado cuenta de que aquí Agar menciona a sus dioses y al mundo de los muertos. Lo pongo precisamente para que conozcan algo de la cultura egipcia de aquel entonces, no para que crean en esas cosas pues el Dios verdadero es el de Abram( y mío también).
En el próximo capítulo sabremos si Lot decide irse con su tío o si se quedará en Harán. Voten y denme su opinión! Chau.