Contado por Sarai.
La vida en Ur era magnífica pero no se compara con lo que tengo en Harán. Aquí hasta la fragancia del aire es diferente, huele como a rosas recién cortadas, como agua que brota de un manantial, no tengo palabras para describirlo. Solo han pasado días desde que llegamos y ya me siento en casa. Es una sensación muy diferente a lo que estoy acostumbrada.
-Lindo atardecer-escucho a Ada hablando a mis espaldas. Me giro y veo que su mirada está fija en el horizonte.
-Sí, es hermoso, pero como cualquier atardecer-le digo con simpleza.
-Para mí este es un momento especial del día. Amo ver las puestas de sol-responde.
-Yo prefiero ver cuando el sol va saliendo, cómo va desplazando la oscuridad de la noche y hace resplandecer la luz del día.
Nos quedamos en silencio por momentos, contemplando el panorama. Unos pasos nos interrumpen.
-¡Elam!-grita Ada con emoción.
-Hola Elam, ¿qué tal te trata el trabajo aquí en Harán?-pregunto
-Muy bien señora Sarai-me responde.
-Llámame Sarai, por favor.
-Es el respeto-me responde.
-Amor, ¿nos vamos?-pregunta Ada a su esposo.
-Claro, si he venido a buscarte-toma la mano de su esposa, se despiden de mí y se van.
Se ven tan enamorados. Ellos han sido como hijos para Abram y para mí y nos alegra mucho su unión.
Unos brazos que reconocería hasta en otro mundo me rodean por detrás. Puedo sentir ese aroma que desde joven me ha cautivado. Deposita un tierno beso en mi mejilla y nos vamos a cenar.
-Mi amor, ¿cómo fue tu día?-le pregunto.
-Maravilloso. He hecho muy buenos negocios en la ciudad y he conocido a muchos mercaderes-me responde animado.
-¿Y Taré, cómo está?
-Parece un chiquillo de cinco años con un nuevo juguete-reímos-Ha amado esta ciudad más que a sí mismo.
-¿Sabes lo que estaba pensando?-Abram me mira expectante- Creo que deberíamos mandar aviso a Nacor que estamos aquí.
-No había pensado en eso hasta ahora-dice pensativo.
-Es que Harán es una ciudad muy rica, él y Milca se pueden instalar perfectamente aquí. Quizás ahora no, pero cuando el bebé crezca un poco podrán venir.
-Tienes razón, enviaré algún mensajero a Ur-responde mi esposo- Y tu día ¿cómo ha sido?
-Básicamente, relajado, tranquilo y sin ti- le digo un poco triste.
-Ay, amor. Sabes que mi trabajo me consume un poco, pero prometo que pronto estaré a tu disposición para siempre.
-Yo no me estoy quejando, es solo… que te extraño un poco.
-Te entiendo, mi vida también es un poco monótona sin ti, sin tu sonrisa que me cautiva, sin tu voz que me pone los pelos de punta-se va acercando suavemente- sin tus labios que me hacen delirar…
Cuando reacciono a sus palabras, ya ha anulado la distancia entre nosotros y ha colocado sus labios sobre los míos. Ahora solo tengo la certeza de que amo a este hombre con todas mis fuerzas y prometo estar a su lado todos los días de mi vida…
ESTÁS LEYENDO
Un pacto eterno. La historia de Abraham y Sara contada desde otra perspectiva.
Historical FictionEn una ciudad convulsa llamada Ur de los Caldeos vive un hombre recto llamado Abram. Luego de un acontecimiento terrible debe abandonar su ciudad natal y adentrarse en otra realidad. Sólo que sus planes no coincidían con los de Dios...