Nueva vida

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Un mundo de ensueño le había sido arrebatado, un amor sincero que fue opacado por las sombras de la duda y la desconfianza. La felicidad puede ser efímera como los sueños al despertar, el corazón enamorado que vive en soledad después de haberlo entregado todo. ¿Será que el final de esta historia aún no está escrito?

Londres, Mansión Phantomhive.
Agosto, 1890.

—¿No creen que toda esta situación con el joven amo es muy extraña? —Comentaba dudoso Bard en la cocina a sus compañeros de labores, la incertidumbre era unánime entre todos pero solo él se atrevía a hablar al respecto— Digo... Recuerdan cuando hace meses Sebastian volvió en un estado terrible y solo nos dejó la indicación de que nos encargaramos de la mansión mientras él buscaba al joven amo.

—Claro que lo recordamos, vivimos con esa incertidumbre por meses, no sabíamos que había pasado con ellos pero al menos regresaron ¿No?

—Si Meyrin... Pero no sé a pesar de que el joven amo estaba dormido en brazos de Sebastian me pareció otra persona ¿No les dio esa impresión?

—Bueno es comprensible que haya cambiado si algo malo le pasó estos meses, ¿Creen que estuvo raptado? ¿Lo torturaron? —La joven sirvienta con pesar acotaba.

—¡¡Ahhh!! ¡¿Quién pudo lastimar así al joven amo?!

—Finny esa no es tanto la cuestión sino ¿Cómo Sebastian el mayordomo perfecto pudo permitir que eso pasara?

—¿No tienen trabajo que hacer? —Era la pregunta molesta del demonio interrumpiendo su conversación— Tuvieron vacaciones por casi medio año, no crean que seguirán holgazaneando.

—Señor Sebastian... —Se atrevió a llamarle la pelirroja sirvienta que nerviosa se acercaba— ¿Cómo está el joven amo? Nos preguntábamos si pudiéramos ir a saludarlo, ayer cuando usted lo trajo no nos dio tiempo de hablarle.

—¡Si señor Sebastian! ¡Queremos decirle cuanto lo extrañamos!

Finny entre lágrimas parecía rogarle, Sebastian dio un suspiro y pretendía ir a sus labores que tenía acumuladas por sus meses de ausencia en la mansión.

—Por ahora el joven amo necesita estar solo cuando se sienta mejor los llevaré con él. —Dijo seriamente notando la inconformidad en sus rostros.

—Está bien Sebastian, solo dile que deseamos su pronta recuperación, que no olvide que sus leales sirvientes estamos para él y... Puedes decirle que nos perdone por no protegerlo.

Un extraño silencio se formó entre ellos ante la petición sincera del rubio cocinero, su voz parecía reflejar frustración por no haber sido de ayuda para su amo a la vez su mirada reflejaba enojo a Sebastian por haberlos hecho a un lado en estos meses. El mayordomo saliendo de la cocina no pronunció palabra alguna, solo un pensamiento invadió su mente "Yo tampoco pude evitar el pesar de mi joven amo"

Septiembre 1890

El joven conde Ciel Phantomhive desde su llegada a la mansión había mostrado un cambio en su comportamiento habitual, algo que sus sirvientes y más cercanos no pudieron evitar notar. La tristeza en su semblante era indescifrable para quienes lo trataban, su arrogancia había sido cambiada por melancolía, un Ciel sombrío y distante envuelto en un misterio era como lo describían ahora, lo que había vivido esos meses de ausencia era un misterio para todos menos para su mayordomo que estaba obligado a guardar silencio.

Después de todo ¿Quién les creería que habían pasado largas semanas en un mundo lleno de magia? Magia especial que en este mundo no existía.

—¡Oye Ciel...! ¡No me gusta verte así!
—Exclamaba Soma al ver la actitud deprimente de su amigo que recostado en su cama solo lo oía— Al menos gríta que me calle o me aleje de ti como antes. ¡Ciel! ¿Qué fue eso tan horrible que te paso?

Érase una vez... En Twisted Wonderland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora