Invitados

440 54 18
                                    

Malleus Draconia no necesitaba mencionar palabra alguna o hacer un movimiento especial para provocar que un ambiente se tensara ante su sola presencia, quienes convivían a su lado estaban acostumbrados a este tipo de reacción por parte de otros al estar cerca suyo. Ellos sabían que a pesar de la ruda y fría apariencia del Rey del Valle de las Espinas no era alguien que actuara con alevosía ante cualquiera, incluso su pequeño hijo que apenas lo estaba conociendo entendía este detalle. Por ello cuando Étienne vio las caras asustadas de los que consideraba su familia no pudo evitar reirse, porque su padre no era tan temible aunque lo pareciera, pero era un Rey después de todo imponer esa clase de "respeto" le parecía grandioso.

—Finalmente llegaron... —Decía Ciel acercándose con una sonrisa, a pesar de sentirse emocionado por volverlos a ver no lo mostraba abiertamente.

Sin embargo, su aparente frialdad se contrastaba con la alegría de los recién llegados que sin contenerse se le acercaron llenos de emoción para abrazarlo, todo ante la mirada recelosa de Malleus que sentía el reconfortante abrazo de su sonriente hijo al verlo tan serio.

—Oye Ciel... ¿Ese es tu esposo? —Susurró Soma en medio de ese abrazo, los demás a su alrededor miraron como el joven con un rubor en sus mejillas asentía con la cabeza— Da más miedo que Sebastian.

—Aún así está muy guapo... —Dijo en voz baja una sonrojada Meyrin— El joven amo tiene tan buen gusto.

—Oigan ¿No van a venir a saludarme? Y yo que le pedí a mi papá que los trajera.

Un poco resentido el pequeño reprochaba mientras hacia un puchero, los demás notando su gesto se acercaban con duda. Ese sombrío hombre no podía ser malo si abrazaba tan tiernamente a Étienne ¿No? Además era el hombre que había enamorado al orgulloso Ciel Phantomhive, tal vez al igual que él, esa imagen que proyectaba frialdad no lo convertía en alguien malvado, no al menos con quién mereciera su fastidio.  

—¡Vamos, vamos...! ¡No sean tímidos!—Muy animado Lilia les alentaba para que se acercaran de una vez al pequeño y a Malleus, quien con una sonrisa pretendía mostrarse amistoso ante sus invitados.

—Sean bienvenidos al Valle de las Espinas, soy Malleus Draconia. —Junto con esa sonrisa los saludaba amablemente, los otros sonriendo saludaban con un tímido "Hola".

—OIGAN HUMANOS, ¡¿CÓMO SE ATREVEN A SALUDAR DE ESA FORMA  A MALLEUS SAMA!? AL MENOS HAGAN UNA REVERENCIA.

—Oye Sebek no les grites, debes entender que están un poco aturdidos.

—¡¿QUÉ!? —Exclamó con sorpresa el grupo recién llegado al ver cómo un chico de cabello platinado regañaba al otro que les había gritado.

—¿Y ahora por qué ustedes están gritando? —Cuestionó confundido Silver al notar las miradas de todos sobre él.

Todos como respuesta se abrieron un poco para dejar a la vista al joven que hasta ahora había pasado desapercibido estando detrás de ellos.  Silver abrió los ojos con sorpresa al ver a ese chico que a simple vista se le parecía físicamente pero con una serpiente colgada sobre su hombro y sosteniendo un gran bolso.

—Jaja... Tenías razón Sebastian todos están tan sorprendidos como yo —Muy animado Lilia le comentaba abrazándolo por detrás mientras flotaba— Ese chico se parece mucho a mi Silver, creo que lo voy a adoptar.

—Las serpientes vienen incluidas también.

—No somos bebés, nadie nos va a adoptar... Dice Oscar... —Snake replicó con voz ronca a Sebastian, aunque parecía molesto su rostro reflejaba algo de incomodidad al ser el centro de atención de repente.

Érase una vez... En Twisted Wonderland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora