No es un sueño

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Mientras que Ciel sentado en el suelo abrazaba a su pequeño trataba de disimular el rubor de sus mejillas al sentir las miradas burlonas de Lilia y Sebastian por su bochorno, su hijo tomando con cariño su rostro entre sus manos lo miraba fijamente.

—Papá ¿Estás emocionado por ver al principe dragón? —Preguntó curioso con una sonrisa, Ciel sonrojándose aún más se daba cuenta que en unos minutos tendría que ver al hombre que amó y aquel que siempre recordaba al contemplar el bello rostro de su hijo.

En secreto había deseado tanto el momento de su encuentro y ahora que estaba a punto de cumplir su anhelo se sentía tan confundido que no sabía que hacer. ¿Qué debía decir al verlo? ¿Cómo debía mostrarse? ¿Enojado? ¿Resentido? ¿Feliz?

Afrontar el pasado no era nada sencillo aunque ese pasado no había sido del todo malo, no podía negar que estuvo lleno de hermosos momentos, en los cuales disfrutó de un profundo amor que nunca antes experimentó. Su corazón latía con fuerza a la vez que su mente traía los recuerdos de esos felices días juntos, por que habían sido más los buenos que los malos ¿No? En estos años tuvo el tiempo suficiente para reflexionar, no quería justificar la actitud inmadura de Malleus porque el mismo tampoco respondió con madurez al asunto que los separó.

Aún en medio de toda su confusión de algo si podía estar seguro, no se lanzaría a sus brazos dándole un perdón que su orgullo no le permitía conceder fácilmente y ese mismo orgullo tampoco le haría pedir perdón por su propio error. Sin embargo, pensarlo no bastaba porque no sabía cómo reaccionaría al tenerlo cerca, si su alegría y alivio al verlo sin daño, una incertidumbre que lo mantuvo preocupado estos años, podría hacer que lo perdonara sin dudarlo. Además sus sentimientos no habían cambiado ¿Cómo podría? Si Étienne, fruto de su amor se lo recordaba a diario, el vínculo perfecto de un amor imperfecto por causa de la inmadurez de ambos.

—¿El principe dragón? —Fue la pregunta de Lilia que interrumpió los pensamientos del joven— Ese es Malleus ¿Verdad Ciel?

—Hmph, no sé de que hablas...

—Bueno, me alegra tanto que le hayas hablado de él te lo agradezco mucho, siempre supe que eras un chico muy noble.

—¿Siempre? —Murmuró Ciel mirándolo de reojo.

—Kufufu Ciel, sé que al principio no fui bueno contigo, pero cambié después ¿No?. No seas rencoroso...

—¡Papá, quiero ir a ver al príncipe dragón! ¡Vamos! —El pequeño de pie frente suyo con emoción lo obligaba a levantarse, Ciel solo dio un profundo suspiro.

—Étienne, dale un par de minutos a tu joven padre.

—Pero Sebastian... —Murmuró el niño con un puchero ante la amable pero firme sugerencia del hombre que reconocía como parte de su familia, además sabía que él tenía su carácter incluso a su padre en ocasiones lo regañaba, así que era mejor no hacerlo enojar.

—Aww me recuerda tanto a Malleus cuando era pequeño también hacía esos pucheros. Es tan adorable... —Lilia totalmente embelesado por su gesto infantil decía mientras se acercaba a abrazarlo con emoción— Y estoy de acuerdo con Étienne debemos ir con el príncipe dragón... Aunque ahora es un Rey Dragón.

—¿En serio? ¿Un rey? Quiero ver su corona y su trono. —Dijo aún más emocionado el pequeño, quien arreglando su gorro empezó a caminar, apresurando sus pasos se adelantaba, sabía que solo así su padre se levantaría.

Tal como lo planeó así sucedió, Ciel al ver que se alejaba por el camino rodeado de plantas espinosas empezó a seguirlo junto a Sebastian y Lilia. ¿Cómo podía dejarse manipular por un niño de cuatro años? Pensaba para su pesar pero era su hijo después de todo, algo de su astucia había heredado.

Érase una vez... En Twisted Wonderland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora