Aclaraciones

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Las miradas entre Ciel y Malleus se cruzaron por un instante, en ese efímero instante olvidaron la tristeza de su dolorosa separación para ser embargados por una calidez que les hizo recordar los bellos momentos que pasaron juntos, y de los cuales una pequeña vida se había formado. Este hermoso niño que entre ellos con su fuerte llanto los volvía a la realidad, ambos esbozando una forzada sonrisa al oírlo fijaron su mirada ahora en él.

—¿Qué sucede Étienne? ¿Te duele algo? —Ciel preocupado preguntaba tomándolo entre sus brazos pretendía calmarlo.

—Papá... —Sollozando le llamaba  abrazándolo con fuerza— Quiero que todos los tíos vengan a la fiesta, deben estar tristes porque los dejamos... ¡Quiero que estén aquí!

—Mi niño... Sé que estás triste pero Lilia dijo que los traería después entonces...

—¡Entonces no quiero ninguna fiesta!

Gritó molesto el pequeño zafándose de sus brazos ante la mirada sorprendida de Malleus y Lilia que vieron ese cambio de actitud, era un niño tan dulce hace unos segundos y ahora estaba todo enojado haciendo un berrinche.

—No hagas esto, Étienne... Sabes que odio cuando me haces berrinches así.

Enojado también Ciel lo regañaba con firmeza, Sebastian nada sorprendido se les acercaba parecía estar acostumbrado a este tipo de escenas, padre e hijo molestos como dos niños se peleaban.

—Los dos deben calmarse... Recuerden que no estamos en casa.

La escena fue interrumpida por una risita, todos miraron a Malleus que trataba de contener esa risa indiscreta, hace tanto tiempo que no se sentía así pero era gracioso ver a los dos pelearse siendo tan parecidos físicamente haciendo los mismos gestos. Lilia en cambio no pudo contener de nuevo las lágrimas que de sus rojizos rojos brotaban, estaba conmovido al oír su risa otra vez, ese era el Malleus que conocía, no el que en los últimos casi cinco años se mantuvo encerrado en una profunda amargura.

—¿Cuáles tíos? —Murmuró algo avergonzado Malleus tratando de iniciar conversación con su hijo, este tímidamente se le acercaba alzando los brazos pedía ser cargado, ante tal petición no podía negarse, un poco nervioso así lo hizo.

Al tenerlo entre sus brazos sus rostros quedaron cerca, definitivamente era su hijo no había duda alguna pues su corazón se llenó de un dulce sentimiento que no había sentido antes, apenas lo conocía pero sentía amarlo como si los años de ausencia no hubieran pasado. De la emoción su mirada hermosamente se iluminó, este niño era parte suya formado por el amor más sincero que alguna vez pudo sentir, Étienne era un niño bastante perspicaz para su edad, notando su gesto solo lo abrazó con cariño.

A pesar de que sólo había escuchado de su padre por los cuentos sentía conocerlo, por ello nunca guardó algún mal sentimiento por su ausencia, más bien anhelaba verlo y tenerlo como lo tenía ahora. Era como siempre imaginó a su otro progenitor, es más hasta podía asegurar que lo había visto en algún sueño que no recordaba al despertar. Ciel viéndolos no pudo evitar que el latir de su corazón se acelerara, de alguna forma era lo que anhelaba porque sabía que en la vida de su pequeño este vacío debía ser llenado.

—Rey Dragón ¿Tú podrías traerlos? Eres muy poderoso ¿Verdad?

—¿A tus tíos? ¿Cuántos son?

—El tío Soma, el tío Finny, el tío Agni, el tío Bard, el tío Snake y claro la tía Meyrin. Son sólo seis personas, unas serpientes y un pastel. ¿Puedes traerlos? —Con un gesto tierno pedía  mientras acariciaba su rostro. Malleus sonrió al notar su habilidad manipuladora que al parecer había heredado de Ciel.

Érase una vez... En Twisted Wonderland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora