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Había pasado un mes desde que ambos habíamos entablado una "relación", no éramos nada formal por el momento

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Había pasado un mes desde que ambos habíamos entablado una "relación", no éramos nada formal por el momento. Solo nos estábamos conociendo. A pesar de todo lo que hemos pasado, en especial los momentos incómodos que nuestros lobos nos hacían pasar, ambos decidimos hacer las cosas a la antigua.

Pasito a pasito suave suavecito como dice Luis Fonsi.

— ¿Te gustaría comer algo? — pregunté desde la cocina.

— Si, por favor. Muero de hambre. — respondió a lo que yo reí.

—  Falta poco así que ve a lavarte las manos. — sonreí amablemente. Yi Seo asintió mientras terminaba de preparar un pedido que tenía pendiente.

— Ya casi termino de todas formas, solo le estoy dando los últimos toques. — sonrió mientras decoraba las galletas. — Listo, ¿qué te parece?

— Está lindo, ¿es para un aniversario? — pregunte a lo que ella asintió.

— En lo personal odio hacer este tipo de pedidos siempre piden lo mismo, es tan cliché. No me dejan experimentar nuevos diseños. — suspiro mientras cerraba la caja.

— Quizás les gusta lo tradicional.

— Debe ser. — dijo mientras ponía la caja en el refrigerador. — Iré a lavarme las manos.

— Vale, te espero. — dije mientras servía la comida. — No tardes mucho sino se va a enfriar la comida.

Tranquilidad, eso es lo que siento a su lado. Después del engaño y decepción que me había llevado al enterarme que mi ex-pareja me engaña, a pesar del poco tiempo que llevamos conociéndonos Yi Seo hizo que todas mis inseguridades se esfumaran al conocerla, como arte de magia.

Mi abuela solía decir que el amor le llega a los que aún tienen fe después de una decepción, que aún creen después de un engaño y aún aman después de haber sido lastimados. Cuando era pequeño no entendía sus palabras pero ahora las entiendo, porque he vivido en carne viva la traición, la decepción y el dolor.

Si algo envidiaba de los betas era que ellos no sienten el dolor de un lazo roto, es un dolor inexplicable el cual lo sientes en el pecho. El cual no tiene cura o eso pensaba.

— Ya volví. — habló sacándome de mis pensamientos. — ¿Sucede algo?

— ¿Ah?

— Tu olor es… melancólico.

— Oh, eso… yo… — sentía un nudo en mi garganta no sabía qué decir.

— No tienes por qué darme explicaciones. — sonrió mientras me rodeaba con sus brazos. Correspondí a su abrazo, me traía una calidez inexplicable a mi corazón.

— Gracias. — susurré en voz baja. Ella permaneció en silencio acariciando mi espalda a pesar de ser más pequeña que yo me hacía sentir seguro. Me sentía como un cachorro siendo consolado por su madre.

— Si gustas te puedo hacer una tarta de fresas más tarde.

— ¿En serio? — pregunte a lo que ella asintió.

— Ven vamos a comer. — Tomó mi mano y nos sentamos juntos. — Si algún día deseas desahogarte recuerda que estoy aquí para ti.

— Lo tendré en cuenta. — sonreí.

Mis temores se marchan casa vez que me abraza y me asegura que todo va a estar bien.

Gente se me están acabando las ideas, aiuda plis :'v

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Gente se me están acabando las ideas, aiuda plis :'v

Gente se me están acabando las ideas, aiuda plis :'v

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𝐔𝐧𝐚 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚; 𝐉. 𝐇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora