Jung Hoseok es un alfa que busca a una omega para darle amor y que le sobe la cabeza por las noche cuando no pueda dormir, a pesar de que no a tenido buena suerte en el amor él nunca se a rendido y seguirá buscando a su pareja destinada apesar de qu...
Estaba cansado y furioso, llevaba horas trabajando en el nuevo proyecto de la empresa, el cual me tocó dirigir. A pesar de que me negué varias veces debido a que Yi Seo estaba entrando en celo y me necesitaba a su lado. Mi alfa rugía desesperadamente y aullaba por su omega, traté de estar lo más sereno posible pero aún así mis feromonas no pasaron desapercibidas por otros alfas.
— ¿Qué te sucede? — susurró Namjoon mientras me pasaba los documentos. — estás asustando a los betas. Si sigues así hasta el jefe se va a cagar en sus pantalones.
— Necesito ir con mi Omega. — dije mientras enseñaba mis colmillos.
— Oye a mi no me hablas así, no porque seas major significa que me debes tratar así. Además soy tu superior.
Namjoon era el vicepresidente de la empresa, nos conocimos en la universidad y nos hicimos grandes amigos. Siempre fui pésimo para el inglés así que un día le pedí ayuda y no tardamos mucho en conocer nos debido a que ambos hablamos mucho y tenemos buena química. Algo que hizo nuestra amistad más fuerte fue que él tenía un don para romper cosas las cuales me tocaba pagar, eso fue lo que me ayudó a conseguir el trabajo que tengo hoy en día, estaba entre los altos mandos en la empresa después de él y el presidente. Mi trabajo era ser el asesor de sus proyectos y dirigir los pagos de este.
— Lo sé, lo siento es que mi alfa me tiene loco. Siento que me va a abrir un hueco en el pecho.
— ¿Tu Omega está en celo? — pregunto a lo que asentí con la cabeza. — Carajo nunca te había visto así ni siquiera con Sun-hee.
— No menciones a esa perra. — Lo mire mal. — Nam necesito irme de verdad siento que voy a estallar.
— Bien, pero llevate las cosas y trabaja lo en la casa. Aunque sé que eso no va a suceder. — me sonrió pícaro. — Dale vete con tu Omega.
— Gracias, por eso te amo. —dije mientras lo abrazaba para luego darle una lamida en la cara.
— ¡Oye! — se quejó mientras me empujaba. — ¡encima que te dejó ir me haces de tus gracias!
— Es la costumbre. — me defendí.
— Vete antes de que cambie de opinión.
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Al llegar a casa sentí aquel golpe de calor que tanto se familiariza al sentir las feromonas de tu pareja al estar en su celo. Dejé mis cosas en la sala y subí a la habitación donde podía escuchar los sollozos de Yi Seo al acercarme más a la habitación. Al abrir la puerta pude ver el nido que ella había hecho usando mi ropa.
