Do you really know what you are talking about?

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El frío que había reinado en aquel invernal día en Las Vegas había mantenido a los menos fiesteros en casa, y yo estaba entre ese grupo de gente que prefería tener las narices pegadas al ordenador portátil, tapada con dos mantas bien gordas y una taza de chocolate caliente recién hecho. Y no, no estaba buscando pareja por internet, ni mucho menos, sino que estaba buscando información en archivos policiales sobre el asesinato de Leticia y John Eastwood, es decir, mis padres. Con cada palabra leída, mis ojos decían "hey Lilith, vamos a empezar a lagrimar de un momento a otro" pero realmente pensaba que no tenía más lágrimas para poder llorar. Jamás hubiese pensado que mis padres estuviesen metidos en la droga, siempre los había visto tan estrictos... De hecho, lo que más me extrañaba era que les hubiesen asesinado por no haber podido pagar la deuda. ¿Tanto consumían? Porque a mis padres nunca les había faltado dinero, incluso habría dicho que les sobraba.

Cuando recibí la noticia, rompí en lágrimas que dos semanas después no habían cesado: Echaba de menos que mi padre y mi madre bromeasen con matarse el uno al otro cuando tenían esas discusiones tontas que los tres sabíamos que acabarían con un abrazo, también echaba de menos que mi padre me llamase tramposa cuando le ganaba al ajedrez, pero lo que más añoraba era su presencia. Jamás antes me había parado a pensar en cuánto les quería y me arrepentí cuando los perdí.

Sin embargo, reservaba mi dolor para mí misma y tenía bien claro que nadie me vería tan emocionalmente débil. Por ello, me había sorprendido a mí misma buscando contactos no necesariamente legales que me ayudasen a investigar más sobre el asunto; necesitaba vengarme, y más que una necesidad, era un hecho. Con ello en mente, me enfundé en un top negro ajustado y dos pares de pantalones térmicos junto a unas botas militares que no habían sido tan caras en vano, calentaban mucho. Una rebeca larga negra y un abrigo bien caliente encima y emprendí camino al bar que me habían comentado -argumentando que allí encontraría a una persona que me podría ayudar al entrenamiento que buscaba-.

Cuando llegué a las puertas del local, casi di media vuelta asqueada por el ambiente: Estaba casi vacío sí, pero los tíos que estaban allí -a cada cual más aterrador, y eso que sólo eran cinco-, parecían estudiarme y violarme con la mirada al mismo tiempo. Arrugué la nariz mientras me quitaba el abrigo, al parecer era la única mujer en el local. Caminé hasta entrar del todo al bar, doblando el abrigo sobre mi brazo sin fiarme demasiado de la gentuza que había por allí. Llevé la mano al bolsillo trasero de mi pantalón, sacando un papel con el nombre Zayn Malik escrito en él junto a una pequeña descripción física del susodicho. La nota me la entregó un hombre, pero estaba segura de que la había escrito una mujer, ya que se podía leer "atractivo" entre otros adjetivos. Paseé la mirada entonces por el bar, ¿atractivo? No conocía los gustos de quien escribiese la carta pero estaba claro que aquí no había ningún hombre atractivo.

- Muñeca, ¿necesitas ayuda? -Se me acercó un tipo que de lo que menos dotado estaba era de buen aspecto.

- ¿Está aquí Zain? Zain Malik -Pregunté, mirándole con cara de pocos amigos.

No había pasado el corredor que llevaba a la sala por lo que sólo pude ver a cuatro tíos sin contar al camarero y al armario empotrado que se me había plantado delante hablándome con actitud de chulo.

El tío negó con la cabeza y me indicó que le siguiese, murmurando "hijo de puta, se las lleva a todas", guiándome por el pasillo hasta la diminuta sala donde ahora éramos nueve personas, entonces me señaló a una de las esquinas más apartadas, donde pude ver a la única persona del bar que no se había molestado en mirarme, ya que todos los demás incluso habían dejado sus conversaciones a un lado para centrarse en mirarme fijamente.

El armario empotrado se fue a la barra y me dirigí a la esquina donde el tal Malik estaba sentado. Éste estaba centrado en una especie de lista en la cual tachaba cosas, no sabía qué había en ella, pero sí estaba segura de que no era la de la compra. Mantuve mi mirada en su rostro mientras tomaba asiento frente a él sin ser invitada a hacerlo.

You'll lose some || z.m auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora