The new Lilith.

86 3 0
                                    

Curaba la herida de mi rodilla mientras pensaba en todas las pruebas aportadas por la policía acerca del asesinato de mis padres. Quizá no era la mejor forma de pasar un sábado, pero sí era algo útil... Bien, estaba segura de que mi conocimiento sobre el tema era escaso, pero más seguridad me transmitía la idea de que mi limitado conocimiento era más amplio que el de la policía.


¿Quién en su sano juicio creería que mis padres, aquellos que me habían pagado la carrera hasta el momento de su muerte y me habían comprado un piso dúplex realmente grande, no habían podido afrontar deudas de drogodependencia? Imposible. Ante todo, si tenían problemas con la droga, sobretodo para el pago de la misma, su prioridad como drogadictos sería conseguir más, ¿no? Entonces, ¿por qué iban a dar más importancia a mi futuro? Es decir, otros padres cualesquiera hubiesen hecho lo contrario de lo que yo opinaba, pero si se les acusaba de drogadictos, debían atar los cabos que habían dejado sueltos.


Fuese como fuese, el asesino estaba suelto, y probablemente ya sabía que lo buscaba. Y yo estaba deseando que llegase la hora de la verdad, por mucho que no estuviese preparada de ninguna forma excepto mentalmente para volarle la cabeza. Había tenido la suerte de salir de rositas del asunto, había tenido muchísima suerte; aunque más suerte estaba tenía yo por tener la oportunidad de ser entrenada para vengar la muerte de mis padres en cuanto llegase el momento. Quizá ese hombre o esa mujer que había tomado la vida de mis padres, tenía en mente cobrarse la mía también para cerrar el círculo familiar Eastwood.


Aunque la realidad era que mi corazón se aceleraba con la idea de tener que usar algún día una pistola. El hecho de que estaba segura de acabar con la vida de aquel que se atrevió a tomar la de mis padres por motivos que desconocía, era verídico, pero no estaba segura de mí misma. ¿Iba a ser capaz de soportar a mi propia consciencia lanzándome repetitivos ataques de culpabilidad por ser una asesina? No estaba segura. Siempre me había considerado una defensora de la vida, y en aquellos momentos, parecía estar encontrando a una nueva Lilith, una nueva y vengativa Lilith Eastwood que había permanecido escondida y había escogido aquellas circunstancias como las perfectas para darse a conocer. Y lo que más me aterraba, era que no conocía a aquella chica que me miraba desde el espejo.


Y entonces, Floyd se subió a mi regazo y me miró atentamente. Acaricié su morro y le dejé un beso en la cabeza, mirando la nada.


- A veces creo que somos tú y yo contra el mundo, enano. -Le comenté a mi perro, ganándome un buen lametón en la mano. Reí levemente, apartando a Floyd para dirigirme a mi habitación. Una vez dentro, me cambié de ropa para llevar algo abrigado y salir a pasear con Floyd- ¡Floyd!, ¿quieres salir a la calle? ¿Eh? ¿Quieres? -Llamé su atención, haciéndole saltar varias veces a mi alrededor.


Una vez me hube cambiado de ropa, salí a la calle junto a Floyd. Al parecer se celebraba un evento gastronómico en una calle peatonal contigua a la mía, por lo que no dudé en acercarme. ¡Había muchísima gente! No dudaba que todo el barrio se había acercado a husmear, ya que se podían leer carteles donde los "PRUEBE GRATIS" destacaban. Mantuve a Floyd cerca de mí con la correa, adentrándome en la masa de gente que se había formado en torno a los puestos de comida. Con la mente centrada en mis asuntos y un bollo de crema en mano, choqué con una chica que parecía tan despistada como yo.


- ¡Lo siento mucho! -Exclamé, sorprendida al verla con todo un vaso de chocolate por encima de la camisa. Genial, el día parecía ir de mal en peor: Un tío borde me entrenaba, me dañaba la rodilla y tiraba cosas por encima a la gente- Lo siento, de veras, lo siento.


- No ocurre nada, pero mirar por dónde caminas no estaría mal. -Me aconsejó la chica con la que tuve el encuentro. Aunque creía que iba a gritarme, lo dijo en un tono bromista que me sorprendió, ya que si hubiese sido yo la chocolateada, habría mandado a la mierda a aquel que no andaba sin prestar atención al mundo que le rodea. Le sonreí con vergüenza y ella me devolvió la sonrisa con alegría- Si quieres compensarlo, tendrás que llevarme a algún lugar para cambiarme porque esto es horrible.


- Claro, claro. Vivo por aquí cerca, si quieres puedes subir y lavar tu camisa o algo así... Joder, lo siento. -Hice una mueca y ella negó con la cabeza, riendo.


Estuvimos hablando un poco de camino a mi piso, Meredith era con quien tenía el placer de hablar. Camarera al sur de la ciudad y vividora de la vida, Meredith se había gastado todo su sueldo en venir al centro de fiesta, y yo, Lilith Eastwood, me había encargado de arruinarle el atuendo.Una vez en mi piso, me presté a lavarle la ropa y dejarle algunas cosas mías. Nos sentamos una en cada sofá de la sala de estar y la invité a tomar algo mientras charlábamos. Si mi tía me hubiese visto, alucinaría: ¿Cuántas veces me había repetido cuando era una mocosa que no hablase con desconocidos? Y yo, ya maryorcita, incluso los invitaba a casa. Igualmente no esperaba que Meredith sacase una pistola y me secuestrase, robase o matase, y si lo hacía, yo tenía la mía guardada bajo mi vestido.


Antes de comenzar los entrenamientos, decidí que sería mejor llevar una pistola encima, por precaución. ¿Quién diría que Lilith Eastwood llevaba una pistola bajo su vestido? Nadie, ya que la antigua Lilith se hubiese quedado a cuadros si hubiese encontrado que portaba una pistola, más aún, descubriendo que estaba atada a su pierna. En el caso de que algún salido intentase levantarme la falda, se llevaría una sorpresa y un orificio más en el culo.


- ¿Y vives sola, Lilith? -Preguntó unas copas después, las cuales no conté ni contaré, ya que a día de hoy, sigo sin saber cuánto alcohol ingerí como para hacer lo que hice aquella noche.


- Floyd y yo vivimos solos, sí. -Reí y di un trago a mi copa, levantándome del sofá- Deberíamos salir, has venido aquí para salir, ¡pues vamos a salir!


- Ian va a mandarme a la mierda, pero, ¡a salir, joder, que le den a mi novio!


Y no intercambiamos muchas más palabras antes de salir de fiesta. Hicimos... Volvimos... Ni idea. Únicamente puedo decir que llegué a casa, bueno, llegamos. Desperté con ocho chicas durmiendo por todas las habitaciones de mi casa, Meredith a mi lado junto a Floyd y con Zain Malik en mi puerta de brazos cruzados: Tampoco aquel día iba a empezarlo con buen pie.



You'll lose some || z.m auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora