4. Cazadores.

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Por suerte, la clase terminó sin problema alguno.
Lamentablemente, no de la mejor manera. 

Mac se había retirado a mitad de clase, diciendo que necesitaba un poco de aire. Sé que no parece nada fuera de lo común, pero últimamente estaba tan paranóica que si me dijeran que una mosca estaba alrededor de mi, lanzaría un hechizo para que se extinguieran de la faz de la Tierra. Ni siquiera sabía por qué no lo había hecho todavía.

Ash y Adam me miraban raro, como si sintieran lástima por mi. Vamos, que ellos estaban igual de paranóicos. Todo lo que representaba una amenaza para Ingeria era totalmente tabú; a nadie le gustaba, quería o podía siquiera hablar sobre ello.

Los cazadores eran uno de esos temas. Obviamente, no estaba confirmado que Mac sea uno de ellos, pero no podíamos dejarlo pasar tampoco.
Le había comentado a Reth lo que sospechaba y ambos lo habíamos comunicado a los superiores de la Academia. El caos comenzó en ese mismo instante.

—Jud, escúchame, ¿estás segura  de lo que hablas?—dijo Meredith seriamente. Ella sabía que hablaba totalmente en serio; nadie nunca jugaría con el peligro de Ingeria. Llevó sus manos a su cabello y comenzó a tirar de él—. ¿Al menos sabes algo de los Cazadores?

—Sólo lo que Kimberly me comentó una vez— contesté lentamente. Ella era la mejor amiga de mi hermana, por lo que nos conocíamos desde niñas. Actualmente, ella estaba a cargo de la Academia a la cual asistíamos.

Meredith se sentó detrás del escritorio y señaló el sillón que estaba a su lado. Me senté y ella comenzó a hablar.

—Conoces la historia de Frogher… ¿cierto? — asentí lentamente y ella siguió—. Frogher era un hechicero de magia negra. A los diez años de la creación de Ingeria, él se volvió en contra de los Dioses Estrella, intentando consumir toda la magia de lo bueno para utilizarla a su favor. Obviamente, nada de esto salió como él lo esperaba. Los Dioses Estrella tomaron el control de la situación y lo maldijeron.Esa maldición consistió en quitarle toda su  magia, pero Frogher no iba a quedarse de brazos cruzados.
>>Se dirigió al mundo humano, pasando por el mundo de las hadas. Ya sabes que ellas nunca estuvieron de acuerdo con que se las haya echado de Ingeria por traición, así que lo ayudaron a conseguir un ejército humano. En ese entonces, los cuatro seguidores que tenía realmente influían en todo. Fue así como se crearon los Cazadores. Frogher les enseñó a poder identificar a todos los submundos con sólo tocarlos, algunos incluso sólo necesitan mirarlos. Los Cazadores fueron creados para terminar la tarea que Frogher había iniciado y burlar a los Dioses Estrella.

El relato de Meredith me había dejado sin palabras. Sólo estaba enterada de la mitad de la historia.
Ni Ash, ni Adam, me creyeron hasta que Meredith volvió a hablar con ellos.  Ahora mismo, a Adam no le gustaba la idea de seguir yendo a la escuela humana, cosa que era totalmente sorprendente. De más está decir que tuvimos que seguir yendo a clases, no había manera de desaparecer sin levantar sospechas al respecto de qué éramos, pero tampoco podíamos estar muy cerca de él o siquiera dejar que nos tocara.

 —¡Hey, Jude!

Mi cuerpo se tensó inmediatamente mientras la voz de Adam me decía “te lo dije”. Ahora mismo me arrepentía profundamente de haber vuelto para recoger los libros que necesitaba para estudiar. ¡Eso me pasaba por intentar ser buena alumna! Di media vuelta y Mac me estaba mirando con una sonrisa arrogante. Le sonreí débilmente y vi como se acercaba rápidamente a mi. Tenía ganas de hacerme invisible y desaparecer, pero si él realmente era un Cazador, eso no sería conveniente.

—¿Qué hay, Mac? —dije nerviosa.

—Pues nada, quería saber si me prestarías tus apuntes, ya sabes… chico nuevo— comentó señalándose.

—Oh, claro, déjame buscar…— los papeles resbalaron de mis manos y cayeron al piso. Ambos nos apresuramos a recogerlos. Aquí es donde venía ver la parte cliché donde nuestros dedos se tocan… pero hice que una correntada de aire los alejara un poco más, por lo que me alejé a recoger los papeles.

 —Aquí tienes…— comenzó a decir Mac.

—Esos son los resúmenes, llévatelos— miré el reloj y  exclamé— ¡Mira que hora es! Mis amigos me están esperando. ¡Nos vemos luego!

Salí corriendo del Instituto y me subí a la camioneta que Adam tenía para andar en la ciudad. Me la había prestado para no arriesgarme a situaciones en las que tenía que exponerme.

Y en este momento, incluso caminar sola era una manera de exponerme.

Nota del autor:

Sé perfectamente que los tenía totalmente abandonados y por eso me disculpo. Esta historia es una muy peculiar y, al no tener nada planeado, hay veces en las que se complica que llegue la inspiración. Tengo un maratón organizado para la próxima semana por mi larga ausencia, para que realmente sepan que me arrepiento de mi ausencia.

Nos leemos pronto! Los adoro.

Hey, JudeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora