Otro verano terminado y nuevo año de clases.
Pasar tiempo con Kimberly antes de su partida había sido bueno para sacar de mi cabeza todo lo mágico hasta mi vuelta a clases. Carolina del Norte era un pueblo bastante chico, se podría decir; pero eso porque nadie sabia que Ingeria estaba justo ahi dentro. Podrías pasear tranquilamente por el pueblo y nunca sabrías que había una ciudad oculta. Yo me sentía como si supiera el secreto de Narnia.
Ash estaba totalmente agobiada con las lunas llenas, no podía controlar sus transformaciones todavía y eso la volvía loca. Ya se había acostumbrado lo suficiente como para no quejarse del dolor, pero tener que pasar por, al menos, tres transformaciones obligatorias más, era insoportable para ella.
Después estaba Adam. él era mi mejor amigo y un simple hechicero, Nos conocimos en la primaria del mundo humano, y luego, nos reencontramos en Ingeria.
Para nosotros era obligatorio tener educación tanto humana como mágica, es por eso que íbamos a dos escuelas.
Y luego estaba Kyle; era el estúpido y sexy vampiro rubio por el cual estaba colada desde primer año de secundaria. Podía decir que somos amigos y, más de una vez, hemos salido pero nunca hablamos del tema.En el mundo humano, todo era aburrido. Mis dos padres eran hechiceros y mi hermana renunció a su magia por su novio aunque realmente no era necesario.
Me estaba dirigiendo a clases cuando Adam apareció y pasó un brazo por mi espalda.— Nada mejor como comenzar el año con estudios mundanos — dijo con una sonrisa. A diferencia mía, él amaba estar rodeado de humanos en lugar de estar en Ingeria. Siempre suele decir que se casará con una humana y renunciará a su magia.
Imbécil. Sus hijos, de cualquier forma, nacerían hechiceros.
Ash estaba de acuerdo con él, aunque lo suyo era más comprensible. Si tuviera hijos con un humano, había una remota posibilidad de que sus hijos queden libres de toda relación con Ingeria.
—Nada mejor para ti, grandulón. — dije rodando mis ojos. Adam sonrió y sus ojos grises adquirieron cierto brillo de felicidad.
—Este es mi año, Jude. Siento que será así.Adam era muy optimista respecto a todo lo humano, cuando yo era totalmente lo contrario. Hay veces en las que me pregunto por qué somos mejores amigos. No somos iguales en ningún aspecto relacionado a la personalidad, pero aquí estamos. Todo se debe a apoyarse en el momento correcto.
Ingresamos en el Instituto Northpointe y ver a tanta gente caminando en los pasillos, sin deslizarse ni hacer volar los objetos, me parecía totalmente fuera de lo común. Al menos para mi. Adam se veía tan contento que parecía que los ojos se le iban a salir de sus órbitas y su sonrisa ocupaba toda su cara.
Buscamos a Ash con la mirada y la encontramos a un pasillo de distancia, en su casillero de siempre. Caminamos hacia ella y no nos sorprendió verla con unas enormes ojeras moradas y los párpados caídos por cansancio. Anoche hubo luna llena, y sólo le faltaban dos más para poder controlar su transformación, lo cual tenía tantos puntos positivos como negativos. Ella nos dio una sonrisa cansada y cuando iba a decirnos algo, el timbre de primera hora sonó. Ash nos comentó que nuestra primera hora sería literatura. Siempre tratábamos de tener las mismas clases y este año lo habíamos logrado con un poco de abracadabra por aquí y otro abracadabra por allá.Si, lo sé, lo siento, fue un chiste muy malo.
Los salones siempre se mantenían iguales, nunca cambiaban mucho más que el color de la silla del profesor básicamente, y eso era todo.
Los alumnos fueron entrando a medida que pasaban los segundos y a los tres minutos ya estaba todo repleto. los profesores solían llegar un poco más tarde los primeros días, así que siempre debíamos esperarlos. Lamentablemente, el profesor Houdon no tardó mas de dos minutos en aparecer. La puerta se cerró y el salón se sumió en un completo silencio. Él era el más estricto de todos los profesores de la secundaria y nadie quería arrancar con el pie izquierdo con él a menos de que estés preparado para que tus notas en literatura no sean mayores a cuatro.—Bueno, la mayoría de ustedes ya me conoce y, para los que no, soy el profesor Houdon. Seré su profesor de literatura por este último año. Ya me cansé de no ver caras nuevas.
Todos siguieron en completo silencio y nadie quizo interrumpir.
—Bien. Hoy empezaremos con la vida...
—Lo siento, profesor, no quería interrumpir.Un chico había entrado sin el permiso de Houdon y puedo jurar que todos retuvieron su respiración. Él tenía unos bonitos ojos grises y una cabellera caoba con un gorro de lana. Parecía estar bien entrenado ya que su camiseta gris manga larga marcaba a la perfección sus músculos. Quizás la causa de que ninguna chica respirara era que él era jodidamente perfecto.
—Está bien, señor Smith. De su anterior escuela ya me advirtieron que esto pasaría.— comentó el profesor.— Clase, él es Mac Smith. Viene de una escuela privada de Pensilvania y esté año será su compañero...
—Debes estar bromeando.— le susurró Adam a Ash. Todos sabemos que Pensilvania es el lugar donde habitan más vampiros gracias a la fortaleza que les brinda su tierra, y tener a alguien de ese lugar entre nosotros, nos podría llegar a costar bastante.Había dejado de prestar atención al profesor hasta que dijo: —Puedes sentarte con la señorita Jackson, ya que al parecer, no tiene compañía.
Comencé a maldecir en todos los idiomas posibles. No había muchos humanos en Pensilvania, y si los había, eran familias de cazadores. Y para nada quieres tener a una familia de cazadores a tu alrededor.
—Y la señorita Jackson es...— dijo Mac.
—Soy yo. Jude Jackson.— respondí repentinamente. Mac sonrió y dos hoyuelos aparecieron. Oh, vamos, sólo faltaba que sea un mujeriego. Mac se acercó hasta mi lugar y se sentó a mi lado, tendiéndome la mano.Eso no era nada bueno.
Si es que realmente venía de una familia cazadora, Mac podía llegar a sentir con solo tocarme si yo era algo más que un humano, sea vampiro o no, él sabría que soy diferente. Cubrí mi mano con la manga y tomé la suya mientras lo miraba directamente a los ojos. Estaba segura que no había sospechado nada, ya que no había razón alguna para hacerlo, ya que dudo que haya sentido algo más que una mano humana a través de una tela. Es algo que me había enseñado mi padre. A través de una tela como el algodón, un hechicero podía cubrirse perfectamente de alguien como un posible cazador.
Tampoco me quería precipitar. Tal vez sí que era solamente un humano, pero no pensaba arriesgarme.
A mi lado, Ash y Adam estaban incómodos por la situación tanto como yo. En cambio, al sentir la tela sobre su mano, Mac sonrió y dijo: —Encantado de conocerte, Jude.
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Hey, Jude
Aktuelle LiteraturLas historias de amor suelen ser demasiado cliché y llamarte Jude, como una canción de los Beatles , suele ser demasiado raro. No conozco a nadie que se llamé así. No soy nueva en el Instituto, no soy la chica que nunca se ha enamorado, ni soy una...