Prólogo.

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1261:

—Caeruleum Ignis.

La sala se llenó de un fuego azul y los submundos comenzaron a arder. Había de todas las clases: hombres lobos, vampiros, hadas, demonios, magos con magia negra. Quien había comenzado el incendio, estaba matando a todo ser mágico que no fuera puro.

Ingeria había sido fundado diez años atras por los Dioses Estrella con el fin de mantener a todo ser no humano protegido de... bueno, lo humano. Nadie, además de los que poseían el don de la magia, sabía de la existencia de esta ciudad.

O eso era lo que creían.

Alguien había traicionado a los Dioses Estrella y había llenado a Ingeria de humanos, quienes mágicamente, habían muerto al poner un pie en la ciudad. 

Frogher decidió tomar este asunto en sus manos y averiguar quién había sido el responsable de la traición. Obviamente, nadie se había dado cuenta de que era imposible confiar en él. Frogher había metido a todos en la misma bolsa y decidió asesinar a todos los submundos y crear una nueva era con todos los hechiceros a su poder: La era Oscura. 

Lo que Frogher no sabía era que esta nueva era no duraría más que diez horas, y los Dioses Estrella lo asesinarían a sangre fría por traición.

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