// EMILIO //
-Vámonos de aquí. -Dije sin aliento. Por primera vez en mucho tiempo me siento feliz, y todo por el.
¿Dónde? -Dijo Joaquín mientras ordenaba su cabello. El era tan hermoso.
-Donde sea, sólo quiero estar contigo. Pero, saldré yo primero. Pueda que tu hermano nos vea. Te espero, pequeño. -Dije dándole un pequeño beso en los labios y saliendo.
Me sentía tan jodidamente completo. Después de tanto tiempo. ¿Es que acaso esto es real? Caminaba por en medio de toda esta gente, con una sonrisa en la cara. ¿A quién engaño? Después de todo lo que he pasado... El siempre ha sido mi problema favorito.
Alguien me sacó de mis pensamientos.
-Emilio... -Dijo una chica abrazándome y luego dándome un beso en la mejilla.
-Oh, hola. -Le dije a Melody. Dios, ¿cómo decirle que me deje la maldita vida en paz sin ser grosero?
-Ven, vamos a bailar.
-No, no puedo. -Dije soltándome de su agarre. Empecé a caminar lejos de ella, sentía que me llamaba, pero la ignoré.
En mi mente sólo estaba Joaquín.Entré a mi auto y lo esperé. Minutos después apareció el con ese hermosa sonrisa que tanto me encanta.
-Dios, ¡hay muchas personas ahí! -Dijo y yo reí.
- ¿Dónde quieres ir?
-No lo sé. O, bueno, sí. Vamos a tu lugar favorito, ¡prometo no quedarme dormido esta vez!
-Tus deseos son órdenes. -Dije sonriéndole.
En el camino no pude evitar voltear un par de veces para verlo. El me miraba y sonreía nervioso.Después el encendió la radio y Kids de MGMT sonaba. Los dos empezamos a cantar la canción a todo pulmón.
-Llegamos. -Dije saliendo del auto y abriendo su puerta. Esto sólo lo hacía con mi madre.
El salió con una sonrisa en la cara y de la mano entramos a la casa. El apenas entró, se quitó los botines que llevaba. Con los botines, o sin ellos, el siempre se va a ver pequeño.
Mío.
- ¿Tienes hambre?
-Sí. -Dijo el mientras se sentaba en el sofá.
Busqué el teléfono y pedí una pizza. Espero que no demore, porque yo también muero de hambre. Me senté en el sofá al lado de el.
-Juguemos a 20 preguntas. -Oh Dios, ¿qué le diré de mi asquerosa vida?
-Empiezo yo. -Dije aprovechándome de la situación. El asintió.
- ¿Qué pasa con Dylan? -El suspiró.
-No sé cómo pude estar con él. Digo, no tuvimos nada serio, pero. Él es un imbécil. No sabes cómo me arrepiento de alguna vez haber salido con él.
- ¿Pero entonces por qué decidiste salir con él? ¿Te gusta?
-Es sólo una pregunta Emilio y es mi turno. -Suspiré.
- ¿A qué edad perdiste tu virginidad?
-Creo que a los 14, o a los 13. No lo recuerdo. -Dije y el se sorprendió.
-Fuiste tú la que hizo la pregunta. -El río.
-Sí, lo sé.
- ¿Te gusta Dylan?
-Oh, no. Para nada. Nunca me gustó.
- ¿Por qué me besaste ese día? -Dijo el, podía notar lo nervioso que estaba.
-Porque quería. Me gustabas. ¿Y sabes? No sabes desde ese momento lo mucho que he deseado tus labios.
El tomó la iniciativa y se acercó a mi para darme un beso. Sus manos se perdieron en mi cabello y las mías en su cintura, luego nos separamos por falta de aire.
-No sabes lo duro para mí que fue verte con diferentes chicas todo este tiempo.
-Pensé que cualquier chica me haría olvidarte. Nunca lo conseguí.
-Eso fue exactamente lo que hice con Dylan. Tampoco funcionó. -Yo sonreí.
-Te quiero, ¿lo sabías?
-Yo te quiero mucho más. -No lo creo. El no tiene idea de lo mucho que lo quiero. Todo, absolutamente todo, de el me encantaba.Estoy enamorado incluso de sus defectos.
El timbre nos interrumpió.
-Yo abro. -Dijo el mientras se dirigía a la puerta y yo buscaba el dinero.
-Precioso, son 5.99. ¿Estás solo? -Escuché decir a ese imbécil que trajo la pizza.
Me acerqué a ellos y abracé a Joaquín por detrás dándole un beso en la mejilla.
-No. No lo está. ¿Por qué? ¿Algún problema?-Él me entregó la pizza y respondió nervioso.
-No.
-Muy bien. No me gustan los problemas, ¿sabes?
-A mí tampoco... -Dijo dando una vuelta y se fue lo más rápido que pudo. Voltee a ver a Joaquín y los dos estábamos soltando carcajadas.
-Creí que le tendré que dejar claro a muchos que eres MI pequeño. - El sonrió y me abrazó.
-Tuyo. -Esas palabras me dejaron sin aliento. Mi corazón latía con tanta fuerza que sentía que podía salir cualquier momento.
Me acerqué a el y le di un beso. Luego lo agarré de la mano y nos dirigimos a la cocina donde comeríamos.
Risas, besos, abrazos, películas, una sábana, un sofá, palomitas de maíz, confesiones.
Con eso se resume mi perfectamente noche.Y finalmente, un Joaquín, dormido en mi pecho.
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Pequeño Eres Mío // [Emiliaco]
Teen FictionJoaquín Bondoni, y Emilio Osorio No tenían muchas cosas en común, sus edades eran distintas, sus maneras de caminar no coincidían y mucho menos la estatura. Nunca pensaban igual, tenían ideas muy diferentes. Emilio era dueño de sí mismo, Joaquín alg...