Capitulo 31 ✓

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Me desperté en el sofá de mi novio y lo primero que hice fue preguntarme donde estaba. Los dos nos habíamos quedado dormidos.

- ¿Emilio?

-Estoy aquí. -Respondió desde la cocina.

- ¿Cuándo te levantaste? -Dije acercándome a él.

-Hace como media hora. Tú no te diste cuenta, eres un pequeño dormilon. -Reí.
Emilio estaba sin camisa. ¿Es que acaso no sabe lo que provoca en mí cuando está así?
Oh Dios, ¿qué estoy diciendo?

Pero siendo sincero, Emilio provocaba muchas cosas en mí. Cosas que jamás imaginé sentir.

Nunca había pensado así de un chico, pero con Emilio era diferente.

Y a veces, me gustaría saber hasta dónde podríamos llegar.

Pero sé que todavía no tengo la confianza suficiente para estar desnudo enfrente de él.

- ¿En qué piensas? -Dijo agarrando mi mano y sentándome en sus piernas.

-Oh, nada... Sólo algunas cosas. -Dije nervioso.

- ¿Me encuentro en la lista de esas cosas? -Dijo suavemente en mi oído. Maldita sea, él sabía lo que provocaba en mí y lo estaba aprovechando perfectamente.

-Sí... -Dije mirándolo fijamente y presionando mis labios contra los suyos.

Él me cargo y yo enredé mis piernas en su cintura, mientras me llevaba hacía la sala.

Mientras nos besábamos, Emilio me fue acostando con delicadeza sobre el sofá, el beso cada vez aumentaba. tenía mis brazos alrededor de su cuello.

Su beso casi salvaje evitaba que el aire llegase a mis pulmones y no importaba, respirar pasó a segundo plano, profundizó el beso explorando con su lengua mi cavidad, mientras sus manos inquietas tocaban cada parte de mi piel. Me consumía como leña al fuego estando entre sus manos, deleitándome con cada caricia, suspirando en su boca, hundiendo mis dedos en sus finos cabellos, gimiendo su nombre cuando sus labios marcaron un camino húmedo hasta mi cuello.

Sus manos siguieron recorriendo mi figura pasando por mis caderas y terminando en mis piernas.

Al separarnos, los dos contábamos con la respiración muy agitada y nuestros labios estaban algo enrojecidos y al mirarnos podía observarse la pasión que desbordábamos.

-Te quiero, pequeño. -Dijo con la voz agitada- Gracias por escucharme.

-Siempre estaré ahí para escucharte. Lo prometo. -Dije besándolo de nuevo.


[……]

Una semana había pasado desde que Emilio me lo confesó todo.

Una semana.

Lo obligué a ir a pedirle perdón a su madre y terminamos teniendo una agradable cena en su casa. Belle es una fantástica y divertida mujer.

Mi relación con Emilio va mucho más que bien, siento que ya nos tenemos más confianza.

En cuanto a mi padre y Nicolle, no se han ido de la casa. Pero es muy fácil ignorarlos, por ahora.

Estaba en el auto de Emilio, pero en este caso, yo iba al volante y Emilio en el asiento copiloto.

Emilio me estaba enseñando a conducir.

-Joaquin, por favor, con cuidado... -Suplicó.

-Emilio, cálmate, lo tengo todo bajo control. -Dije acelerando.

-Gira a la derecha. -Ordenó y yo lo hice.

- ¿Ves? Soy un experto en esto. -Dije orgulloso.

-Estás yendo demasiado rápido, por favor, detente.

Pequeño Eres Mío // [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora