Amor de Licántropos

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"Tome sus frías manos, las acaricie y toque mi rostro con ellas; roce mi cuello, mi pecho *... Sin soltar sus manos; puse mi rostro una vez más entre sus senos, aunque ya se encontraban tétrica mente helados... Aún me daban fuerza para vivir otra vez. Tome un poco de gasolina, la regué sobre ella y dentro de todo el cuarto, encendí un mechero y me aleje de la casa en llamas..."

 El estruendoso sonido de las gotas cayendo, una al lado de la otra... era simplemente exquisito, me senté en el barandal del puente, mire el río correr, sonreí y me dije:  "Vaya es un día perfecto para morir"...

 Sin querer solté la baranda y caí...

Relatos de un locoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora