Suicidio de una lagrima

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El final de un ocaso de primavera adornaba la falda de la pequeña peonia que florecía en el regazo de la lagrima de la muerte; sus manos ya no eran iguales, solo acogían dolor y sufrimiento, pero, sus ojos aún tenían ese brillo infernal aquel que impacientemente aniquilaría cada parte de tu ser. Sus labios rosáceos resplandecían más que nunca, pues ella no caería tan fácil como muchos estiman; ella sería capaz de tomar las filosas tijeras a su lado para así aniquilar la pobreza en su ser y nacer una vez más...

Relatos de un locoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora