LA MADREMONTE

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La primera leyenda es la de la Madremonte, la diosa de las selvas y los montes. Esta historia se extiende desde los Andes centrales y occidentales, Antioquia Grande y los valles del Magdalena y del Cauca. Según anécdotas y cuentos de los campesinos de las regiones mencionadas, la Madremonte se muestra como una mujer putrefacta y musgosa, de ojos brotados como candela, colmillos grandes y con una expresión de furia impresionante.

Va siempre vestida con chamizos, bejucos y hojas frescas, con lianas y musgos en su cabeza. Según los cuentos de la zona de Antioquia, se aparece como un ser mitad mujer, mitad monte; para los del Cauca aparece como una anciana vestida de hojas, ojos rojos y cara color ceniza.

Se dice que la Madremonte es agresiva y ataca cuando hay grandes tempestades o inundaciones que acaban con sembrados y cosechas.

En esas noches los campesinos dicen escuchar gritos infernales suyos que provienen de los campos. También hay quienes dicen que las tempestades e inundaciones se deben a que el agua de enturbia cuando la Madremonte se baña en el nacimiento de las quebradas.

Las víctimas de la Madremonte son los aserradores, cazadores, pescadores y leñadores. Se dice que los leñadores han escuchado los gemidos y gritos enfurecidos de la Madremonte cuando talan árboles; persigue a vagabundos y esposos infieles también. Se cuenta que varios han desaparecido por días y cuando regresan, dicen que fueron desorientados por la Madremonte y que ella los hace perder del camino.


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