En una época en la que la ciudad había sido recuperada por las tropas castellanas, un miembro de la nobleza había sido elegido para controlar el territorio. Debía hacerlo desde el Castillo de la Concepción. Pero su soberbia, unida al amor deseado por una doncella cartagenera, le llevaría por el camino equivocado. A pesar de su insistencia constante, la joven lo rechazó una y otra vez porque andaba enamorada de un muchacho. El noble, no contento con la situación, le tendió una trampa al amado y lo asesinó para obligar a la chica a casarse con él.
Pero esta volvió a rechazarle y, por ello, el noble capturó a la doncella para encerrarla en su castillo, momento en el que ella lanzó una maldición sobre su secuestrador, quien moriría días después. Así, cuenta esta leyenda que el espíritu de la desafortunada sigue vagando y apareciendo por las inmediaciones de la fortificación.