La visita de Drácula

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El desembarco en Cartagena de un ataúd sin dueño se fue convirtiendo poco a poco en un caso de vampirismo. Tras ser reclamado por carta desde La Coruña, viajó hasta allí, pero dejando huella allá por donde pasaba, desde Almería hasta Comillas. Volvió a quedarse sin propietario y fue devuelto a la ciudad portuaria. Pasado un tiempo, un aristócrata de Alhama de Murcia lo reclamó. Cuenta la leyenda que solo se le podía ver al ponerse el sol, en la oscuridad, como los vampiros.

¿Qué opinas sobre estas leyendas cartageneras? ¿Quieres conocer otras? ¡Viaja con allí y descubre la del monje de San Diego!

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