La Melodía Perfecta ®️ #FlowersForValentines1

Capítulo 1: Él

Prendo el último botón de mi camisa y siento cómo se cierra la tela sobre mi cuello, oprimiéndolo. Al demonio. No uso camisas más que para eventos especiales, ¿por qué habría de ponerme una ahora? Casi que arranco la prenda para liberarme y la arrojo sobre la cama, cruzo a zancadas la habitación y busco una camiseta blanca y un suéter liviano. Así está mejor. Sonrío al espejo viendo el resultado final pero casi al instante retumba en mis oídos la conversación con mi padre menos de veinte horas atrás.

— No soy un niño, papá. No puedes decirme qué hacer.

— Oh, sí, claro que puedo, jovencito, porque en caso de que lo hayas olvidado, soy tu representante — había dicho con la voz peligrosamente baja y apuntándome con el dedo —. Así que escúchame bien: mañana vas a levantarte, tomarte tu mágico batido mañanero y vas a mover tu maldito trasero hasta la oficina donde pondrás tu mejor sonrisa y le dirás a Skye que estás encantado con la propuesta y que no puedes esperar para trabajar juntos. ¿Entendido?

Su rostro encendido y sus ojos crispados de furia tan sólo aumentaban el nivel de amenaza de sus palabras. A mi padre se le daba bien eso de olvidarse del vínculo de sangre y ponerse en la piel del más despiadado empresario cuando de negocios se trataba y aún más cuando debía discutirlos conmigo que soy su principal entrada de dinero.

"Pues Jeffrey Valentine ha logrado su cometido una vez más" pienso con desagrado mientras ato los cordones de mis zapatillas.

Echo un vistazo a la pantalla de mi teléfono: las diez treinta. En una hora se supone que estaré firmando un contrato fantástico sumamente beneficioso para mi carrera musical. El problema es que no lo es. No es ni fantástico ni beneficioso. En primer lugar, porque implica un dueto con Skye Jackson, la superestrella adolescente del electro pop. Que alguien le explique a mi padre que mi música y el electro pop no se llevan para nada bien. En segundo lugar, mi carrera está bien. Me corrijo, está mucho más que bien, está espectacularmente bien. Desde que formamos "Devil's Valentine" y firmamos nuestro primer contrato discográfico cinco años atrás jamás estuvimos fuera de foco. Nuestros discos se venden como pan caliente, todas nuestras canciones suenan en cuanta radio existe en el planeta y las entradas para los conciertos se agotan en el primer día de ventas. Somos los ídolos del pop rock de esta década. Adam Levine llora cada vez que escucha nuestro nombre. No es que le hayamos quitado el puesto a su banda a propósito ni le deseáramos el fin a ningún colega, pero debo reconocer que se siente bien saber que superamos a Maroon 5. Y esto me lleva a mi último punto. Porque la firma de este contrato es el punto de partida para mi carrera solista. Y yo no quiero una carrera solista.

Me paso las manos por el rostro con fastidio. La oficina de Spot Records, el sello discográfico de la banda, es el último lugar al que quisiera ir hoy. Sin embargo, termino mi desayuno, tomo las llaves de mi Jeep y salgo camino al número tres de la Avenida Madison.

Cruzo la robusta entrada de acero y vidrio con quince minutos de antelación.

— Buenos días, Fitz — me saluda Jenna, la recepcionista, con una sonrisa —. Tu padre aún no termina con su reunión de las diez, pero puedes pasar a la oficina a esperarlo.

Asiento y entro en el ascensor antes de que alguien pueda decir algo más y presiono el botón del piso dieciocho. El trayecto siempre se me hace eterno porque en general las reuniones en la oficina de mi padre son acaloradas y mi opinión no cuenta en absoluto, aunque quiera hacerle creer a los demás que sí. La puerta se abre y me recibe Pam igual de afectuosa que Jenna.

— Jeff está en la sala de reuniones así que ponte cómodo — explica mientras me señala el sillón doble de cuero negro sobre la pared vidriada pero no me siento. Sale de la oficina y a los dos minutos vuelve con una pequeña bandeja plateada con una taza de café y un macaron de chocolate (mi favorito) que deja sobre la mesita frente a mí. Me dedica una sonrisa sincera y regresa a su escritorio.