Día 2: Song-shot

235 20 8
                                    

Monet siempre había sido una mujer de rutinas y pensamiento lógico, así que cuando despertó desorientada ante la luz del sol entrando por la ventana de su cuarto y con un peso extra sobre su cuerpo, supo que algo no iba bien

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Monet siempre había sido una mujer de rutinas y pensamiento lógico, así que cuando despertó desorientada ante la luz del sol entrando por la ventana de su cuarto y con un peso extra sobre su cuerpo, supo que algo no iba bien. Trató de despegar sus pestañas sin hacer ningún movimiento brusco para poder evaluar la situación, mas percibió otro obstáculo en su camino: sus ojos se sentían pesados y secos, cansados y húmedos al mismo tiempo. Cuando por fin consiguió abrirlos ya había podido deducir que ni siquiera se había quitado las lentillas la noche anterior, con todo lo que aquello implicaba y unas lágrimas de legañas líquidas como regalo...

La luz del sol atravesaba las finas cortinas blancas del dormitorio y le obstaculizaban la vista, pero era lo suficientemente capaz para distinguir la figura que yacía sobre su brazo derecho: Baby 5, la dulce y salvaje mujer a la que había apodado de aquella forma desde su primer encuentro.

Su cabello negro rodeaba su rostro como una corona y se enredaba en sus pestañas desde los extremos de su flequillo hasta los primeros mechones largos que bordeaban sus mejillas. Se encontraba apoyada sobre su espalda, por lo que podía ver con claridad que seguía dormida y con su preciado maquillaje deformado por todo su rostro. Apenas quedaba otra cosa de su pintalabios cereza favorito que unas manchas en sus comisuras y Monet tomó nota de ello para burlarse después.

Esa estúpida boca emborronada sonreía como si estuviese viviendo el sueño más tórrido posible —Monet no trató de detener el bufido cínico que escapó de sus labios—. Quizá era resultado de lo que habían consumado la noche anterior, ahora que Monet comenzaba a recordar dónde estaba y su día a día. Si no fuese suficiente el hecho de que ambas se encontraban desnudas y enredadas, el espeso olor del dormitorio y su desorden eran pruebas de lo que había ocurrido. Al igual que el hecho de que había perdido la percepción del paso del tiempo y no se había preparado para trabajar a la hora exacta que solía planificar.

De hecho, la mujer prefirió obviar el porqué de sus manos entrelazadas, el porqué de que hubiese enterrado la cara en su cuello o el porqué de que la hubiese rodeado durante la noche. Ellas dos jamás dormían juntas; no así, al menos. ¿Por qué...?

Monet se levantó de la forma más sigilosa posible para ir a darse una ducha, mas por lo visto una de las manos de Baby 5 había estado enredada en su pelo verde todo aquel tiempo y, cuando esta cayó ante la falta de algo a lo que aferrarse, las pestañas negras de la mujer comenzaron a agitarse.

Aun así, no se detuvo; aquello sería una conversación para más tarde, con la mente fría y el tiempo a su favor. Incluso cuando los dedos alargados de Baby 5 tiraron de su muñeca para traerla de nuevo a la cama, no se detuvo y siguió avanzando hacia el baño.

—Buenos días, Monet... —murmuró la morena entre bostezos. Apenas se había movido ni reaccionado, pero podía percibir su presencia incluso con aquel mísero murmullo.

—Mi asistente llegará en una hora. Te recomiendo que te vayas preparando. Esas sábanas necesitan un buen lavado.

Antes de que cerrase la puerta del baño, la ronca risa orgullosa de Baby 5 llenó la estancia con su luz.

Taste the revolution; One Piece Lesbian WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora