Capitulo 13

524 86 22
                                    

¿Confía en mí? ¿Quién era? La alta temperatura me tenia desorientado y muy a mi pesar no podía distinguir quién demonios me estaba desnudando, mi ropa salió torpemente una a una hasta que mi cuerpo quedo en completa desnudes delante de quien me es...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Confía en mí? ¿Quién era? La alta temperatura me tenia desorientado y muy a mi pesar no podía distinguir quién demonios me estaba desnudando, mi ropa salió torpemente una a una hasta que mi cuerpo quedo en completa desnudes delante de quien me estaba ayudando.

--¿Puedes mantenerte en pie? –unas manos fuertes se colocaron debajo de mis brazos ayudándome a colocarme de pie, mis pierna temblaban cual gelatina como si no fueran capaces de sostener mi peso- por lo visto no, rodea mi cuello con tus brazos que yo me encargare de todo.

Hice lo pedido y de manera ágil y rápida un brazo se coloco debajo de mis rodillas y mi cuerpo fue alzado como si fuese una pluma que el viento levantaría sin dificultad.

--Sentirás esto como cuchillas en tu cuerpo pero ayudara a bajar la temperatura –en realidad no me importaba con tal la temperatura cediera y mi cuerpo dejara de temblar- a la cuenta de tres –el sonido del agua cayendo se oía en el lugar- uno, dos aguanta la respiración, tres.

El choque del agua fría contra mi cuerpo caliente se sentía horrible, sentía más frío y era consciente de que mi cuerpo temblaba y mis dientes castañeaban peor.

--T...Te estas mo...mojan...do –dije con mis ojos cerrados sintiendo la tela de la camiseta mojarse contra mi mejilla-

--No importa, se puede colocar a secar –el agarre en mis piernas se intensifico- voy a sentarnos en el piso, así te mojaras mejor ¿de acuerdo? –Sin mucho que decir asentí, lentamente mis piernas tocaron el piso y un pecho fuerte se coloco en mi espalda y unos brazos fuerte rodearon mi cintura- apóyate en mí.

Recargue el peso de mi cuerpo en ese pecho fuerte mientras mi cuerpo temblaba sin descanso alguno, una caricias suaves se sintieron en mi abdomen sin pasarse más de la cuenta relajándome por completo.

No sé cuánto tiempo estuvimos debajo de la regadera recibiendo esas gotas de agua que ya sienta más que agradable a la hora de chocar contra mi piel fría, perdí la noción del tiempo mientras mi cuerpo desnudo reposaba en el piso del baño entre las piernas de alguien que aun no sabía quién era pero que me sentía agradecido de que estuviera ahí sin importarle mojar su ropa.

--Tus labios ya están morados –dijo con su dedo pulgar acariciando mis labios que temblaban ahora de frío y no debido a la fiebre- hay que salir ya de aquí, tengo que secarte y colocarte algo de ropa para que trates de dormir lo que queda de noche, debes de estar agotado de tanto temblar.

Sentí como se coloco de pie y luego cerro la llave del agua, sus manos se colocaron debajo de mis brazos y me ayudo a colocarme de pie.

--Siéntate aquí mientras me quito la ropa mojada, no quiero mojar toda la habitación –Ha pesar de estar más cuerdo por así decirlo no podía distinguir quién era, además mis ojos pesaban del cansancio y en esos momentos no me importaba quien era esa persona, solo me importaba que me estaba ayudando. El sonido de la ropa al caerse era inconfundible y no sabía si sentirme cómodo sabiendo que ambos estábamos como Dios nos trajo al mundo - vamos a secarte un poco.

Ƈυҽɾԃαʂ Ԃҽʅ Ƈσɾαȥóɳ -𝕹αɱ𝕵ιɳ 3-✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora