Sabito y Giyuu, una pareja de 17 años los cuales viven con la hermana del último mencionado en una montaña, y subsisten a base de vender carbón. Un día Sabito va a vender el carbón que su novio había hecho, dejando a este último en la casa. Pero al...
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Era un día nevado, algo normal para la época del año en la que se encontraban, puesto que dentro de un par de días seria Año Nuevo. Se podía ver en una montaña, repleta de nieve, una pequeña cabaña en la cual un chico de nombre Sabito de cabello color durazno y ojos color lila, se encontraba llenando una canasta de carbón que se cargó en la espalda una vez esta estaba a rebozar de dicho material.
—Sabito—llamó con un aura tranquila y amable, aquel chico con cabello negro, y ojos azules, mientras se recargaba en una muleta, logrando obtener la atención del chico, saliendo de la pequeña casa con ayuda de una muleta—Ven aquí Koishiteru, tienes la cara negra, déjame limpiarte.
Sabito, sonrió un poco, mientras se acercaba al chico de ojos azules, el cual empezó a limpiarle la cara con una pequeña toalla húmeda—Gracias Koishiteru—agradeció mientras Giyuu depositaba un beso en su mejilla—Oye, me tengo que ir a vender el carbón.
El menor suspiró mientras asentía, mirando abajo encontrándose con su pierna lastimada, razón por la cual no podría acompañar a su pareja a vender el carbón y tenia que recargarse en la muleta, suspiro con enojo—Lo sé, lo sé—dijo con desgano, e inflando un poco sus mejillas, y cruzando los brazos.
—¿Eso es un puchero?—preguntó divertido al observar la acción de su pareja, a lo cual solo recibió un bufido de parte contraria, rio mientras sus mejillas se tornaban de un color rosado claro, acercándose un paso más, tomó la barbilla del chico y la levantó, obligándolo a verlo—Te juro, que cuando regrese de vender el carbón, no me separare de ti—aseguró, para plantar un beso corto en los labios contrarios—E incluso, podemos tratar de agrandar esta familia un poco—susurró pícaro mientras acariciaba la cintura de su novio, dando a entender sus intenciones, el otro solo pudo atinar a sonrojarse cual tomate.
—Sabito—recriminó avergonzado, mientras trataba de alejar a su novio para que dejara de plantarle pequeños y castos besos en el cuello.
—Sabes que no sería imposible—dijo juguetón, apretando la cintura del contrario, pegándolo más a su cuerpo. Debido a la condición de Giyuu, ya que siendo un doncel, era capaz de concebir hijos, más ambos sabían que esto se quedaba en simples juegos, pues aún eran demasiado jóvenes como para tener una responsabilidad de ese tamaño; lamentablemente para Sabito, en ese momento una persona apareció , destrozando la burbuja en la que estaban. Sabito al observar a su cuñada Tsutako solo apego más a él el cuerpo de su novio, iniciando un pequeño juego de jalar y soltar con la chica.
—Sabito—llamo su cuñada severa mientras Sabito bufaba, soltando un poco a su pareja, la chica de cabello y ojos negros miro su hermanito el cual la miraba con cara de "ayuda", y decidió atender al llamado de su hermanito—Sabito—volvió a llamar a su cuñado, el cual la miró, apartando un poco más a Giyuu—Ve a vender el carbón, yo me quedaré con Giyuu a preparar la cena, y cuando llegues, te doy el permiso de darme sobrinos—hablo con un tono sarcástico y pícaro. De inmediato Sabito sonrió, le dio un beso a su pareja, y se despidió para finalmente partir, aunque aún a unos metros, se podían oír los reclamos de parte de su pareja a su hermana, quien simplemente reía fuertemente ante la cara roja de el contrario.
