Parte 5. El torneo renzar.

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Después de almorzar más tarde de lo habitual, me apresuré a tomar una ducha y vestirme para asistir al lugar del torneo. Yo nunca he sido fanático de los deportes de lucha. Sencillamente no me atraen, por lo que, no estaba muy entusiasmado. Pero había prometido a ese renzar ir a verlo. Así que tomé el folleto y bajé a la recepción del hotel. Mi conocido anfitrión, Chakat Blukast nuevamente me ayudó, dandome las indicaciones para llegar rápido al recinto donde se desarrollaba el torneo. Sólo debía tomar el metro subterráneo nuevamente y bajar una estación más allá del centro. Así lo hice, y tras unos minutos de viaje, finalmente llegué a mi destino. En ese instante, el sol de Chakona ya se ocultaba en el horizonte.

- Seguramente Vroeg debe estar disfrutando esto- pensé.

Caminé un par de cuadras y arribé finalmente al recinto deportivo. Era un amplio edificio de forma circular. En la entrada, un chakat recibía a los visitantes. Noté que poca gente ingresaba. Sin embargo, una vez dentro, me sorprendi al ver que los fanáticos, eran más de lo que había pensado.

En las gradas, que formaban un círculo en torno a un cuadrilátero central, se apreciaban muchos chakats. Sin embargo, los morph eran más numerosos. Seguramente, como los contendores eran bípedos, se sentían identificados. Habían morph de varías clases. Por otro lado, los renzar, que también eran bastantes, ocupaban los asientos de la parte baja, junto a la lona, la cual, se encontraba en una depresión excavada en el terreno.

Descendí por una escalera estrecha, hasta llegar junto al cuadrilátero. En torno a él, había gran ajetreo. Varios renzar, con el pelaje al descubierto, pululaban de un lado a otro, hablando entre sí, o con los renzar sentados en los primeros lugares. Los luchadores tenían sus cuerpos pintados con llamativos diseños blancos o grises, incluyendo brazos, piernas y rostro. Además, lucían un simple taparrabo en la entrepierna, a la manera de los guerreros antiguos. Supuse, que los renzar sentados en aquellos primeros asientos, eran los familiares o amigos cercanos de los contendores.

Intenté localizar a Regt para saludarlo, pero me fue imposible identificarlo con esa pintura en la cara. Además, todos eran muy parecidos físicamente. Estuve varios minutos parado al borde del escenario. De pronto, una especie de chicharra estridente se dejó oír, seguida de un anuncio indicando que la ceremonia inaugural se iniciaría en pocos minutos. Decidí volver a las gradas y buscar un lugar cómodo para observar el evento. Todo se veía muy pintoresco. Cuando comenzaba a subir las escalinatas, alguien pronunció mi nombre entre la multitud.

- ¡Esteban! ¡Esteban! Grrr... - Pude reconocer la voz de Regt. Al voltear, ví a un grande y pintado guerrero acercándose a mí a paso veloz, desde el escenario central.

- ¿Regt? ¿Eres tú?- Respondí, pues aún teniéndolo al frente, no podía reconocerle tras el maquillaje.

- Hoolaa pequeño amigo. ¡Finalmente viniste!- Exclamó abriendo sus brazos. Intenté responderle, pero se abalanzó enseguida sobre mí, envolviéndome en un apretado abrazo.

- Ouch! Cuidado grandulón- exclamé, pero era tal su ímpetu, que llegó a levantarme del suelo

- Grrr... Pensé que te habías olvidado de mí- agregó.

- Como podría olvidar a alguien tan pequeño como tú- dije con ironía.

- Je je je. Tengo un asiento reservado para ti, junto a mi esposa y hermana, al otro lado de la lona.

- De acuerdo, vamos allá- respondí.

- Hmmm... Pero está prohibido que otras personas aparte de los luchadores, pisen el círculo central.

- Entonces dime quienes son y llegaré hasta ellas por las gradas.

- No se ven desde aquí... Grrr... Haremos algo más sencillo- señaló, al tiempo que se volteaba ofreciéndome su espalda.

Atardecer en AmistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora