6. Besos

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Habían pasado un par de semanas desde la fiesta y el beso sin que ninguno de los dos lo sacara en alguna conversación y la verdad no tendrían por qué hablarlo, a pesar de la aprensión de Zhan al principio se alegró de que quedara en el olvido y que no hubiera cambiado nada en la relación de ambos.

Zhan salió de su estudio muy contento pues había ganado a un nuevo y prestigioso cliente, en su oficina había organizado una pequeña celebración con sus empleados, pero él decidió despedirse temprano, fue al restaurante que tanto les gustaba a ambos y compró comida para llevar y un par de botellas de vino. Lo único que quería era contarle a Yibo sobre aquel acontecimiento y muy contento llegó al departamento.

-Cariño, ya estoy en casa – saludó. Aún lo hacían a diario, pero ya no fingían la voz.

-Ven aquí, cosita sexy – respondió Yibo, pero con un tono más bien apagado y sin siquiera dirigirle una mirada.

Cuando Zhan lo vio sobre la mesa del comedor rodeado de libros recordó que su examen estaba muy cerca.

-¿Desde a qué hora estas estudiando? – preguntó pasando a la cocina para sacar los alimentos.

-Todo el maldito día – se quejó Yibo dejando su libro para pasar las manos por su rostro, se sentía estresado, aún había conceptos que no lograba asimilar.

-Creo que sería bueno que lo dejarás un rato – le dijo el mayor mientras acercaba la comida. Había pedido el favorito de Yibo quien recogió todos sus libros para ayudar a Zhan.

-Todo se ve delicioso – alabó.

-Es lo que una buena esposa hace – dijo Zhan sonriendo.

-Creí que yo era la mujer en la relación – dijo Yibo.

-Ups, me equivoqué de rol – dijo Zhan sonriendo.

-¿Qué estamos celebrando? – preguntó Yibo al ver las botellas de vino.

-Oh... pues...

-¡Ganaste al cliente! -recordó Yibo de inmediato, Zhan se lo había mencionado unos días antes

-¡Sí! – respondió Zhan con una gran sonrisa, aquella que mostraba sus dientes de conejo y hacía sus ojos medias lunas.

Yibo no lo pensó, solo se acercó y lo abrazó por la cintura elevándolo del piso mientras Zhan enredaba sus brazos a su cuello y le daba vueltas.

-¡Felicidades, Zhan! – le dijo también sonriendo – estoy tan orgulloso de mi futuro esposo – entonces le dio un beso en la mejilla. Ambos se miraban a los ojos sonriendo, se quedaron así por unos segundos sintiendo sus corazones latir alocadamente, aunque lo atribuyeron a la emoción del momento.

Sin querer Zhan miró los labios de Yibo recordando los besos que habían compartido y se humedeció los propios bajo la atenta mirada del castaño quien también estaba recordando lo mismo. Ambos tuvieron el impulso al mismo tiempo y acercaron sus bocas comenzando a saborear la miel del contrario enredando sus lenguas lentamente, explorando la boca contraria tomándose su tiempo en memorizar la esencia y el sentimiento que se despertaban, fue un beso suave y profundo, cuando se separaron se mantuvieron con las frentes unidas tratando de recuperar la respiración.

-¿Qué fue eso? – preguntó Zhan mirando a Yibo, hundiéndose en sus ojos claros.

-Yo sólo... es lo que hacen las parejas, ¿no? – dijo sonriendo.

-Sí, creo que es lo que hacen – respondió Zhan. Por algún motivo no se sentía mal al besarse con Yibo y tampoco quisieron prestarle demasiada atención.

-Bueno, vamos a cenar antes de que se enfríe – Yibo tomó la mano de Zhan para llevarlo al comedor. Ambos cenaron y comenzaron a conversar igual que siempre como si lo del beso no hubiera pasado.

Zhan y Yibo habían acabado con las botellas de vino que había llevado el mayor y el sueño comenzaba a invadirlos decidiendo así irse a dormir. Caminaron juntos dirigiéndose a sus respectivos dormitorios, aunque antes de separarse ambos se miraron.

-Bueno, descansa cariño – dijo Yibo.

-También descansa – le respondió Zhan. Sin pensarlo se acercó y depositó un casto beso en los labios del menor quien sólo sonrió.

El lunes siguiente Zhan se preparaba para ir a su estudio y Yibo se dirigía a la pista para las prácticas pues una competencia estaba cerca. Salieron juntos del departamento dirigiéndose al estacionamiento del edificio.

-¿Llegarás a cenar? – le preguntó Zhan a Yibo.

-No lo creo, tengo una cena con un patrocinador – le respondió Yibo poniéndose los guantes y tomando el casco que Zhan le había regalado en su cumpleaños. -¿Y tú?

-También cenaré fuera, el nuevo cliente vendrá con un nuevo proyecto – Zhan estaba a punto de subir a su auto cuando Yibo lo detuvo.

-Tu corbata está torcida – le dijo el menor acercándose a Zhan para acomodar el nudo.

-Eres una buena esposa – alabó Zhan.

-No puedo permitir que mi esposo se presente desaliñado a la oficina – le respondió Yibo.

-¡Ja, ja! Sí eres la mujer de la relación – se burló Zhan.

-Cómo no serlo si no te puedes poner bien una simple corbata – se defendió Yibo.

-Bien, no me esperes despierto, cariño – se despidió Zhan.

-Ni tu a mi – Entonces Yibo se acercó a Zhan, su intención originalmente era darle un beso en la mejilla, pero Zhan lo encaró por lo que sus labios se conectaron por unos segundos. Al separarse sólo se sonrieron y tomaron su camino.

Ninguno de los dos pensó en aquello que habían añadido a su "broma", pues los besos sobre los labios del contrario se volvieron parte de sus saludos o despedidas sin preocuparse o pensar en lo que realmente estaban haciendo o qué significaba aquello. Tampoco se percataron de que Haikuan había llegado para dejarle a Yibo un par de libros de economía y que los había visto desde lejos.

-¡¿Pero qué carajos?! – se preguntó Hai sin saber realmente qué pensar sobre lo que había visto.

Era Una BromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora