Un Marido Golpeador [ Kendall & Tu 💜]

Capítulo 26

Narra ___

No me gustaba andar en avión, me causaba nauseas.
Pero dado el nerviosismo y la tristeza, no tenía tiempo para darme cuenta que sentía ganas de vomitar.
En mi cabeza se desataba la tercera guerra mundial. Pensamientos, recuerdos…me torturaba a mí misma, inconscientemente.
El celular perdió señal. Quería decir que por más que quería llamar a Kendall, no podría.
Tu: no, no ____, tú no quieres llamarlo, tú te vas para alejarte de él. Lo planeaste todo, y ya estás en un avión, lejos del peligro. Bien, ya no lo quieres más…ya no lo necesitas ~
-Já, como si eso fuera cierto.
Intentaba convencerme a mí misma de algo imposible en todos los sentidos. Olvidarme de Kendall era como pedir que lloviera en el Sahara.
Era tonto e inútil.
Por más que mi corazón luchara por volver, había una barrera de por medio: el miedo.
Apartando el hecho de que él había cambiado, también me daba tristeza el saber que no será el mismo.
No podía concentrar mis pensamientos en otra cosa << Kendall >>. Solo su nombre me llamaba en el fondo de mi cabeza, haciendo que los más horribles recuerdos me torturaran.
Pero luego, mi corazón se agitaba…
<<-...mírame amor, vine por ti, sé que es demasiado tarde…. yo te juro mi amor, que iré por ti... ¿me escuchas? Nunca te dejaré ir>>
Sus palabras resonaban en mi mente.
Sabía que él iba a ir por mí. Lo conocía más que a mí misma.
Yo no quiero que venga por mi…le eh creído el ‘’cambiaré por ti’’ demasiadas veces que ya no puedo ni contarlas.
Pero una sensación de ¿esperanza? O…ilusión. Rondaba en mi alma. Un presentimiento de que estaría bien. Aunque no sabía si era con Kendall.

Me había atrevido a preguntarme si era capaz de hacer mi vida con otra persona.
Pero tan solo con pensarme en los brazos de otro hombre, se me retorcía el estómago del asco.
Dios! Encima Kendall pensaba que tenía un amante. No puedo creer, que estando varios años casada con él, pensara eso. Se supone que me conoce. Se supone que sabe que el único que me hace erizar es el…y solo él.
Malditas las fotos, los videos, las secretarias y el idiota de Logan. Habían arruinado mi vida, y mi matrimonio en apenas unos meses…
No sé cómo se habría sentido Kendall, cuando el idiota de Logan le dijo que lo engañaba hace 3 años.
En un punto lo entiendo, pero a él se le va de las manos…todo!

Quería buscar alguna distracción…pero era imposible.
Todo llegaba a una sola palabra ‘’ Kendall’’
Como pude, me recosté y me dormí.
Soñando como siempre con él.

Narra Kendall.
Kendall: ¿Como que no hay otro viaje a Uruguay?- dije desesperado.
Xxx: lo siento señor, pero los viajes hacia Uruguay, son muy escasos, y la empresa ha decidido poner solo un viaje al día.- explicó la recepcionista del aeropuerto.
Kendall: No, no. ¿No puede hacer algo?- supliqué colapsando por la situación.
Xxx: Lo siento, pero no podemos hacer una excepción. Tendrá que esperar hasta mañana al medio día. – mascullo la tipa tranquilamente, dios! Como la envidiaba, yo apenas podía caminar sin que me temblaran las piernas.

Ni bien ____ se fue, ingresé nuevamente al edificio a sacar un pasaje para el vuelo próximo a Uruguay.
Pero como el destino me ama!! No podré viajar hasta mañana.
Miré a Carlos, y estaba neutro. Creo que él también estaba triste por la partida temporal de ___.
Los: ¿vamos?- me dijo.
Yo empecé a caminar, y cuando menos lo imaginaba estaba en el auto. Manejando sin ningún pensamiento en mi mente. De a ratos Carlos me tiraba palabras de aliento para que no comenzara a llorar.

Cuando llegué a casa, una depresión instantánea subió a mi pecho. La extrañaba. Extrañaba sus besos, sus abrazos, tan solo su sonrisa.
Su voz. Escuchar su voz sería lo mejor para alentarme en este momento.
Pero el avión estaba en el aire, y lo estaría así hasta dentro de unas 7 horas.
Me acosté en mi sillón, y comencé a pensar en todo.
Estaba muy cansado, con la ropa del trabajo, y los ojos hinchados.
Me preguntaba si tenía sentido seguir con mi vida. Con esa carga de saber que todo esto pasaba por mi maldita culpa.
Entre el cansancio y los recuerdos decidí algo…
Decidí dejarla ir. La hice sufrir demasiado. Tanto pensar y pensar me hizo razonar, y ella sufre por mí… por mi maldita presencia.
Por más que me quede solo, llorando y sintiéndome una completa basura debía dejarla ir.
Tan solo con la idea de renunciar a ella me daban ganas de matarme, y morir desangrado, lastimarme con un corte, equivalentes a todas las lágrimas que derramó ella por mí.