Capítulo 5

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Y tanto que había traído consecuencias, la madre que me hizo...

Adara se pasó toda la mañana preguntando a todas las chicas si habían visto a una hermosa chica, básicamente a mí como chica. Dylan y Nathan se reían por lo bajo y no pude evitar pisarles los pies haciendo soltaron un quejido de dolor.

–No hace falta que seas tan agresiva. –le fulminé con la mirada y Dylan sonrió apenado. –¿Qué tal si le preguntamos a Adara sobre la chica?

–Ni se te ocurra, Dylan. –le regañé, pero fue muy tarde.

–¡Oye Adara! –gritó y la chica vino a nuestro encuentro. –¿A quién buscas?

–Ayer vi a una chica que no había visto nunca, y quería saber de ella. –respondió algo nerviosa. –¿Sabéis algo?

Miré a ambos chicos; Dylan sonreía con pícaro mientras Nathan me miraba con curiosidad.

Yo los mataba.

–Solo sé su nombre. –¡Ni se te ocurra, Dylan! O estás muerto. –Se llama Evelyn.

–Muchas gracias. –agradeció la chica con una sonrisa, y se marchó contenta.

–Creo que hoy va a morir alguien. –susurré en un tono oscuro en su oído, observé como se estremeció y sonreí.

Lo que le hice a Dylan como castigo fue encerrarle en un armario con una mofeta, el animal lo saqué de uno de los chicos nerd. Luego de aquello nadie en su sano juicio se acercaba a él, también empezó a decirme que se vengaría de alguna manera por lo que le hice.

La semana pasó sin ningún otro incidente contra Adara, ella seguía queriendo saber quien era aquella chica. El ser un chico me iba cansando cada vez más, hasta el punto en el que le dije a Julia que volvería a ser Evelyn salvo por el hecho de que seguiría durmiendo en la sección de chicos.

Julia informó a los profesores sobre mi cambio, ellos tuvieron que decir que Ewan tuvo que marcharse por razones personales y ahí entre yo. Nada más entrar tuve la mirada de Adara puesta en mí, tuve que sonreír un poco pero por dentro rezaba en que no me preguntara nada.

Dylan y Nath me veían con una sonrisa, y los demás me veían curiosos.

–Encantada de conoceros, me llamo Evelyn Jones y hoy estudiaré con ustedes. –sonreía con cierta soberbia.

Me senté junto con mis amigos mientras el profesor comenzó a dar la clase con normalidad. La hora pasó volando, o al menos para mí y con mis amigos decidimos irnos a dar una vuelta por la ciudad para echar un ojo en las tiendas. La directora nos había informado que pasado mañana haríamos una excursión a una escuela de hípica, y que llevásemos el calzado adecuado.

Es por eso que ahora me encontraba viendo unas zapatillas de deporte, me decanté por unas de color negro con una línea azul en diagonal. Las pagué y esperé fuera a que ambos chicos terminasen de hacer sus compras.

–¡Al ladrón! –gritaron unos metros detrás de mí.

Vi como un tipo le robaba el bolso a una anciana y venía corriendo a mi dirección, por cómo miraba a los lados supe que era primerizo a la hora de robar por lo que era fácil detenerle. Extendí mi brazo derecho y al hombre no le dio tiempo de reaccionar, se comió mi brazo y cayó al suelo, sujetándose la cabeza por el dolor.

–Robar está mal, por si no lo sabes. –le dije cogiendo el bolso.

Los policías no tardaron en llegar y mientras se encargaban de él me acerqué a la señora para entregarle su bolso. Ella estuvo muy agradecida y no sabía cómo darme las gracias, así que se puso a rebuscar en su bolso algo que darme.

¿Hacemos un Desmadre?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora