Capítulo 23

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Estaba mirando un canal de la televisión que había en la habitación donde estaban echando una película de Astérix y Obélix, me empecé a reír de unas de las escenas cuando llamaron a la puerta, y seguidamente Jason, Fred, Luna y los señores Zarco entraron. Bajé la voz de la televisión justo a tiempo antes de que Jason me abrazara.

–¡Eve! –gritó abrazándome, y sentí como comenzó a llorar. –No sabes lo preocupados que nos tenías. Me recorrí toda la ciudad buscándote.

–Yo también me alegro de verte, Jason. –al separarnos le sonreí.

Él se separó con una sonrisa mientras que Henry y Anne se acercaban sonriendo hacia mí, nos dimos un abrazo e hice una mueca al moverme más rápido de lo que realmente podía. Les estuve contando mi experiencia en aquel lugar mientras estaba secuestrada, ellos por su parte me contaron lo preocupados que estaban, al igual que Adara y el resto de mis amigos.

–Tu hermana se quedó con Adara y los demás, estaba intentando persuadirlos para que vengan. –dijo Henry mirando a su esposa por un momento y luego a mí. –Aunque me da que conseguirá su cometido.

–Mi hermana puede ser muy insistente a veces. –dije entre risas, y luego sonreí. –Pero siempre consigue lo que quiere, es algo que admiro de ella.

–Y tú no te quedas atrás, has sido muy valiente.

El comentario de Anne hizo que me sonrojara y mirase a otro lado por la vergüenza, algo que hizo reír a todos los presentes de la sala. Las horas pasaron y nos la pasamos contándonos anécdotas o simplemente contarme lo que ellos vivieron cuando supieron que estaba secuestrada.

–Nos costó mucho que Adara saliera de su habitación, pero sobre todo nos costó que comiera algo. Se culpaba de lo ocurrido y de haberse enfadado contigo, creíamos que era imposible rescatarte con vida cuando Fred nos avisó de que te habían localizado. –me explicó Anne después de que Fred y Luna se marcharan a atender unos asuntos de la Organización.

–Todo el grupo con el que Adara se juntaba ha sido interrogado por los agentes, pero afortunadamente tan sólo Axel sabía de los planes de Rois, el resto eran meros peones para él.

La hora de visita había acabado justo cuando empezamos a escuchar algunos gritos que venían del pasillo. Anne y Henry dejaron de recoger sus chaquetas ya que se iban a ir, cuando escuchamos una voz conocida chillar, o mejor dicho, varias voces.

–¡No lo haré!

–¡Te mueres por verla, no seas terca!

–Sino lo haces, me quedaré yo con Evelyn.

–¡Ni se te ocurra, Brooke!

–¡Entra ya, que quiero ser tía!

Miré a los señores Zarco quiénes parecían divertidos con la situación, en eso la puerta se abrió revelando a Adara, Brooke y Lizbeth, estas dos últimas estaban empujando a Adara dentro de la habitación. Adara me miró haciendo que dejara de hacer fuerza, algo que aprovecharon para darle un empujón y que cayera de boca contra el suelo.

–Siento que hayas besado el suelo en vez de a mi hermana.

–Te juro que te daría un buen golpe.

–No hace falta, cuando vuelva mi esposa me reñirá. Aunque eso es bueno porque cuando se enfada el sex...

–¡No queremos saber tu vida privada! –le gritó Brooke a Lizbeth, haciendo que mi hermana se riera divertida. –¿En serio es tu hermana? No os parecéis.

–¡Oye!

Miré a mis amigas con una sonrisa al igual que el resto de los presentes que estaban en la habitación. Mi mirada se encontró con la de Adara y ambas nos quedamos mirándonos con unas pequeñas sonrisas. Al parecer los demás se dieron cuenta y salieron de la habitación para darnos privacidad, Brooke antes de irse me miró alzándome el pulgar haciendo que me sonrojara y mi hermana miró fijamente a Adara como si la estuviera advirtiendo de algo.

Cuando estuvimos al fin solas Adara se acercó a mí hasta sentarse en la silla que antes había ocupado su madre, quería hablar pero no sabía por dónde empezar, y antes de que pudiera, Adara me estaba abrazando mientras comenzaba a sollozar, algo que me apenó y le devolví el abrazo.

–No sabes lo mucho que me alegro de que estés bien. –susurró aún abrazada a mí.

–Lo siento. –fue lo único que pude decir en aquel momento. –De verdad, no era m intención.

–Mis padres me han puesto al tanto. Creo que si yo estuviera en tu situación, habría hecho lo mismo.

–Aún así quiero pedirte perdón. Quería hacer mi trabajo lo mejor posible, y olvidé que lo que más importa son los sentimientos de las personas. Aunque creo que el karma ya me ha castigado. –comenté en broma haciendo que Adara se separase de mí y me mirase seria.

–No bromees con eso. Rois nos mandaba vídeos torturándote, y no sabes lo que daría por estar golpeándolo con un martillo.

–¿Desde cuándo eres tan agresiva?

–Desde que te secuestraron de mi lado.

No pude evitar sonrojarme y sentir el cuerpo arder, me tapé la cara con la almohada haciendo reír a Adara. La habitación estuvo unos segundos en silencio hasta que noté como Adara apartaba la almohada de mi cara haciendo que la mirase, ella sonrió acercando su rostro al mío hasta que me besó.

No sabía cómo reaccionar, nunca había besado a nadie pero intenté dar mi mejor beso abrazándola hacia mí. Después de unos segundos nos separamos en busca de aire hasta que nos miramos, ambas con las mejillas rojas y no pude evitar querer volverme a tapar la cara pero Adara lo impidió.

–Creo que tengo fiebre.

Adara comenzó a reírse haciendo que sonriera también, luego me dio un beso en la mejilla y me abrazó durante unos minutos antes de que Lizbeth y Jason abrieran la puerta para mirarnos con una sonrisa.

–Adara será la activa y Evelyn la pasiva de la relación.

–¡Jason! –le grité haciendo que él se riera.

–¿Habéis hecho el ñiqui ñiqui?

–Lizbeth por favor.

–Y para cuándo lo tuyo con Brooke, Jason. –comentó Adara haciendo que Jason la mirase serio, y le sonreí. –Parece que el avergonzado ahora es el otro.

–Cállate.

El resto de amigos entraron en la habitación, y Brooke se acercó a mí para abrazarme y decirme lo preocupada que había estado. Volví a contar mi experiencia en aquella cabaña y también el como acepté el trabajo que el señor Zarco había pedido, básicamente les conté todo y ellos prestaron atención, sobre todo Adara. Ella se sorprendió al saber que Brooke, Dylan y Diana sabían desde un principio que ella estaba en peligro, pero no sabían nada de la Organización.

Algo que me preocupó ya que Fred y Luna habían sido muy insistentes en no dejar que nadie ajeno a la Organización sepa de su existencia.

Cuando llegó la hora de marcharse, Adara no quería pero al final la convencí para vernos mañana sin ningún problema. Ella aceptó y se despidió de mí con un beso haciéndome sonrojar, y que todos se rieran de mi.

–Os odio a todos. –dije con una pequeña sonrisa y las mejillas ardiendo.

–Sabes que nos quieres. –respondió Jason con diversión en su voz.

¿Hacemos un Desmadre?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora