CAPITULO TRES

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Jin Zixuan iba tan feliz, que no paraba de hablar, o mejor dicho, alardear de cuántas criaturas había recolectado en la montaña a lo largo de toda su vida.

La damisela Jiang iba en silencio, creyendo que podría estar en un mejor lugar, con una compañía menos intimidante.

Recordó a sus hermanos, y le llegó la idea que seguro la estaban buscando.

-- Oh oh, cuidado princesa -- El joven caballero la detuvo antes de pisar un charco de lodo -- No querrá ensuciar su hermosa vestimenta al pisar el fango -- Le ofreció la mano -- Venga, yo la ayudo a pasar --

Jiang Yanli al observar su mano, le pareció un acto muy caballeroso de su parte, así que lo aceptó, solo por educación.

Jin Zixuan la ayudó y con ese punto a su favor, siguieron el camino que fue adornado con más alardeos por parte del joven.

-- Princesa, ya casi estamos llegando --

Pasaron por un lugar lleno de palmeras que contenían hojas de mayor longitud obstaculizando el paso. El joven heredero sacó su espada y la volteó a ver.

-- Princesa Jiang -- Sonrió de lado -- Así es como se despeja un camino --

Los movimientos del filo con la espada fueron precisos, y eliminó toda la vegetación que se interponía en su camino.

Cuando terminó su grandioso acto de galanteo, le dio un giro a la espada y la ingresó en su funda correspondiente con una clara sonrisa presuntuosa.

-- ¿Qué te pareció? --

Su agrandamiento no duró mucho, pues, Yanli veía las hojas de las palmeras cortadas tiradas en el suelo, y luego se agachó para agarrar unas cuantas, totalmente deformadas.

-- ¿Por qué las cortaste? No me parece correcto algo como esto --

-- Bueno... Estaban interfiriendo el camino. Era importante para que no ensuciara su ropa --

-- Nunca dije que me molestaba. Entiendo lo del charco, pero no apruebo lastimar a los seres vivos para darle paso a otros -- Se levantó -- Por favor joven maestro Jin, no lo vuelva hacer --

Jin Zixuan frunció el ceño ante su petición.

Su intención fue despejarle el paso para no tener que escuchar sus quejas de que su vestido se hallaba atascado por las ramas, ¿Así era como se lo agradecía?.

El gesto de Jiang Yanli estaba serio, eso provocó en Jin Zixuan, más frialdad.

-- Bien. Sigamos --

De mala gana, el joven heredero caminó en silencio. Esa acción tan cortante, le hizo entender a la damisela que no le agradó que lo contrajera.

Cuando llegaron a su destino después de un largo e incómodo camino, tenían que pasar por un río que dividía ambas tierras.

De carácter obligatorio, se tenía que cruzar para llegar al valle de mariposas.

El joven heredero observó cada rincón del arroyo, y el agua era lo único que se escuchaba al recorrer.

-- Tenemos que atravesar el río. Es el único camino para llegar al valle de mariposas --

Al decir esto, sacó como acto inconsciente la parte más alta de su espada, no obstante, quedó a medio camino cuando recordó lo que pasó hace unos minutos con las palmeras.

Ese asunto le hizo creer que no iba a ser nada sencillo lograr que una damisela, vuele cómoda sobre una espada cuando posiblemente, nunca lo había hecho en su vida.

La compleja confesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora