CAPITULO TRECE

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Una fresca brisa del atardecer se presenció en todo el bosque, en donde las manos unidas de aquel chico y la hermosa damisela, reflejaba el cálido amor que los unía.

Jin Zixuan la apretaba con fuerza, mientras que Jiang Yanli se unía a su hombro, sonrojada por estar viviendo esta hermosa ilusión a su lado.

Una mariposa azul se coleo por su camino y eso provocó que el joven Jin sonriera con una idea.

-- Princesa Jiang, quiero que cierre los ojos y me siga. Yo la ayudaré a caminar  --

La damisela lo observó y al detallar su hermosa sonrisa, sonrió de vuelta y acato su orden.

Se aferró fuerte a su mano, mientras él la guiaba con sutileza por los lugares menos concurridos por las piedras y material orgánico en el suelo producto de más hojas.

-- Bien princesa, si quiere abra los ojos para que suba estos escalones, pero no mire hacia el frente --

Ella asintió, y emocionada, le hizo caso. Subió los escalones de piedra, y cuando llegaron al último escalón, volvió a cerrar los ojos.

Jin Zixuan se ubicó detrás, y le susurró al oído.

-- ¿Recuerdas cuando quise mostrarte el valle de mariposas? Pues... Abre los ojos --

Jiang Yanli los abrió con lentitud y sus ojos se iluminaron de sobremanera al presenciar lo hermoso de enormes nubes de mariposas azules volando por todo el sendero.

Se cubrió su boca, sin poder creer tanta belleza.

Una mariposa pasó por el frente y ella se fue a seguirla, ingresando más hacia la nube azul.

Jin Zixuan la siguió con una clara alegría por verla tan feliz.

-- ¡Me encanta! -- Dijo ella en voz alta, sin poder dejar de verlas -- Joven maestro Jin... Esto es... Muy maravilloso  --

-- Sabía que te encantaría -- Alzó su mano por encima de su cabeza, y logró que una de las mariposas se posicionará en el dorso de ésta.

Se la acercó a la damisela para que la pudiera ver con más detalle y así contemplar sus alas azules.

Jiang Yanli parecía una niña pequeña en una tienda de dulces. Feliz por ver esta maravilla.

La mariposa se fue volando de la mano, y la damisela fue tras ella, queriendo sumergirse entre el grupo azulado.

Jin Zixuan la observaba desde lejos, jugueteando y sonriendo.

Como acto seguido, el joven maestro giró hacia sus costados y observó unas hermosas flores moradas que inundaban el nido.

Se acercó y desprendió la más linda, oliendo su hermosa fragancia.

Por otro lado, Jiang Yanli intentaba que una de las mariposas se posara en su mano como lo hizo el joven heredero Jin, pero ninguna se atrevía.

Con su mano en el aire, un cálido agarre la tomó desprevenida y se deslizó por todo su brazo hasta llegar a su palma.

Su espalda fue recostada ligeramente al pecho ajeno. Su mano en alto fue envuelta por los tiernos dedos masculinos, y su hombro sintió el apoyo de su cabeza.

Con la otra mano le rodearon su cintura, abrazándola, y eso la hizo sonrojarse y sonreír mucho más de lo que estaba.

-- Te la regalo -- Llevó la flor hacia el frente, y ella la sostuvo con mucha ternura.

-- Gracias... Joven maestro Jin --

Él sonrió -- ¿Sabes cómo puedes lograr que una de ellas se posicione en tu mano? -- Ella negó -- Así --

La compleja confesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora