CAPITULO OCHO

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-- Así que... Eso es lo que debemos hacer --

Wei Wuxian suspiró cansadamente y se levantó después de estar hincado. Detalló mejor lo que decía ese gráfico, analizando sus pros y contras.

Colocó su mano debajo de su mentón y luego asintió.

-- Bueno, en vista que no hay nada diferente que implique amenaza... Supongo que debemos intentarlo --

Se giró hacia Lan Wangji quien estaba parado atrás, pero ante la idea de que le estaba prestando atención, ahorita estaba distraído entre sus pensamientos.

Desde que despertaron después de pasar toda la noche juntos, Lan Wangji no había dicho ni una sola palabra.

Estaba muy callado, más de lo normal.

Él no era de criticar, pero sabía perfectamente que andaba raro.

Un achicamiento de sus ojos se manifestó cuando se dio cuenta que el Lan agachó la mirada.

-- Lan Zhan... -- Se acercó para susurrarle -- ¿Qué ocurre? ¿Estás nervioso por decir lo que tanto piensas de cada uno de nosotros? Vamos... Estás más callado de lo usual --

Tocó su mentón para elevar su rostro, acción que agarró al Lan desprevenido.

-- Vamos Lan Er- gege. Dime en qué piensas --

Lan Wangji se impresionó al escuchar ese apodo.

-- Si quieres... -- Sus dedos caminaron por su hombro, encima de la tela -- Puedes decirme lo que piensas de mí ahorita mismo... --

-- ¿Qué están haciendo? -- La voz de Jin Zixuan apareció de imprevisto, haciendo que Lan Wangji tomara distancia. Wei Wuxian frunció el ceño por haber arruinado el momento.

-- ¿Se puede saber qué estás haciendo tú? -- Preguntó Wei Wuxian al verlo acercarse.

-- Lo pregunté primero -- Se cruzó de brazos -- ¿Qué rayos está pasando aquí con ustedes? --

-- Vaya... Pero qué entrépito -- Bufó -- Yo ya decía que algo olía muy mal aquí, y resulta que eras tú. No te basta en llegar a interrumpir, sino que también, te metes en lo que no te importa --

Jin Zixuan frunció el ceño, y tuvo sus buenas intenciones de responderle, pero Yanli actuó.

-- A- Xian... -- Se interpuso entre ellos -- ¿Pudieron encontrar una solución? --

Wei Wuxian suspiró y relajó sus músculos para ignorar por completo al Jin.

-- Si Shijie, según Hanguang- Jun y yo, creemos que si decimos lo que pensamos de cada uno de nosotros al frente de esta estatua, hay posibilidad que la leyenda sea cierta y encontremos una salida --

-- ¿La leyenda sea cierta? -- Jin Zixuan habló -- ¿Qué es eso? ¿Ahora estás delirando? ¿Hasta cuándo les tengo que decir que las leyendas en este bosque no existen? --

-- Ni siquiera conocías que este bosque estaba encantado, hasta el punto de eliminar nuestros poderes espirituales. ¿Ahora vienes a decir que las leyendas no existen? No me jodas --

-- ¡Cállate Wei Wuxian! --

Se puso a la defensiva, pero, antes de sacar sus garras como gatito rabioso, Jiang Yanli tocó su mano con antelación, logrando que el joven Jin la volteara a ver, con una expresión menos hostil.

-- Tranquilo Joven maestro Jin. A lo mejor pueda tener razón. El joven maestro Lan leyó esa roca y decía que si confesamos lo que pensamos o sentimos de cada uno de nosotros, nos mostrará la salida --

La compleja confesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora