CAPITULO DIEZ

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Advertencia: +18》

...

Llegaron al frente del gráfico sin entender en lo más mínimo qué hacer, o al menos, eso pensaba Jin Zixuan.

-- Entonces... Lo único que tengo que hacer es decir mis más puros sentimientos a este garabato --

Lan Wangji asintió -- Así dice la roca --

-- Si, si... -- Jin Zixuan volteo los ojos disimuladamente y suspiró con las manos en las caderas. Su nivel de nerviosismo se elevó a mil.

Realmente tenía que confesar sus sentimientos, de lo cuales, la mayoría de ellos nunca tuvieron la oportunidad de ser reconocidos en el pasado.

Siempre se escudaba con dejarlos allí, encasillados, pero ahora tenía que analizarlos y expresarlos.

Giró hacia Lan Wangji y comprendió que debía decirlos al frente de él.

"Genial..."

Pensó.

Sin darle más largas al asunto, se acercó al gráfico.

Se preparó con unos idóneos estiramientos, además de una previa vocalización para no tartamudear inultimente en el intento.

-- Bien... -- Carraspeo -- Aquí voy... Dios de los besos... Mi nombre es Jin Zixuan, heredero del clan Lanling Jin y... Vine hacia ti con la condición de que entiendas que aprecio a una persona. Ella es Jiang Yanli, una chica, para ser más específico -- Sus manos le sudaban y tuvo la necesidad de llevar una al frente de su boca -- Ella... Se ha ganado mi cariño poco a poco. Espero que entiendas que estoy confesando que la quiero como una gran amiga cultivadora. En lo que a mí respecta, ya entiendo lo que me hace sentir; Una hermosa amistad --

Lan Wangji frunció el ceño ante sus palabras.

"¿Una gran amiga? ¿Una hermosa amistad? ¿Qué clase de confesión era esa?"

Jin Zixuan se quedó callado por unos segundos, y luego respiró.

-- Bien Dios de los besos. Realmente te digo que quiero que ella esté a salvo en todo momento. Deseo en lo más puros de mis sentimientos que la protejas. Además... Si ese es el caso, estoy seguro que conmigo nunca le faltara nada. Soy uno de los cultivadores más excepcionales que ha sido admirado a lo largo de todo el país. Así que por eso no hay mucho de qué preocuparse... --

Lan Wangji no sabía en qué pensar.

"¿Desde cuándo una confesión de amor se trataba de hablar de uno mismo?"

-- Y por última petición -- Concluyó -- Sácanos de aquí --

Con un porte de decencia, hizo una reverencia como finalización y luego observó sus alrededores, sin ver nada diferente.

-- ¿Qué pasó? ¿No funcionó? --

Lan Wangji suspiró, y en su rostro inexpresivo, se notaba una pizca de decepción.

-- ¿Estás seguro que dijiste todo lo que sentías? -- Preguntó.

-- Claro, recuerda que era crear una confesión de amor para que nos dejara libres --

Lan Wangji no tenía palabras. Como toda mente analítica se volvió a preguntar:

"¿A eso le llamaba una confesión de amor?"

Si eso para él era una confesión de amor, no quería saber cómo sería sus votos matrimoniales.

-- Pues no funcionó -- Se dignó a decir.

La compleja confesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora